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from Niebla politik

Es un hecho que el trabajo embriaga nuestra vida como una suerte de remolino. Está presente en nuestras conversaciones, en nuestras preocupaciones y, en definitiva, es una actividad inexorable en el desarrollo y en el progreso de nuestra sociedad. La lógica neoliberal ha concebido que trabajar es un prerequisito para alcanzar la madurez, de tal manera que puedas gozar del virtuosismo de ser un adulto hecho y derecho. Además, este discurso propugna a capa y espada que el trabajo nos hará felices, dado que constituye un medio de plenitud del ser humano. Por el contrario, más de uno pensará que todo esto es una sarta de memeces fruto de la servidumbre del Zeitgeist -espíritu de nuestro tiempo-.

El antropólogo anarquista, David Graber, abordó esta problemática en su prolijo ensayo titulado “Trabajos de mierda”, cuya premisa está enfocada en por qué se crean trabajos que, per se, son inútiles y no tienen una justificación válida para su existencia. El autor pone el acento en la burocracia, la administración de cualquier empresa pública-privada o en la industria financiera, las cuales han promovido la mierdificación del trabajo con tal de mantener a la ciudadanía de a pie ocupada. Imagínense por un momento gozar de una labor provista de un buen sueldo, pero siendo conscientes de que si dejara de existir, nadie se daría cuenta e, incluso, el sistema funcionaría mejor. Este fenómeno que permea nuestro cuerpo social se vuelve más acuciante en estos tiempos de incertidumbre, cuyas salidas están encaminadas a ser repartidores de Glovo por un salario precario o bien, convertirse en un coach vende humos al más puro estilo de Llados. Ahí está la fina línea entre los trabajos basura -trabajos reales mal pagados como el caso del repartidor- y trabajos de mierda -trabajos carentes de sentido pero bien pagados-.

Esta lógica que nos impone trabajar de cualquier cosa, independientemente de su utilidad, está suscrita por ideologías políticas situadas en espectros divergentes. La creación de empleo ha sido el mantra de la prosperidad económica, del bienestar y, por tanto, una senda que la realpolitik ha perseguido en aras de procurar la “felicidad”. El trabajo asalariado constituye de facto una forma de esclavitud consentida, en la medida en que la firma de un contrato laboral supone la compra-venta del tiempo al servicio del lucro empresarial. Nadie trabaja por gusto pese a que existan trabajos más reconfortantes que otros. Si esta promesa de felicidad fuera cierta, la gente corriente querría trabajar más tiempo y más duro a fin de alcanzar ese ideal de júbilo. ¿Que sólo tengo una jornada de 8 horas diarias? No es suficiente, póngame 12 horas y así seré más feliz. Esta contradicción inusitada parece sacada de una viñeta cómica, mas es un discurso que se emite desde los albores del capitalismo.

Recientemente se ha reabierto un debate respecto a esta cuestión en el contexto español. La ministra de trabajo, Yolanda Díaz, ha auspiciado que se aprobase la reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas a la semana -una reducción que, sin duda, resulta insuficiente-. No han tardado en salir a la palestra del debate público empresarios, periodistas, personalidades de internet, opinólogos y, cómo no, economistas como Juan Ramón Rallo o Daniel Lacalle, advirtiendo que esta medida sería catastrófica para las previsiones macroeconómicas -los únicos datos en los que están interesados estos pseudointelectuales-. Sigo esperando, todavía no ha caído ningún meteoro que provoque ese derrumbe estrepitoso que algunos vaticinaban, al igual que cuando las malas lenguas aseguraban que la reducción de la jornada de 12 a 8 horas en 1919 traería un colapso del sistema. Y, sin embargo, aquí estamos. Inequívocamente, los únicos actores interesados en que se trabaje hasta desfallecer porque si no se te tilda de vago, nini o desecho social siempre ha sido la clase capitalista. Mientras que la élite trabaja lo justo y goza de mucho tiempo libre, al trabajador se le exige laburar durante casi toda su vida para al final recibir lo justo para sobrevivir -y a día de hoy ni eso-.

El otro día me lo contaba mi pareja -cuyo trabajo consiste en atender clientes en una tienda de H&M-, que muchas veces tenía que aparentar que estaba ocupada realizando múltiples tareas, pese a que fueran inútiles. Esto quiere decir que ella, al igual que muchas trabajadoras, dedican un esfuerzo diario a teatralizar su cometido. Todo para contentar a los designios despóticos de jefes y jefas, afanosos por las métricas, los balances, la productividad y la maximización de beneficios. El tiempo, al igual que la actividad en sí misma, han estado vinculados al trabajo asalariado, cuya esencia sigue vigente a día de hoy. “Trabajar te hará feliz” parece un eslogan perverso que recuerda a aquellas reminiscencias de un pasado totalitario teñido de desdicha y violencia política.

Aquellos amos clamaban al cielo que el trabajo nos haría libres, que las cadenas se romperían una vez hayásemos culminado nuestra gran obra como humanidad. El economista británico, John Maynard Keynes, auguraba que el capitalismo nos liberaría del trabajo y que la automatización de la producción sentaría las bases para que la muchedumbre pudiera gozar de más tiempo libre. Pues aquí siguen esperando billones de personas obligadas a trabajar en trabajos de mierda, en trabajos basura, en trabajos que nos roban el tiempo, la vida y nuestra memoria para recordar. Seguimos rezando a billonarios, políticos, inversionistas e intelectuales con la esperanza de propiciar la transformación social hacia un postcapitalismo, donde podamos vislumbrar esa tierra prometida junto a nuestros allegados. Donde no nos sintamos enajenados, miserables e inmersos en una depresión crónica por culpa de un trabajo. Donde la felicidad no se instrumentalice en pro de tornarse un fin de explotación de la esencia del ser humano.

No hay que dar tantos rodeos, porque la respuesta reside en todos los pueblos que, con su capacidad de resistencia, son capaces de autoorganizarse, apoyarse mutuamente y provocar ese cambio en favor de una liberación del yugo capitalista. Lo vimos en la DANA de Valencia con la movilización del pueblo español, lo presenciamos en Gaza con la ayuda internacional y también lo comprobamos con la acción directa de los kurdos en Siria. La cooperación social y el trabajo colectivo son armas capaces de romper el orden hegemónico.

 
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from GRUZOFA

The Cause

I don't believe This is the End

This can't be The End

As long as there will be one Palestinian In the world Or one ally It won't be the End

We will come back We will rebuild We are already rebuilding...

Because The Cause... Even with all the bombs Of the world You cannot kill The Cause

I heard about Bisan The journalist...

She has entered her home And with little That still remains She's preparing Her living room

The Faith is great

 
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from Niebla politik

Palabras resuenan en mi cabeza cada vez que caigo en un profundo letargo. “No te preocupes”, decía mi madre ante cualquier inestabilidad, ante cualquier crisis que me asaltara en aquella penumbra de pensamientos rotos. Creía -ingenuamente- que todo pasaría, que esas preocupaciones fútiles desaparecerían con el pasar de las estaciones. Estaba completamente equivocado. A medida que avanzaba en el juego de la vida, la mochila se iba cargando con más piedras que, para bien o para mal, determinaban mi deriva como individuo. Supongo que así es la vida, es lo que hay, ¿verdad?

Especialistas de la psicología aseveran que la construcción de nuestra personalidad se forja durante nuestra niñez y adolescencia. Que lo que viene después respondería a ciertos ajustes, aprendizajes o experiencias que condicionan, a su vez, nuestra manera de entender el mundo. Y no sólo eso, también nos empapamos de sesgos por parte de nuestro entorno, bebemos de la sabia procedente del sistema de valores que nuestros más allegados esperan que lleguemos a cristalizar. Dicha premisa parecería apuntar a que no podemos escapar de la influencia de nuestro entorno. Que nunca llegaremos a erigir nuestra individualidad sin injerencias exógenas. Aunque tampoco es de extrañar dada la naturaleza social del ser humano.

Familia, amigos, gente que viene y va como una noria. Todas estas piezas comportan un impacto ad hoc en la conformación del individuo, en la medida en que determina nuestros traumas más lúgubres, nuestra máscara social, nuestras inseguridades y, en definitiva, nuestra identidad. Cuando uno habla de preocupaciones, de problemas que, aparentemente, no obedecen a nada tangible o, al menos, que se pueden vislumbrar en el horizonte, la respuesta siempre se encontrará en lo pretérito. Es a través de ese ejercicio introspectivo cuando se halla la llave en pos de identificar qué es lo que anda mal. No es una tarea sencilla descender al abismo en cuyo fondo anidan nuestros más oscuros miedos.

Mi familia siempre ha depositado esperanzas en mí, expectativas que, desde mi más tierna infancia, me han perseguido hasta a día de hoy. Esto ha supuesto -y, me imagino, que más de unx se habrá sentido así- un nivel de autoexigencia que, en múltiples ocasiones, ha derivado en una preocupación latente en torno a mis resultados, a mi porvenir o a la imagen que proyecto al resto de personas. Como si tuviera que adecuar mi rostro dependiendo del contexto social en el que me mueva. Se traduce en un parecer, mas no ser. Las trincheras del conflicto interno se despliegan como si se tratara de una maquinaria de guerra. Cada gesto, cada información que vierta, cada comportamiento debo mediarlo de tal manera que sea mi mejor arma en virtud de la cual, reproduzca lo que se ha esperado de mí. Esta espera se eterniza, puesto que jamás se cumple esa imagen autoimpuesta, esa promesa difuminada en la memoria.

Allá dondequiera que mire, atisbo expresiones de desasosiego, gentíos que vagan por las calles sin rumbo, desprovistos de aquella libertad idealizada de poder ser. Las ataduras sociales condicionan nuestra percepción, alimentan al sistema totalizador en el que nos ha tocado vivir. Las familias tal y como están constituidas son, al fin y al cabo, una extensión más imprescindible para la reproducción social del capitalismo. Llegué a creer que en el seno familiar residía mi refugio, mi salvavidas frente a cualquier inclemencia. No en vano, con el tiempo me percaté de que el origen de mi ansiedad existencial es fruto de esos mandatos sociales que permean nuestro círculo íntimo. Así, la homogenización de esa masa estéril desprendida de todo rasgo distinguible representa ese paradigma del cual no puedo huir. De ahí radica mi preocupación mamá, no quiero convertirme en un extraño para mí mismo, en el extranjero de Camus, en un reflejo de alguien cuyo rostro impostor me mira a los ojos sin vacilar. Fijamente, hasta que satisfaga sus anhelos más alienantes.

 
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from Antígona i els Fenicis

Licénciame humana imperfecta Compartir-Igual

No me degeneres artificial difuminada intensiva.

Nadie me querría estocástica sin lugar sin alma.

Menos inteligencia generativa y más generosidad colectiva.

Cópiame, como se copia la vida.

 
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from Niebla politik

Desde hace años todo parece una concatenación de memes efímeros aptos para satisfacer los más bajos instintos de los consumidores. Viñetas, mensajes, propaganda que, pese a su aparente naturaleza inofensiva, construyen un sentido coherente dentro del imaginario colectivo de internet. Mercancías cómicas que fabrican ideologías, valores, marcos conceptuales que, inequívocamente, influyen en el transcurso de la cultura política. La memecracia es una realidad inseparable de nuestra forma de consumo inmediato. Estos elementos semióticos, aunque útiles para los más mentecatos, reducen de un modo radical la complejidad social que deviene el mundo en el que vivimos.

Es cierto que el humor se puede utilizar como un arma política contra el poder hegemónico -de ahí surgen las famosas sátiras del siglo de oro español-. Sin embargo, esta tendencia totalizadora comporta una apropiación del ciberespacio en virtud de los intereses del statu quo. La circulación masiva de memes diluye el debate público, dando como resultado una cantina de risas y fiestas donde los temas que de verdad importan se banalizan al extremo. Todo este fenómeno exacerbado busca la espectacularización de la política, el denominado politeintment, es decir, que todo asunto político sea, a su vez, un elemento de entretenimiento y humor. A priori, esto no debería ser una desventura, ni mucho menos. El problema radica en qué actores empiezan a controlar la producción de memes en internet.

Si uno es audaz, se empezará a dar cuenta de que, tanto las grandes empresas como los partidos políticos, han empezado a adoptar la memecracia como una estrategia de comunicación efectiva para acercar un prisma ideológico a la muchedumbre que habita internet. En España, no hay más que dilucidar los memes generados por Vox -el partido de ultraderecha-, pero también el PSOE o Sumar. Y no solo la clase política o empresarial, sino que los propios líderes de opinión -o también llamados “influencers”– llevan tiempo promoviendo, compartiendo e, incluso, reaccionando a este tipo de contenido humorístico que lo impregna todo. Por ende, las grandes audiencias que manejan estos actores beben de memes cotidianamente y eso encierra una producción masiva de opinión. De hecho, la infantilización se la sociedad fruto de esta memecracia está correlacionada con la polarización política que estamos experimentado. Y más concretamente con el auge del fascismo en occidente -no hay más que observar fenómenos como Pepe the frog o Wojak, memes muy popularizados dentro de la fachoesfera-.

Está claro a estas alturas que los memes son un medio de propaganda infalible en estos tiempo de sobreestimulación informativa. Son caramelitos fáciles de consumir, de manera que se convierten en productos de usar y tirar. Asimismo, los mensajes son claros y precisos, -pese a estigmatizar, reducir o discriminar- pero generan un gran impacto en el usuario que lo visualiza. Para más inri, esta memecracia centralizada reproduce la violencia sistemática ejercida contra aquellos reductos sociales provistos de otras formas de pensamiento cuyo afán es velar por un mejor porvenir. Las big tech y los gobiernos conocen el virtuosismo de esta praxis comunicativa originada en los albores de internet. Estos tecnofeudos saben que, valiéndose de bots o, más recientemente, de la IA, pueden controlar la opinión pública a través de risotadas superfluas en forma de memes, memes y más memes. De esa manera se genera demasiado ruido como para oír voces disidentes que gritan desde la lejanía.

Ya decía yo que todo esto desprendía un hedor pútrido. Últimamente hemos sido testigos de cómo figuras como Donald Trump, Elon Musk o J.D. Vance -el vicepresidente de EEUU- protagonizaban escándalos o situaciones surrealistas que podrían encajar en un sketch de los Monty Python. Se dice que en política toda acción conlleva una reacción. ¿Acaso la “realpolitik” se está convirtiendo en un meme en sí mismo? ¿Los problemas estructurales que nos atraviesan a nivel multidimensional se han convertido en meros memes fugaces? Desviar la atención es un rasgo inherente a nuestro sistema mediático, en la medida en que oculta la magnitud de la desigualdad material que compromete el contrato social. Por muy gracioso que suene, siento que nos conducimos a una memecracia totalitaria, donde ya ninguna noticia es lo suficientemente acuciante como para tomársela en serio. Así volvimos a ese bucle infestado de memes en cuyo regazo reímos sin parar junto a nuestros contactos, hasta que no quedase nadie dispuesto a reírse más.

 
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from Es Mur i Sa Menta

Les plantes t'avisen de l'arribada de la primavera abans que el teu cos ho noti. Crec que són les hores de llum diàries, astronòmicament precises, més que no pas la temperatura, tant variable.

Tot comença a créixer a un altre ritme, sobretot les lletuges, que a l'hivern tarden uns tres mesos i ara si et despistes t'espiguen. Algunes perennes o bianuals podades, com les pebreres (Capsicum), ja rebroten.

Pebrera rebrotant)

Aquest és l'estat general de l'hort a dia 27 de febrer. Si el comparem amb horts que llauren amb motocultor, i planifiquen l'horta d'estiu i d'hivern com blocs separats, no hi ha comparació. Un desert terrós vs policultius on mai deixa d'haver-hi flors, fruits i fulles.

Es Mur Es Mur

Sa Menta Sa Menta

cdf680707c77ade3 Collita de pèsols al març

f488fc50bbfcbf8b Collita de faves, cebes i porros al març

 
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from GRUZOFA

La Vie Est Belle

Anch'io appartengo a questo mondo

Appartengo a questo mondo Più di quanto tu possa pensare E di quanto possano pensare quelli che lo “abitano”

Sono stato predestinato a questa vita

Alla marsigliese: “Je suis d'ici, mon fils” !

Vive la vie ! La vie est belle !

 
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from Antígona i els Fenicis

No soy matemático ni se me dan bien las matemáticas, pero creo que soy capaz de entender algunas limitaciones “físicas” un poco por encima de la media. Lo digo con honesta humildad, se me da bien la lógica y el pensamiento visual (y, por otro lado, muy mal la aritmética y el cálculo).

Llevo un tiempo pensando sobre las cosas que una IA puede hacer, las que no puede hacer, pero quizás llegue a hacer algún día, y las que no podrá hacer jamás, por razones lingüísticas, o matemáticas, o de diseño, o como lo queráis llamar, que nada tienen que ver con su “nivel” de desarrollo tecnológico.

En mi cruzada anti-hype de barra de bar, me he referido a los LLM, al “razonamiento”, a la “destilación”, al problema del pulpo de la profesora Emily M. Bender, a lo de Deepseek y tal, pero he tratado menos otros tipos de IA generativa: la generación de imágenes (GAN y Diffusion principalmente, aunque creo que ya no importa demasiado, porque ya todas usan soluciones mixtas y muy complicadas de entender). Pero a lo que voy, creo que la idea general que expongo cuando hablo de las limitaciones de los chatbots (LLM) son también aplicables a estas últimas. Y si alguien me quiere contradecir, encantado de escuchar y aprender.

Dice una sabia expresión popular: De donde no hay no se puede sacar. Es un principio básico. Si entrenas una IA para distinguir entre perros y gatos, nunca jamás llegará a identificar un elefante. En los últimos años han aparecido “trucos” realmente ingeniosos para afinar estos problemas académicos, pero el “de donde no hay no se puede sacar” sigue y seguirá siendo impepinable. Y es posible que el aprendizaje profundo (deep learning) haya consumido ya TODO su campo de entrenamiento (incluidas partes con copyright y privadas, ilegalmente sustraídas) y eso es un problemón académico y bursátil importante.

Meme "is this a pigeon" sobre IAs. El prompt pregunta si la mariposa es un gallifante (un animal imaginario de la tele española de los 80). La mariposa le llama boomer.

Os dejo un par de videos del profesor Michael Pound que lo explica muy bien: – Has Generative AI Already Peaked? (2024) https://www.youtube.com/watch?v=dDUC-LqVrPU. – How AI Image Generators Work (2022): https://www.youtube.com/watch?v=1CIpzeNxIhU

Por resumir, si ChatGPT quiere seguir mejorando como poeta —y mientras no se descubra una civilización alienígena con larga tradición literaria que aún no se haya robado escrapeado—, solo podrá seguir entrenándose leyendo “poesía artificial” generada por ella misma. La literatura humana, de todos los tiempos, en todos los idiomas, la buena y la mala, ya la ha “aprendido” toda. Claro, este proceso es catabólico, (va degradando la calidad de sus fuentes de forma iterativa) que en poesía quizás hasta produce algo chulo... pero en física o en medicina... estamos hablando de que alucine con planos dimensionales que nadie será capaz de refutar o validar, o de investigar curas para enfermedades que, literalmente, no existen.

Volviendo a la generación de imágenes. Como todo diseñador gráfico, me he dedicado y me dedico al “retoque de fotos familiares” como parte de mis tareas domésticas no remuneradas. He borrado fondos, blanqueado dientes y añadido a personas en fotos de grupo. (Nota para millennials: Antes de la normalización del selfi, era habitual que quien tomara la foto pidiese cambio, por lo que tenías dos fotos casi idénticas, con una persona ausente en cada una de ellas). He realizado montajes tan adorables como “creepys”, como situar un bebé en la falda de una abuela, demasiado mayor para viajar a abrazar a su nieta recién nacida, y que recibió el montaje en forma de regalo. El objeto, carente de toda veracidad, valió la pena. Hago esta introducción para evitar el charco de lo que es “real” y lo que no. Para mí, la fotografía familiar es un género artístico más parecido a la pintura de cámara del siglo XVIII que al fotoperiodismo, una forma de expresión colectiva y social que moldea la realidad a su antojo.

Hoy me ha tocado un clásico, una imagen con malísima resolución, y me he puesto a probar las soluciones tecno-mágicas de ampliación de imágenes. Para ser honestos, desde la última vez que lo probé ha mejorado mucho. Muchísimo. Ya no se inventa manos de seis dedos.

Pero al fin y al cabo, el problema es el mismo, y tiene difícil (o imposible) solución. Cuando la imagen inicial es de una persona que conoces bien (en este caso, mi sobrina) notas como que le cambia el gesto. Algo inherentemente humano desaparece de la foto “mejorada”. ¿Contendrán las fotos el espíritu de las personas retratadas? ¿Será que se pierde el aura que enunciaba Walter Benjamin con cada reproducción? Lo que sea: La sonrisa, los dientes... en la imagen ampliada, ya no es ella. Luego, no me sirve.

La sonrisa de mi sobrina vs. la sonrisa de todas las sobrinas caucásicas del mundo

Y aquí es donde vuelvo a recordar lo importante que es diferenciar entre el “dataset” y el “prompt” y eso de que “de donde no hay no se puede sacar”.

El resultado vale como foto “de stock” de una persona anónima, ya que es un collage de otras caras, o para ser precisos, DE TODAS LAS CARAS DE TODAS LAS NIÑAS CAUCÁSICAS QUE HAY EN INTERNET. Por muy foto-realista y convincente que sea el resultado, no está de más recordar que es más una pintura que una foto. Por eso “dibujan” tan bien la ropa y los zapatos, los animales o personas anónimas, pero fallan con los retratos. El posible “peak” de la IA generativa y el “zero-shot” son problemas muy interesantes para lxs académicxs (y muy peligrosos para lxs tecno-flipadxs que inviertan sus ahorros en fantasías futuristas).

La disposición de los dientes es algo tan personal como una huella dactilar, tanto que se usa en la identificación de cuerpos, y afecta muchísimo a la expresión de una cara humana... ¿Cómo podría jamás acertar la sonrisa de mi sobrina si no la conoce? Lo siento, pero de momento me resisto a que mi madre enmarque en su salón la cara de una desconocida. Y sí, podríamos entrenar a la IA con muchas fotos de mi sobrina, claro que sí. Pero si mi madre tuviese tantas fotos de su nieta en buena resolución... ¿Necesitaría ampliar las de mala calidad? Ya te digo yo, sin ser matemático, que no.

PD. Otro video reciente que explica el Peak Data (posterior a este texto): https://www.youtube.com/watch?v=IOh0SL3C4

 
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from lupalomo

INFATUADA DE AMOR Llena de amor, solo veo amor. Levanto la cabeza y siempre las he odiado pero hoy me encantan las gaviotas. No he tardado mucho en darme cuenta de que no son las gaviotas, es la vida. El agua turbia y verde, esa rama caída, el sol cuando me ciega y la sombra cuando me hiela. Me encantan. No se trata tanto del mundo como de mis ojos al vert- contemplar.

En este momento todo lo que me rodea es lo más hermoso que jamás hayan encontrado mis ojos. En este momento estás conmigo y no tenemos prisa.

Tu belleza y tu paz son tan grandes que se proyectan en el entorno y contagian cada elemento que defino desenfocando el fondo.

He visto tierra y mar lejos de tí pero me sigue apasionando el parque de la estación porque solo lo piso de tu mano. Solo lo pido de tu mano.

 
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from Niebla politik

Bro, bro, bro. Les tengo que contar algo bro, no paro de escuchar ecos de broismo. Los escucho en la calle, en el gimnasio, en comentarios, allá dondequiera que esté hay siempre un bro sentando cátedra sobre cualquier asunto que se le atraviese. ¿Inversiones? Ahí estará el cryptobro con mentalidad de tiburón cuyo consejo sobre invertir en Libra -la criptomoneda promovida por Javier Milei- no salió como él esperaba. ¿Feminismo? Ahí estará el bro antifeminista que te dirá: hey hey, el feminismo ha ido demasiado lejos. ¿Dietética y entrenamiento? Ahí estará el gymbro que se desvive en el gimnasio 24 horas al día y cuenta con un doctorado en nutrición. El bro está dotado de una multiplicidad de rostros que se adecúan al contexto en el que se encuentre. No sé en qué momento, pero se han convertido en los todólogos por excelencia.

Estoy empezando a pensar que se está configurando una nueva tendencia ideológica llamada broismo -el cuñadismo de la generación Z y millenial-. No es que sea una doctrina asentada como el marxismo o el liberalismo, ni siquiera una ideología política definida. Sino que representa una ola de pensamiento masculino totalizador que está embriagando con su testosterona todo el cuerpo social. Y vaya si lo está haciendo, hay pelos hasta en la sopa. Algunas personas arguyen que estos patrones masculinos responden a una crisis de la masculinidad y probablemente sea así. Que la sociedad no les entiende, que se sienten desplazados hacia un espacio marginal, que la realpolitik está obrando en virtud de las minorías y en detrimento de ellos. Salvo algunas excepciones, el broismo parece carecer de perspectiva, si quiera de rumbo, están perdidos en un laberinto de pensamiento acrítico.

Estos bros dedican parte de su vida a hacer gala de la magnitud de sus cojones, de lo tan, tan grandes y peludos que son sus dos bolas, como si formasen parte del patrimonio de la humanidad declarado por la UNESCO. No es de extrañar, el broismo se erige como un centro de datos inconexo, sesgado y diezmado de todo raciocinio. Es pues, el subterfugio seguro del conformismo barato, de la reproducción sistemática de la violencia contra las mujeres y contra el resto de personas. Ellos no se percatan del daño que provocan sus opiniones infundadas, fruto de su odio ominoso e ignorancia manifiesta. Esbozan palabras cargadas de bilis que se instalan en el ciberespacio. Desde X hasta Youtube. Desde Tik Tok hasta Instagram. Ser un verdadero bro nunca había sido tan rentable en los tiempos que corren.

La lógica del broismo es consustancial al ascenso de la ultraderecha en todo occidente. Refleja la vuelta de aquellas prácticas añejas, cuando los cojones bien puestos y la mano dura eran la norma. No importa qué tan informado estés sobre un asunto, es indiferente para ellos, su discurso de odio propagado en la red seguirá ganando adeptos bros. Nada de eso importa. Siempre tendrán una excusa, una justificación insulsa para perpetuar sus creencias antidemocráticas, alimentadas por un sistema incompatible con la vida y la realidad. Zurdos de mierda, pijiprogres, feminazis, incels, redpill, gigachads, menas o charos son algunos ejemplos de la terminología que utilizan en su día a día. Y es que, la filosofía que subyace -si es que se le puede llamar así- es vacua, inmoral e insustancial, carece de los matices propios de la sapiencia humana.

No en balde, la rendición ante ellos no es una opción. No podemos permitir que los bros conquisten cada vez más espacio discursivo. Cuando hablan de guerra cultural no están de coña, van muy en serio pese a tener una pinta de Jordi Wild. Los líderes de opinión parece que prefieren surfear esta ola con total pasividad, incluso algunos sumándose como buenos bros a la nueva hegemonía. Anhelo un mundo en donde no tenga que oler ese aroma rancio a brother, en donde no estallen trifulcas encarnecidas cuyo ganador tiene la polla más descomunal. Me niego a escuchar gritos salvajes provenientes de los autoproclamados macho alfa, cuyos alaridos ensordecedores están llenos de carencias emocionales. En definitiva, estoy hasta las narices de que todo sepa a rabo de toro, de que cada vez que volteo vea machos peleándose en el safari, de que todo parezca una competición de a ver quién mea más lejos. El broismo es una moda, pero como ya saben todas las modas son pasajeras. Y esperemos que esta moda se quede enterrada bajo los escombros de la masculinidad frágil.

 
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from Antígona i els Fenicis

Las ecotopías arquitectónicas necesitan fijarse más en Alvar Aalto y menos en Vincent Callebaut.

Detalle del ayuntamiento de Säynätsalo, Finlandia. Obra de Alvar Aalto. Se observa una escalera exterior realizada únicamente con listones de madera para escalonar el terreno, en el que crece la vegetación espontánea. A los lados,  y de fondo, las paredes del edificio de formas simples y geométricas, en ladrillo visto y con pequeñas ventanas y puertas de madera. Una celosía en el módulo del fondo permite la entrada de luz natural tan característica de las obras de Aalto. © Wikipedia: Kulmalukko CC BY-SA 3.0

Detalle del ayuntamiento de Säynätsalo, Finlandia. Obra de Alvar Aalto. © Wikipedia: Kulmalukko CC BY-SA 3.0 Más en Wikipedia

Escribo esto a raíz de este video de @fas_collage (¡Bienvenido a Anartist!).

Yo también llevo un tiempo observando esas dos vías del solarpunk y me parece importante analizarlas y discutirlas. De hecho, me preocupa que sean irreconciliables.

Para empezar, el Solarpunk es diverso, y como en toda corriente artística, prima la libertad de cada cual para expresarse como le parezca con sus manías artísticas, sus esperanzas, sus influencias, sus sesgos y sus preferencias estéticas. No voy a criticar a nadie ni a nada, simplemente compartir y, si puedo, ampliar la opinión del video, de que se observan dos tendencias. Dos visiones de futuro, un solarpunk tecno-optimista y otro más neo-rural, que creo, podemos vincular a dos apuestas políticas en disputa en el presente, el Green New Deal y el Decrecimiento.

En las visiones ecotópicas con modos de vida hiper-urbanos prima la idea de la “descarbonización” por encima de todo. Ello trae implícito cierta confianza en la capacidad de las Energías Renovables Industriales (especialmente la solar fotovoltaica, obviamente) por sostener y aumentar una complejidad civilizatoria que, al menos de momento, solo es posible mediante la extracción de derivados fósiles acumulados durante milenios en el pérmico y el carbonífero. Frecuentemente, se olvida que el petróleo no es solo combustible, es también hormigón, asfalto, plásticos, minería, siderurgia, fertilizantes y derivados químicos de todo tipo. Sin petróleo no se pueden construir esos grandes rascacielos con plantitas, tal como se subraya en el vídeo. Además, cualquier asentamiento urbano de grandes dimensiones conlleva una pérdida de biodiversidad importante y otros problemas de difícil solución. El solarpunk debe optar por el optimismo utópico frente a un realismo cenizo y cascarrabias, o no sería solarpunk, pero casi siempre lo hace quitando de la ecuación factores indisolubles de un supuesto futuro sostenible y socialmente justo. (Por otro lado, es comprensible que una corriente que es hija del ciberpunk tenga querencia por lo tecno y a su vez intente “matar al padre”, pero no voy a entrar en esa cuestión).

Mi consejo. Si tienes previsto imaginar ecotopías urbanas para tus creaciones artísticas, sean novelas o paisajes ilustrados, deberías considerar cosas como que la adaptación a un nuevo contexto planetario es inevitable y debemos integrarlo valiéndonos de la imaginación utópica pero siendo termodinámicamente realistas. No vamos a solucionar el cambio climático solo con placas solares, trenes futuristas y macetohuertos, pero podemos imaginar escenarios ecotópicos en un futuro más realista. Imaginar un planeta “amable” para los próximos siglos no es ecotopía, es negacionismo climático.

Cualquier edificio moderno necesita materiales muy específicos (hormigón armado, vidrio) y energía (grúas, ascensores, flujos de insumos y residuos) para su construcción, su mantenimiento y su uso. Hay una razón poderosa por la cual casi ningún edificio superaba las 3 plantas en el pasado preindustrial. Nuestra civilización depende tanto o más del hormigón como de la gasolina. Sobre esto, recomiendo las charlas y textos de Antonio Aretxabala.

Las grandes ciudades (las de todas las civilizaciones) tienen una fuerte relación con la acumulación de poder y la explotación de otros territorios. Una ecotopía centrada en una idea de abundancia debe plantearse cómo, en su escenario, es posible la riqueza sin la pobreza, y cómo vivirían los más desfavorecidos, aunque no estén en el foco de la narración o de la imagen, aplicando un pensamiento sistémico profundo. ¿Quién construyó ese edificio? ¿Quién riega esa planta? ¿Quién barre esa calle? ¿Cómo llega ese vehículo? ¿Quién minó esos materiales?, etc.

El video plantea una alternativa a la que me sumo, que podríamos llamar un “solarpunk decrecentista”. Y menciona cuatro referencias muy valiosas: Luc Schuiten, Jugaard, Izaskun Chinchilla, Santiago Cirugeda.

A lo que yo añadiría el concepto del Buen Vivir, las Tecnologías Apropiadas y “lo pequeño es hermoso”, a la Ética Permacultural...

Y a mi admirado Alvar Aalto que entre otras muchas cosas, nos enseña que no hay manera más utópica de iluminar un interior que con una claraboya o un lucernario. Esa es nuestra revolución SOLAR.

 
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from lupalomo

LOS VENCEJOS NO MARCHAN PARA SIEMPRE

Ha empezado a salir el sol y las cosas no están bien. No me preocupa, sé que nada es permanente, los vencejos no marchan para siempre.

Quizás la vida solo sea vivir los altibajos hasta que los llames por su nombre. Ser, estar, existir suficiente para reconocer que vivimos este momento con la condición de que pronto llegará otro. Mi frenesí adolescente enfrentado por el mundo real. He trabajado tanto en deshacerme de mis problemas que olvidé los de los demás. Ahora trabajo por evitar la consecuencia.

Estoy tan lejos de todo lo que quiero y me quiere. Es una sensación tan extraña tener la certeza de que sí soy querida, pero no puedo verlo ni tocarlo; solo sentirlo. Los árboles no me dejan ver el bosque. Este pueblo cría pusilánimes. ¿Qué pasa cuando sales y cambias? Soy cualquiera de las piedras que recojo por el camino intentando buscar mi lugar en un puzzle de juguetería.

Empecé a escribir atrapada y sola en esta habitación. Una luz muy ténue me reveló un agujerito en una esquina de la jaula. Volqué todos mis esfuerzos en mermarlo a mi favor. Un día chorreando sangre, sudor y lágrimas, el agujero se convirtió en un hueco lo suficientemente grande para escurrirme a través. Y salí. Y dejé de escribir. ¿Escapé en algún momento si me encierran una vez más las mismas paredes? Cubiertas de problemas escritos en caligrafías ininteligibles. Vuelvo a escribir porque todo es diferente, tengo cosas nuevas que decir.

La habitación sigue igual. Ahora tengo el poder de cambiarla, pero no lo haré. Aquella yo luchó con uñas y dientes para plasmarse en las paredes (y el techo, y el armario, y toda superficie disponible; maximalista yo). Juro solemnemente respetar su visión como nadie nunca antes.

Ha empezado a salir el sol pero aún predominan las nubes. No pasa nada, la brisa se las llevará y podremos quejarnos del viento.

 
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CUCO DE INVIERNO

Érase una vez, un cuco que no quiso marcharse a la llegada del otoño. Todos sus amigos persiguieron el verano atravesando continentes pero él decidió quedarse. Al principio le fue muy bien, todos los insectos eran para él y campaba a sus anchas por los jardines. Pero llegaron las heladas y las noches frías y largas, los insectos desaparecieron y las flores marchitaron. Sin comida ni refugio suficientes, el cuco quedó débil y desprotegido. Desesperado, se refugió en el alféizar de una casita de la zona. En ella vivía el relojero del pueblo, quien al ver al pobre animal rezagado en su ventana, decidió darle una oportunidad. Trabajó un día y una noche para construir una pequeña casita para el ave. Se trataba de un reloj de pared donde el cuco podría vivir, con una condición: -Al llegar las agujas a su punto más alto, deberás salir y piar para mí- Ordenó el relojero al presentar su obra al cuco.

Todo empezó bien, el pájaro tenía un lugar caliente donde vivir y no tenía que encontrar su propia comida. Salía a cantar 24 veces al día sin falta. Mas únicamente podía hacer eso, el relojero no le permitía salir de su pequeño reloj. Al volver la primavera, volvieron también sus compañeros y el cuco debía tomar una decisión. Acabó ideando un plan desde su casita. Cada vez que salía a cantar llamaba a uno de sus amigos. Tras unas pocas noches, el cuco consiguió escapar de su reloj para encontrarse con sus amigos en el alféizar. Abrió la ventana y les contó lo que había vivido con el hombre de la casa. Que vivía encerrado; con las alas entumecidas, solo y añorando el sol. Que no le permitía salir más que para dar las horas mientras él trabajaba. Tras el reencuentro, era el momento de poner en marcha la siguiente fase del plan. Todos los pájaros reunidos vengarían el invierno del cuco con el relojero.

Entraron todos sigilosamente por aquella misma ventana, moviéndose en fila hasta llegar a la habitación donde dormía el relojero. Le encontraron, tumbado pacíficamente en su cama, el plan se reafirmó. En un segundo, todas las aves alzaron el vuelo y se lanzaron en picado contra el relojero. Sus restos destripados sirvieron de alimento para los animales salvajes de la zona durante varios días. La casa fue tomada como refugio por los pájaros. La gente del pueblo no se opuso ya que el relojero no era especialmente querido entre los humanos tampoco. A día de hoy, la casa del relojero sigue siendo el hogar pacífico de la fauna salvaje del pequeño pueblo.

Fin

 
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DEBÍ IMAGINARLO He salido a vivir el sol, me he quedado a ver el atardecer. Nos basamos en nuestra experiencia para guiarnos por experiencias nuevas.

Abrí la ventana para sentir el olor a tormenta, cuando volví con mi café encontré el suelo goteado. No creo en el destino porque lo he visto cambiar ante mis ojos decenas de veces.

He visto la puesta de sol, me fastidia hacer el camino a casa de noche. No soy lo que esperaban de mí, pero yo siempre lo supe.

He alargado todos tus abrazos el triple esta tarde, se me han hecho las tantas en el tren. Hay historias en todos los asientos para quien quiera fijarse.

He elegido la música por encima de la realidad, me he saltado mi parada. Me despido de tí, te veré pronto. Mañana me va a doler, por costumbre.

 
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EL AMOR EQUITATIVO

El antes: Llegas 15 minutos tarde, pero no pasa nada porque me he puesto nerviosa cocinando y he tenido que reinventar el plato. Está bien, tengo mil ideas, apunté todo lo que te gusta en un bloc de notas. La última vez dijiste que estos macarrones eran los mejores que habías probado así que he intentado replicarlos al milímetro, no recuerdas haber dicho eso pero yo sí. Para cuando finalmente timbres mi puerta tendré la mesa puesta como si te hubieran ascendido en la NASA. Se me ha quemado un poco de un lado así que lo he puesto en mi plato, total, a mí me gusta el socarraet. Pondremos tu serie favorita, no es mi estilo pero estoy intentando ver qué es lo que te cautiva tanto en ella. Te he comprado el collar de la protagonista, no era muy caro, está de camino. Dejaremos los platos en el fregadero y recogeremos moderadamente antes de salir. Te acompaño a hacer recados. Te quiero.

El después: Aún no he acabado de peinarme y ya estás en mi puerta, con un zumo que has comprado de camino por si no he desayunado hoy. En teoría íbamos directos al super pero se ha alargado tanto el abrazo que no sé cómo hemos acabado en mi sofá. Un desayuno, un porro y varias conversaciones después parece que conseguimos salir por la puerta. Parecemos estúpidos riendo por los pasillos... No, parecemos enamorados. No tengo ni idea de qué vamos a comer pero te persigo entre tacos de bacon y quesos que no conozco (pero intentas enseñarme). Pagamos a medias. Apenas sé cocinar y te has tomado cambiarlo como meta personal. Pasta, tu especialidad; con nata, mi cruz. Saldré de esta cocina sabiendo cuándo deja de estar cruda y cuándo dejo de estar sola. Lo hemos manchado todo sin darnos cuenta, no estaba prestando atención. También hemos limpiado, sin prestar atención. Hemos puesto una peli, creo, pero no la hemos visto. Me ayudas a poner el lavavajillas. Unos macarrones, un porro y varias conversaciones después ¿siesta? Te quiero, me amas.

15/02/2025

 
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from di.lopk

Voz tras tu voz

Tu voz. Luego, tu voz mental. La voz detrás de tu voz mental. La voz que descubres cuando se apaga tu voz mental y la voz que está detrás de la voz de tu voz mental. Y así.

Y qué tal si la que sigue es la voz detrás de la voz de alguien más?

Como en una suerte de telepatía inconsciente.

 
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