Todo lo que somos.

Por Ⓐrdilla

“No importa lo mucho que nos preocupe nuestra propia especie, la vida es un sistema mucho más amplio. Es una increíble y compleja interdependencia de materia y energía entre millones de especies fuera (y dentro) de nuestra propia piel. Estos alienígenas de la Tierra son nuestros parientes, nuestros ancestros y parte de nosotros. Ellos hacen funcionar los ciclos de la materia y nos traen agua y alimento. Sin “los otros” no sobreviviríamos.” – Lynn Margulis

Foto

Foto: Un pequeño banco de peces nadando cerca del fondo marino.

Aviso de contenido: Se describen algunas situaciones violentas.

Hoy me levanté con la determinación de reconocerme en el otro, un ejercicio de empatía radical. Como Bill Pilgrim en Matadero Cinco, saltando de un momento a otro de su vida – despegado del tiempo – pero realizando un viaje no por los momentos de mi vida sino por un montón de vidas, de mundos y de estados emocionales, un viaje por todo lo que somos.

Y de repente sentí el dolor en los pies de la persona que arriesga su vida para cruzar el desierto en busca de prosperidad, levanté la vista y el sol me cegó en el mismo instante que pasé a ser un bebé agarrado a su madre en un cayuco a la deriva del Mediterráneo. Cerré los ojos y el miedo que sienten las que viven bajo las bombas me invadió con el primer estruendo. Parpadee y estaba a las afueras de un campo de refugiades, sintiendo la angustia de no poder alimentarme ni alimentar. Momentos después sentí la sed del pájaro tratando de sobrevivir al calor del verano. Y me transformé en ecosistema, sentía mi piel arder, sentía en mis carnes el amazonas siendo deforestado, perdiendo mi identidad protectora de vida. Sentía los ríos secándose, los polos deshaciéndose. Fue demasiado. Me encogí mucho, tanto que fui una cerda atrapada en una jaula del tamaño de mi cuerpo, temiendo por no aplastar a mis crías. Un grito sordo me despistó y ahora estaba en una caja de plástico, aterrado, esperando mi turno mientras veía como a mis compañeres conejo les desnucaban y colgaban. No podía soportarlo. Y por un instante sentí que era todo el mundo rompiéndose. Gritando. Buscando fuerzas para resurgir y expulsarme todo aquello que nos adolece.

Y de repente, era todo lo que existía.

Vestido de negro, oculto entre las sombras y liberando a otra persona de las garras de la industria de la muerte. Un sonido metálico me transportó a una empresa armamentística, era esa persona rompiendo computadoras propiedad de cómplices de genocidios. La euforia me llevó a ser el rugido de miles en las calles. A sentir el amor de todas aquellas que ceden su tiempo para cuidar a las liberadas. O el coraje del pueblo originario reclamando, tomando y cuidando su territorio ancestral. De nuevo trascendí a mi especie y sentí mis extremidades agarrarse al suelo que me alimenta, convertido en un árbol hermoso. El sonido del oleaje me cambió de medio, me movía ágil por el agua, era el pez revelándose contra el anzuelo. En un segundo pasé a ser las que reciclan, cocinan y se alimentan en comunidad. Todas aquellas que tejen redes para cuidar a la otredad.

Era todo lo que existía. Estaba conectado a todo lo que existía.

Fui todas las que luchan, se revuelven y devuelven el golpe. Las que buscan destruir la jerarquía. Supe que sin la otra no somos nadie. Que la injusticia en cualquier lugar es injusticia en todas partes. Que necesitamos un mundo donde quepan muchos mundos. Por un breve instante, fui la rabia positiva contra la maquinaria represiva.

Fui todo eso y más. Soy todo eso y más. Somos todo eso y más.

“El mundo más allá de lo humano no es una mera sofisticación caprichosa ni un juego de palabras filosófico: es el sedimento, en nuestra conciencia y actitudes, de verdades científicas a las que se ha llegado con esfuerzo, pero cuyas implicaciones aún deben permear en la sociedad. (...) El mundo está formado por sujetos, no por objetos. Todas las cosas son, en realidad, todos los seres, y todos esos seres tienen su propia capacidad de actuar, sus propios puntos de vista y formas de vida. El mundo más allá de lo humano requiere de nosotros este reconocimiento, porque sin él no somos nada.” – James Bridle

_ EL Barrizal – Textos por la Liberación Total y Pluriversal.

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