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from VirginiaVictoria

Una carta para recordar el cobijo que nos hemos dao: imperio de madrigueras

Nota: es posible que en esta historia personal que es un poema, todo detalle personal sea ficción. Que nunca lo sepan.

Queridas criaturas en tierras ibéricas,

Esta es mi carta de hermana, prima, hija y nieta, desde una generación desangelá. Una de varias. Una de tantas. La que represente, igual. O da igual.

Estoy en la primera mitad de lo que significa tener treinta nací a principios de los noventa de esas que fuimos urbanas porque madre y padre se conocieron y fue su manera de sacarse del pueblo o de la familia que se sentía miseria aun con todo el amor del alma, qué ganas de abundancia y vida nueva. Qué sentir de querer salir de violencias cotidianas mira como te dicen qué hacer y cómo es mejor que te muevas o no te muevas.

No fue sencillo pero al rato igual más, que ya de Cáritas ya de robar sigilosamente lo caro esencial, porque no había más, ya de ahí pasar a un trabajo que nos diera de bien. Hija de la victoria en la venta de materia prima. Se me buscó y se me invocó como buen presagio.

Y crecí en los dramas y disfrutes de la vida de lo cotidiano, cada quien con sus dificultades, miedos, pérdidas y relaciones con esto de vida y miedo y goce y muerte. Diré que lloraba a la tele, de los noticiarios, recuerdo soldados, disparos. Cuando se rieron de mi en casa ajena supe que llorar por eso era raro.

Quise ser amable y creí y defendí la bondad innata de la gente y me pregunté tanto por cuando torcerse tanto para hacer daño tan deliberada y definitivamente. Seguí creciendo y me hice maestra de criaturas cachorras humanas, pero no me dio por ser funcionaria. No todavía. No entendía. La competición de entrada no se si podría. En la crisis del 2008 notamos la sacudida y no creo que se le haya olvidado a nuestras historias ni una mijica.

Me fui lejos a buscar dinero y ver como me movía por mi misma. A hacerme una profesión, a cultivarme un currículo.

Niña urbanita todavía no ha visto más que de refilón en la huerta de la amiga como se cultiva como se cría alimento. En las historias del abuelo, en el melocotonero del patio y el palomar del pueblo. Pero en mis casas nosotras siempre hemos aprendío se nos ha enseñao a cocinar pa nutrir con lo que había ¿sabes? Y a alargarlo para que diera pa otra u otras bocas más.

En 2018 me rasgo a ver, sin filtrar, la cantidad y la calidad de las heridas de los mundos. Venga, vamos a llorar me dije, mientras leía de límites planetarios superados, de permafrost, de tierras raras y niñes obligades a trabajar de donde se queman las calles de las dinámicas de la droga y de la guerra contra las drogas y de los usos de estados, de insertar drogas en las sombras, para controlar barrios que con potencial de desgarrar, de vivas, el estatu quo.

De la muerte masiva de insectos, de microplásticos en nuestros cerebros, de la modernidad blanca y de como el colonialismo sigue como lógica moviendose y moviendonos en todas partes. Escuché y hablé. Sentí ¡Si conectamos con to esto no lo permitiremos más! Imaginaba una partida de ajedrez en un enrome tablero sobre nuestras espaldas de pueblos sobre las espaldas de pueblos de la mayoría global del sur global sobre las aguas que ya no pueden beberse sin más casi en ningún lugar. Con la herencia de la sangre y los huesos y el negocio de la guerra y la agroindustria voraz y microsoft comprando tierras fértiles allá donde las hay. Con la herencia de to lo que se ha luchao para que no llegara a lo que es, to lo que se ha matao.

Vi nuestras respuestas a las crisis convertirse en parte de la crisis. Esa partida de ajedrez. La represión y la resistencia en círculo vicioso casi siempre. Mierda.

Y quise volver ¿sabéis?. Traté de volver a la tierra que me vio nacer, y volveré a intentarlo. No paro de pensar en los mundos, en su dolor y en su resistencia. En la más pequeña: de sonrisa, de mirada, de amasaré esta incomodidad como venga pero no me moveréis de mi determinación de honrar y cuidar. Y esta desesperación y este llanto. Joder cuanto y cuanto y cuanto.

Como quien dice ayer la llamada DANA arrasa al pueblo Valenciano y Letur, y allá por Bangladesh y Filipinas y esta parte de la inestabilidad está empezando a ser obvia y sabemos que ya no la podemos parar. Y lideran vampiros humanos, le motiva la codicia, con ansia de billetazo y sin sentido común. Que no pusieron un puchero en la mesa jamás. Jamás me creo yo. Ni saben ni quieren.

Y en esta tremenda metralla de calaña de vida espesa y muerte que acecha...

Me imaginaba anoche. A mis viejas. Y decía:

Cuánto cobijo nos hemos dao, viejas. Cuanto cobijo. Cuanto repartío, cuando ofrendao, cuanto nos han dao cobijo.

En este camino a la existencia de hoy, de estos mundos en colapso, que no nos digan que no, que ya nos habíamos andao creando desde a saber cuando, yo miro patrás y no veo na más que antepasás luchando por nutrir y cobijar y que se expanda el cobijo y la prosperidad y el arte joer, el arte y la belleza y el cuidar en nuestro imperio de madrigueras.

Debajo de la tierra seca manchega, de desierto de olivos, de romeros y ventorreras, vientos que matan a las cabras y molinos y eras, que de cobijo nos hemos dao, ¿eh viejas? en nuestro imperio de madrigueras.

Mira que nos han pasao mierdas y como nos hemos muerto y nos hemos aferrao y desobedecío amablemente y con las elegancias de las clases acobijás. Me doy cuenta no creáis que no me doy cuenta. Mi abuelo tenía la obligación de servir a los señoritos y mi otro bisabuelo estuvo con un burro en una trinchera pero nunca me contaron na. Nunca me contaron na.

Y ahora, hija, prima, hermana, nieta, de esta generación desangelá que se fue de sus raíces, que casi no conoció más que los romeros de su tierra, y las aguas las supo nombrar bien solo a la vuelta, y que volvió para luchar juntas y vio el miedo en la cara de sus viejos que decían algo así como “ingenua”, con cariño, pero ingenua.

Quizás me pasé de emoción, viejas, quizás creí en lo imposible y ya no. Pero nunca había visto tan claro, la fuerza de esta tierra esta bajo tierra esta atención honesta de cobijar. Este imperio de madrigueras.

Que no nos lo quiten, criaturas hermanas mediterráneas, viajeras de otras tierras que buscan su cobijo y mandar al cobijo de las suyas allá donde sea, quiero honrarnos como imperio de madrigueras. Imperio de madrigueras como actitud, de las que sacan abundancia de entre las piedras.

Nos veo la cara sucia de tierra seca y nuestras ganas de que suelten las aguas de los regadíos a exportar y enriquecer los bolsillos de los aguatenientes mientras nos explotan a temporeros y jornaleras que por miseria trabajan explotás si no lo luchan y no les dejan, nos dan de comer, también. Nos alimentan.

Si nos recordamos como imperio...

mientras vemos caer al que se ostenta como único e imparable, imperios, estado, capitales y fondos bancarios, todo en mí lo sabe claro se cae, ese imperio se nos cae de demenuzarse como terrón de tierra y ya no se lo creen más que unos cuantos y muchas nos vemos ahí ofrendando la opción de escoger poder que nos han dado a lo “menos malo” y con los palos a la espalda y nos quieren mendigando o enfadás y borrachas, con la cabeza gacha.

Lloré e invité a las antepasás este día de tos los santos porque me gusta probar la magia por si existiese; lloré a mis antepasás y ofrendé y pedí por favor, si podéis darme algo de información a cambio. Qué podéis decirme.

Con la primera piedra se me dijo: La cabeza bien alta. De la pluma de ave invasora saqué: niña, nos mueve el hambre. Antes de desearnos la muerte recuerda, que a toas nos mueve el hambre. De la madera agujereá, qué pasa cuando te mueres. Aire. Eco. Rastro. Cuento. La piedra que parece un ojo me la vi de tos los laos posibles, de toas las vueltas, y canté “ciega mariposa al rededor de la vela, pobrecita mi fortuna”. Me invité y dije, mira cabeza abajo y de maneras que hayas mirao toavía. Sigue escuchando raro. Conecta. Recuerda las historias y cuéntalas cuando vengan a cuento.

Así que eso hago, y sigo preguntándome y bien atenta ¿sabéis? Dudando de cualquier cosa o criatura que diga que sabe por donde es. Pero acercándome a quienes se preguntan y están explorando raro. A las que por sistema no he escuchao yo tanto: pueblo gitano, mayoría global, voces de cultura, aguas, líquenes, piedras de ritos. A la muerte. Escucho a la muerte. Sigo atenta, que ofrezca yo la creatividad de mi atención, eso que igual es lo más sagrado que tengo.

Que cuando siento que hay que moverse pallá pallá me muevo, y lo doy de mi todo lo que siento con sentido, la verdad. Y sigo buscando lugares y sincronías y sinergias en las que danzar con.

Criatura desangelá sin tierra concreta que la sepa generación. Eso sí, con la fortuna de familia que me ama profunda. De familia escogida y la no. Y de haber sabido alejarme y la sabiduría del padre de no hay obligaciones para con los progenitores que te traen con egoísmo entonces yo que tengo suerte elijo cuidar como puedo y siento verdadero. Y lo juzgo y me duelo pero lo masajeo. O lo drogo, que se yo, depende del momento cada cual hace lo que puede con su pellejo, la verdad.

Me habío la habitación y cuelgo las pieles en las paredes porque llega reunión con las viejas y a veces por ondas telefónicas y a veces en la imaginación de nuestras cabezas y a veces en las historias imperecederas o en los ecos de las muertas. O en las huellas que presiento que dejan las por nacer o en los caminos de vuelo de los gorriones y como me recuerdan las estaciones las golondrinas con su mejillas rojaditas y su vuelo certero.

Somos generación también, y vemos a las poco más viejas y a las poco más jóvenes quitarse la vida literal o morir viviendo drogás o no sintiendo sentido alguno. Como me jode haber traído fuerte la historia de que no hay futuro pero es que lo vi, es que lo veo, Gaza contra el sistema mundo, joder. Genocidio abierto y colonizadores sonrientes por la tierra prometida o por pozo de petróleo y la OTAN me cago en to la OTAN veste de aquí, veste de allí; quien pudiera derretirles las armas de guerra y a ver si son tan valientes ante nuestro imperio de madrigueras y nuestras cabezas bien altas y nuestros trajes de cosecha y nuestro conocimiento de plantas y nuestro amar las aguas.

Quiero decir no sé qué quiero decir. Que no nos rindamos aunque no sepamos por donde es que es; que tratemos de diluirnos la inercia de sentir ese “esto está por encima, es superior a” la superioridad moral, que nos dejemos de eso sin retar.

Que diluyamos a donde damos con nuestro imaginario: poder. Veamos a ver si de ver el poder del cobijo si haciéndolo más visible cotidiano, claro, más de presente continuo, más de la mano, y valientes de decir: no me/nos estás escuchando, dices que me entiendes pero no creo que sea cierto, me haces daño, voy a alejarme ahora que puedo; o me tengo que quedar no me queda otra, así que lo voy a hacer sonar lo más bello que pueda, mis días. Mi entereza. Mi descanso salvaje.

Nos veo y siento cansás, joder. Estamos cansás. Ni siquiera estamos en Gaza y estamos cansás. Su cansancio es inconmesurable y quiero que pare ya joder que tiene que pasar para que pare ya joder. Que más podemos hacer que mitigue poder a ese dominio sobre joder.

Mientras, para mi, ha sido un hito que queréis que os cuente. Sentirme parte del linaje del cobijo. Del imperio de madrigueras. De quienes se organizan en charla y escucha sincera, sí. Y de cada quienes en sus madrigueras contiguas de barrios y vecinas, de musgos en los muros y setas en otoño y primavera y gachas a la hoguera en el día de trabajo en las eras, (sin romantizar las trabajaeras; mencionando que las eras pasadas no eran to buenas: las palizas a lo cuir, las racistadas de la herencia, el glyfosato a la venta en tu tienda jardinera). No romantizo na en estos tiempos se me ha disuelto la ingeniudad y soy depresiva igual que llena de vida según el día, pero me ha sido un hito sabernos imperio de cobijo y madrigueras, y tenía que decíroslo.

Se me diluye la fidelidad, la estabilidad y lo rígido, y seré pregunta sin respuesta pero estoy viviendo cada día sin olvidar las violencias y haciéndome holgá pa dejar hueco a ver y honrar el arte del cobijo.

¿Y tú? ¿Cómo has llegado a aquí y cómo vas?

cuéntanos: https://social.anartist.org/@VirginiaVictoria virartebicha@riseup.net

Se le diluye lo sólido,

Virginia Victoria

 
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from snufkinadventure

Nuestra forma

Para Beatriz que es luz.

Por : Israel G. Bistrain

Es posible que ella deseara simplemente un momento a solas. Había pasado ya mucho tiempo sin que nadie fuera a su casa, si bien, sus padres no se lo tenían prohibido, había algo en ella que hacía que las personas se alejaran. Una mañana decidió ir a ver a un profesor. Él le había enseñado a no sentirse vacía. Sin embargo al llegar a su departamento, encontró su cuerpo colgado con el cable de su plancha. Aún con las llaves en la mano y sin cerrar la puerta, salió sin hacer ruido. Escapando y abandonándolo a su suerte. Seguramente algún vecino percibiría el olor. Quedaba ya muy poca humanidad en ella, quizás el tenerla hubiera impedido que no saliera de casa ese día de agosto. Recordó entonces que uno de sus amigos no vivía muy lejos de ahí, ella solo quería sentir la presencia de alguien que no fueran sus padres. Aún tenía las llaves del departamento del profesor en las manos. Una semana después se alegraría de tocar la puerta de su amigo esa mañana. Después de una semana: -¿Acaso estás bromeando? -Simplemente estamos viviendo…digo, no es como si hoy fuéramos a ser lo que seremos siempre. -Si…pero…sabes…no se si quería irme de aquí, podemos sentir todo esto cuantas veces queramos… El muchacho sonrió y le dió un beso en la frente, cerró los ojos y lentamente acarició su pecho, la abrazó por la espalda, bajó sus manos y acarició también las nalgas de la joven.

Ella sonrió, suspiró fuertemente hasta convertirse en un gemido. Nadie nunca la había tocado así. El joven la tomó de su cintura, la miró a los ojos y le dijo:

-Hoy podemos olvidar la realidad, fundirnos en un orgasmo tan profundo que no queramos regresar de él…encontrar nuestra divinidad perdida, resolver nuestra geometría sagrada juntos…sólo necesito saber que harás este viaje conmigo… La muchacha observó los ojos cafés del joven, sus cejas tan pobladas, sus labios y las marcas de su piel.

Y simplemente sin dejar de sonreír y mirándolo a los ojos asintió con la cabeza.


La muchacha tocó la puerta del departamento del joven, había estado ahí hace tres años cuando celebraron un cumpleaños atrasado. Realmente fue un desastre, ella no quería estar ahí y sin embargo ahora ella iba por su cuenta. No era el departamento, no era el barrio, tampoco la iluminación o la limpieza. En esa ocasión ella no quería estar ahí simplemente por que antes de llegar había intentado suicidarse por primera vez. Había ocultado las marcas de cuchillos en sus caderas tras esa blusa tan transparente al igual que ese número celular para suicidios asistidos que había encontrado un día en internet. Daba lo mismo. Pronto el joven abrió la puerta. Esbozo una gran sonrisa al ver a la mujer del vestido verde que aparecía aquella mañana. -¿Por qué tocas si tienes llaves? -No son de aquí…son de otro departamento. -El color de los barrotes de tu jaula son del mismo color que la llave para abrirla….¿De que color es la tuya.?

-Supongo que de un color diferente a éstas…éstas son las llaves de alguien más. Alguien que ya no está aquí. -¿Y eso en que te convierte? -En una visitante incomoda supongo…he tenido tantos nombres que ahora ya me da lo mismo en que me convierta. Seré una ladrona, una puta, una asesina o una viajera. ¿Cuál es el verdadero propósito de la vida? ¿Cuál es el fin verdadero de la humanidad.? – En este momento, la finalidad de hoy es el invitarte a pasar y compartir contigo mi tiempo. La mujer entró, observó con lujo de detalle el cubo en el que se encontraba, esas cuatro paredes pintadas de gris, sin muebles, con libros y papeles en el suelo, un olor a incienso de lavanda combinado con el humo de tabaco de un cenicero sucio. Bebieron té y charlaron un poco para ponerse al día, la mujer no se arrepentía en ese momento de estar ahí, sentía desde hace mucho tiempo una atracción feroz hacia ese hombre, pero poco a poco se desvanecía al verlo como lo que era: un loco atormentado igual que ella. Es posible que por esa razón tomara la decisión de visitarlo, al final de cuentas un loco solo puede curar a otro loco pensaba. Las horas pasaron, envió un mensaje a sus padres de que no llegaría esa noche, un mensaje que no tuvo respuesta.

No le sorprendía, ellos nunca le respondían nada, prácticamente era como si no existiera.

– He estado estudiando Liliana. – Dijo el joven mientras encendía otro cigarrillo. – Desde que te ví aquí mismo hace tres años, con todas esas marcas en tus caderas que inútilmente intentabas esconder, realmente no dejé de pensar en ti. Fue entonces cuando despertó en mi una sed por entender a gente como tu. -¿Gente como yo?, pero que tacto tienes para decir las cosas… -Bueno, solamente coloco el ancla en nuestra relación de siempre, desde que nos conocemos hemos hablado sin ocultar nada,

lo que hace que te conviertas en una invaluable compañía. Es posible que contigo no tenga que usar ninguna máscara. -Te entiendo, sin embargo no has respondido mi pregunta, ¿Cómo somos la gente como yo? -La gente como tu según mis estudios, ha estado atormentada por las calamidades de su vida desde hace ya mucho tiempo, no solamente por las enfermedades comunes y actuales como la depresión, la ansiedad o el estrés, el exceso de trabajo o el exceso de pereza, no no, es algo más profundo, algo que no se encuentra fácilmente y que solamente los iniciados como yo podemos ver.

El joven recogió un libro del suelo cercano a el y lo abrió en donde se encontraba un separador rojo. -Mira, éste libro menciona una verdad oculta por simbolismos y filosofías antiguas que me he encargado de estudiar sin ningún tipo de éxito aparente. El éxito de mis estudios solamente se sentirá vivo con alguien como tú. Realmente no te esperaba, como sabes, no he estado al pendiente de ti, ni de tus anhelos ni de tus preocupaciones. Simplemente eres un humano igual que yo y me gustaría ayudarte con el único fin de calmar mi deseo por el conocimiento. La mujer entendía algunas cosas y otras simplemente las ignoraba, se concentraba en su tarea inicial: el sentir la presencia de alguien más. Realmente no le importaban mucho los estudios de su amigo, no le importaba el tiempo que había pasado ahí, tampoco el olor de los cigarros.

No se preocupaba por dónde dormiría o cuánto tiempo más se quedaría. -Realmente no me interesan tus estudios. Solamente vine aquí para no sentirme sola en mi casa, me da lo mismo si quieres hablar o no. Me dormiré en este sillón si no te opones a ello y mañana tomaré las decisiones que crea correctas siempre y cuando tu no interfieras en ellas. Es por ello que esta conversación ha terminado. Buenas noches. -Exactamente eso es algo que me agrade de ti y a la vez que detesto. Tu enorme falta de amor y al mismo tiempo una ligera educación que te contradice.

-Está conversación ha terminado. – Dijo la joven con mucho énfasis en las últimas palabras. -Buenas noches Liliana.

————

A la mañana siguiente Liliana despertó a medio día, la luz se filtraba por las ventanas del departamento y el olor a tabaco había desaparecido. El día estaba un poco nublado e incluso comenzaba a llover. Se levantó del sillón notando como su espalda respondía a sus movimientos con un dolor ligero, caminó hacia la cocina tomó un vaso y se sirvió agua de la llave. Mientras bebía agua caminó hacia la recamará de su amigo y al abrir la puerta lo vió desnudo sentado justamente en el medio de la habitación vacía y oscura.

La atención del joven se concentraba en la pared de color blanco frente a él. Permanecía inmóvil como si fuera un maniquí. -Quiero que te vayas de mi casa- Dijo el muchacho sin perder ninguna concentración. -Eso es lo que haré en este instante.

-No te quiero Liliana. Pensé que podía llegar a amarte, pero en este momento solamente siento un gran y enorme desprecio hacia tu ser. Hay gente a la que puedes quitarle absolutamente todo, su ropa, su nombre, su nacionalidad, su voz, sus talentos, sus conocimientos, su dinero y únicamente queda una luz hermosa de la que vale la pena enamorarse, la luz de un ser que no se ancla a ningún deseo. Durante toda la noche te desprendí de todo eso y solamente quedó en ti un ser vacío. Lárgate. La mujer no sabía que responder a eso. Esos ojos, con la mirada de un arco tenso apuntando su flecha hacia la pared blanca sin titubear ni un instante. Observó el cuerpo del joven, desnudo y delgado tanto como el suyo, sin ocultar sus genitales, sin ocultar sus emociones, sin ocultar absolutamente nada. Lucía tan fuerte y a la vez tan vulnerable ante ella. Pocas personas se permitían mostrarse así.

La joven comenzó a llorar y mientras lo hacía comenzó a quitarse su vestido verde, sus medias negras, sus tenis de deporte desgastados y sucios, su diadema color rojo e incluso sus aretes. Ella estaba completamente desnuda ante él.


-Es justamente esto a lo que me refiero contigo Liliana. Aferrándote a tu deseo de ser amada. Aferrándote a tu deseo de querer vivir sin que te des cuenta. A pesar de que no tienes ninguna prenda aún te falta mucho por desprenderte. La joven intentaba secarse las lágrimas de su rostro, sin embargo continuaban saliendo a cántaros. No podía articular palabra alguna, sentía una presión muy fuerte en su garganta que solo le causaba dolor. Intentó abrazar al joven, tomo sus manos y las colocó en sus pechos acariciándolos, el muchacho sentía como las lagrimas de la mujer mojaban sus piernas. La muchacha se separó de él, tomó una de las manos del joven y se tocó con ella su cabello acariciándolo, con sus labios comenzó a chupar los dedos del joven llenándolos de su saliva y de sus lágrimas, lentamente las pasó por su pecho, sus senos, su vientre hasta llegar a su vagina, esperando que ocurriera algo.

El hombre la miró a los ojos. -Te he dicho que te largues Liliana. -¡¿Qué es lo que quieres que haga?! ¡¿Quieres que deje de sentir todo esto?! ¡Es imposible!….Imposible… -Si cierras los ojos entonces podrás ver. La mujer desesperada cerró fuertemente sus ojos provocando que le ardieran a causa de las lágrimas. Se concentró en todas las cosas que en ese momento estaba sintiendo. Sus lágrimas seguían saliendo. -¿Sientes mi rechazo? -Si…y me duele…

-¿Sientes el frío de la habitación? ¿Puedes sentir la oscuridad de éste pequeño lugar? -Si, tengo frío. Siento como mis pezones comienzan a erectarse. -¿Percibes el olor de la mañana mojada por la lluvia? -Ahora ya comienzo a sentirlo. -¿Sientes cómo la tierra debajo de ti se siente oprimida por el concreto que la cubre? -No, eso no lo siento. -Repite tu nombre hasta que deje de tener sentido para ti. -Liliana…Liliana…Liliana…Liliana…Liliana…Liliana…

-Respira profundamente, cada vez que exhales siente como si estuvieras recibiendo algo y cuando inhales siente como si estuvieras entregando algo tuyo con un valor muy profundo. -Liliana…Liliana…Liliana…Liliana…Liliana…Liliana…

-Olvida tu cuerpo, olvida su temperatura, olvida el lugar en donde estás, olvida los sonidos, olvida ésta realidad. Simplemente concéntrate en perder el sentido de tu nombre y en tu respiración. La mujer continuó repitiendo su nombre por un largo tiempo, no sentía hambre ni sed, dejó de sentir el frío, únicamente percibía como todo su cuerpo vibraba fuertemente. Era algo que jamás había sentido no percibía la luz a través de sus párpados gracias a la habitación oscura, dejó de escuchar la lluvia, entró en un letargo en donde lo último que escuchó fue la puerta de la habitación cerrarse al salir su amigo.

A través del tiempo percibió que no tenía ninguna necesidad. No tenia necesidades alimenticias ni sexuales, tampoco necesitaba de ninguna compañía, no percibía el dolor, no pensaba en el pasado ni el futuro. En algún momento de su letargo poco a poco comenzó a imaginarse flotando en un río donde al principio intentaba detenerse y

nadar hacia la orilla, lo cuál le fue imposible, le causaba una incomodidad terrible. Percibió que en ese lugar no valía la pena aferrarse a nada, podía ser feliz si simplemente se dejaba llevar por ese infinito río. En ese río comenzó a soñarse dentro de una gran biblioteca, sus pasillos largos albergaban millones de libros antiguos y de gran tamaño. Cada libro tenía el nombre de una persona, caminó lentamente y sin prisa, ya no podía percibir el tiempo.

No tenía deseo de encontrar el libro con su nombre, disfrutaba de la Luz que de ese lugar salía. Su recorrido era cada vez más lento y suave. Por aquellos pasillos encontró varios libros de personas que conocía pero decidió no abrirlos. Llegó a una sala completamente vacía y alfombrada, se colocó en medio de ella y decidió dormir. Comenzó a soñar de nuevo, en este sueño ella no tenía ningún cuerpo, se encontraba en un lugar sin nombre, sin nada que lo definiera, un lugar completamente vacío donde solamente subsistía una ligera niebla por todo el lugar. Ella avanzaba hacia ninguna parte, ni siquiera podía saber si podía percibir la gravedad del lugar o alguna otra propiedad física que le indicara en dónde se encontraba. Intentó ver sus manos pero no vió nada. Entonces recordó las palabras del muchacho. En ese momento ella se había desprendido de todo pero ¿Qué es lo que era? Pensaba que un espejo sería de utilidad, pensaba que quizás percibir el sonido que podía producir su grito podría darle alguna pista. Sin embargo al no tener ojos que cerrar percibió que ya no era necesario profundizar más, que ese lugar en donde se encontraba era el corazón de la verdad. En ese momento sintió que tenía la fuerza del mar, que era tan infinita como la arena del desierto, que cada vez crecía y se expandía como el universo mismo, que podía crear estrellas, así como sentir el amor de ella misma. Algo se acercaba, algo más grande que ella. Cada vez que ella se expandía lo que venía se expandía el triple. Ya no existía el

miedo solamente podía sentir amor, dejo abrazarse por aquello que se iba aproximando.


Un largo suspiro hizo que volviera a abrir sus ojos y por consiguiente volviera a dormir y se encontrara de nuevo en la habitación de su amigo, todas las sensaciones humanas regresaron a su conciencia. Se encontraba desnuda en medio de la habitación, acostada en la alfombra. Comenzó a percibir el aroma del incienso de lavanda, el sonido de la lluvia ligera, el frío de la habitación, el peso de su cuerpo al levantarse. Entonces lloró, lloró como nunca antes había llorado, suspiraba y tomaba aire para seguir llorando cada vez más fuerte, jamás había llorado así, ni siquiera cuando era a penas una niña. Una luz la cegó casi por completo y sin dejar de sollozar observó que la puerta se abría y entraba su amigo quien la tomó entre sus brazos y la abrazó.


En ese momento, todas las sensaciones humanamente posibles cobraron sentido. El calor corporal del joven que la abrazaba, los latidos de su corazón, sus manos en su espalda, la fuerza de sus dedos al apretarse contra su cuerpo, el olor a manzana del cabello del hombre, el aliento tibio que salía por sus orificios nasales que chocaban contra su cuello. Ella no dejaba de llorar.

-Bienvenida, ¿Recuerdas tu nombre? – Dijo el muchacho después de clavar sus ojos en los ojos de la mujer.

Esa sensación de mirar a los ojos a alguien, el reconocer su existencia en el momento de chocar la mirada. Era increíble. -¿Mi nombre?. Creo que…necesito un tiempo para recordarlo. -El joven le sonrió. Esa sonrisa, la sonrisa de aquel hombre la llenó de luz, era como si sus lágrimas que no dejaban de salir de pronto se convirtieran en lágrimas de una felicidad pura. -¿Por cuánto tiempo percibido aquí estuve vibrando?– Preguntó la joven -Aproximadamente seis días percibidos en vida humana. -Quiero salir, en este momento puedo percibir la tierra queriendo escapar del pavimento que la cubre en este lugar. La mujer se levantó y caminó hacia la puerta del departamento. -¡Espera!– Le gritó el joven.-Necesitas ropa para salir al mundo. -¿Por qué necesito cubrir mi cuerpo? -Solamente es para no meternos en problemas en este momento. -Es cierto, comienzo a recordar algo. La muchacha tomó sus ropas y se vistió, salió y comenzó a mojarse con la lluvia. Sus ojos estaban muy abiertos a absolutamente todo. Caminó por las calles y pasó por el departamento de su profesor, sintió su presencia y su tranquilidad lo cual la hizo sonreír. Decidió dedicar un tiempo para sentir, algo le decía que su profesor estaba bien por lo cual se sintió en paz. La muchacha siguió caminando, percibía el odio y el amor de las personas, todo eso le causaba una gran alegría ya que era una señal de vida. Se detuvo en un parque y observó sus manos, se dió cuenta de todo lo que podía crear con ellas, observó sus pies descalzos en el pasto y se dió cuenta de todo lo que podía

hacer con ellos, podía bailar, correr y sentir el viento en su cara, viajar y sentir aún más vida. Pasó por el aparador de una tienda, vió su reflejo y realmente no se reconocía, volvió a amar su cuerpo y sobre todo su sonrisa. Cuándo observó lo que había detrás de ese aparador recordó a su amigo, detrás del aparador se exhibían muchos libros de toda clase de temas. Una felicidad enorme la invadió, quería estar con aquel hombre, quería sentir sus labios, sentir su cuerpo, sentir su sonrisa, su abrazo, quería hacerse una con el, no podía esperar más. La mujer corrió rápidamente hacia el departamento del joven. Al abrir la puerta brincó hacía el y lo besó como si no hubiera mañana, lo rodeó con sus piernas y se aferró a esos labios que la correspondían.


-¿Qué estás sintiendo ahora? -Sólo siento amor y gratitud por este momento que tengo a tu lado. -No has dejado de sonreír desde que despertaste. -No, realmente no quiero dejar de hacerlo, todos mis deseos ya se han ido y ahora entiendo lo que es vivir. -Ahora que viste el mundo…¿Recuerdas tu nombre? -Realmente mi nombre ya no tiene sentido, ya no hay un por qué, todos estamos hechos de la misma cosa y las diferencias simplemente nos alejan del amor de los otros. -Yo tampoco recuerdo el mío…Dejé de necesitar un nombre hace mucho tiempo. Los humanos no dejaban de mirarse a los ojos y sonreírse. Hubo un momento en el que comenzaron a reír juntos por un largo tiempo.

-Ahora la sed que tenía por el conocimiento se ha saciado en mi. Realmente siempre lo tuve todo y ahora me doy cuenta.-Dijo el muchacho mientras tomaba las manos de la mujer. -¿Ahora que sigue? -Podemos hacerlo aun más grande… -¿Acaso estás bromeando?.-Dijo la joven riendo. -Simplemente estamos viviendo…digo, no es como si hoy fuéramos a ser lo que seremos siempre. -Si…pero…sabes…no se si quería irme de aquí, podemos sentir todo esto cuantas veces queramos… El muchacho sonrió y le dió un beso en la frente, cerró los ojos y lentamente acarició su pecho, la abrazó por la espalda, bajó sus manos y acarició también las nalgas de la joven. Ella sonrió, suspiró fuertemente hasta convertirse en un gemido. Nadie nunca la había tocado así. El joven la tomó de su cintura, la miró a los ojos y le dijo: -Hoy podemos olvidar la realidad, fundirnos en un orgasmo tan profundo que no queramos regresar de él…encontrar nuestra divinidad perdida, resolver nuestra geometría sagrada juntos…sólo necesito saber que harás este viaje conmigo… La muchacha observó los ojos cafés del joven, sus cejas tan pobladas, sus labios y las marcas de su piel. Y simplemente sin dejar de sonreír y mirándolo a los ojos asintió con la cabeza. El hombre la besó. Sentía como los labios de la mujer se humedecían con su saliva. Tocó su cuerpo, tan frágil y delgado como el de él, con leves signos de desnutrición a causa del ayuno de esos últimos días. El cuerpo de la mujer parecía no tener peso. Ambos sonreían con cada beso. La mujer comenzó a besar el cuello de su amado y recorrer con su boca todo su pecho. Tocaba su espalda gruesa. El aroma del incienso a lavanda parecía encapsular todo ese momento. -No quiero que esto termine.-Dijo la joven.

-No tiene por que terminar, somos eternos.-Dijo el muchacho mientras acariciaba las caderas de la mujer con las llenas de sus manos. Los genitales de los humanos palpitaban por más amor. Cada beso era más profundo. Comenzaron a mover sus cuerpos para encontrar millones de formas posibles para amarse. La entrepierna de la mujer no dejaba de humedecerse mientras los ojos de cada quien jamás se separaba de los otros. En toda la habitación no existía nada más que ellos, el tiempo pasaba tan rápidamente o tan lentamente que ya no era perceptible. La mujer se colocó enfrente del hombre sentado y abrazándolo con sus piernas delgadas se sentó para sentir por dentro el pene del joven. Jamás había sentido algo así, en ese momento los dos humanos comenzaron a vibrar de una forma única. Ambos se miraban a los ojos y no dejaban de sonreír. -Dios es un orgasmo eterno. -Tú eres Dios. -Tu también eres Dios. -Entonces nos conocemos. -He conocido a Dios. -Ahora quiero que comience nuestro viaje. -No te soltaré. -Puedo resolver toda tu complejidad. -Ahora conozco tu nombre. -Tienes un nombre hermoso. -Todo tu ser es amor puro. -Estamos hechos de la misma cosa.

-Ya no hay color de jaulas ni de llaves. -Me pregunto ¿Qué nos esperará? -Vamos a descubrirlo. Toda la habitación se llenó de luz. Ahora los dos humanos se dejaban llevar por aquel río en donde ambos habían sentido por primera vez la paz. Se adentraron en un sueño compartido y caminaron por la biblioteca infinita. Pero no era la misma, estaban en una sección con libros que no tenían nombre alguno. Ambos sentían una felicidad enorme, no tenían ningún deseo. Al llegar a la sala vacía los humanos decidieron unir de nuevo sus cuerpos, su vibración se incrementó aún más. Todo era distinto, pensaron que percibirían algún eco de lo que antes eran, sin embargo ya habían llegado al lugar vacío. Ahora no había niebla. No tenían cuerpo y no eran dos sino uno solo. Un solo ser. Un solo ser que quería abrazar con su amor a todo. Veía a seres más pequeños que como ellos simplemente se dejaban abrazar y dormían de nuevo. El ser sabía ahora cuál era su propósito. El ser sabía ahora cuál era su finalidad. El ser sabía que no podía ser más grande ni más pequeño por que para el amor no existían las dimensiones. El ser lo era todo. Y todo era el ser. Como era arriba era abajo. Como era adentro era afuera.


Escribí esto para Beatriz hace ya varios años y quería compartirlo en este espacio. Siempre me ha parecido interesante explorar hasta donde puede llegar el ser humano cuando experimenta amor real.

 
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from VirginiaVictoria

Oda a la activista fracasada que no estuvo a la altura

*Escribo y revisito 1 vez. No lo trabajo más. Lo publico. Inspirado en: un encuentro del que no escribo todavía, organizaciones que me rodean, “activismo” a varios niveles, viaje existencial por cumple, la sabiduría vieja del conflicto, el honor a la escucha de personas Palestians, Gazatíes e israelíes; y tras la primera sesión del curso encuentro Becoming monster de The mergence Network.

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Qué manía tengo yo misma con que tiene que ser rígido, sólido y civilizado. Muy en orden. Para que pueda ser. Hasta que no tenga la capacidad de hacerlo genial, como debe ser, no lo hagas. Quéjate aquí de tu fracaso a escribir una entrada sobre un encuentro, asistir eficazmente a una reunión o seguir con fuerza como debería cualquier activista decente

Y ahora estás aquí, como viajando por estas capas de joder qué mierda, qué mierda los rincones del mundo que asfixian joder que sí, que allí y aquí hay belleza pero mira cuando asfixia la máquina, mira cuanto aprieta. Joder cuanto aprieta.

Y yo no quiero dejar de mirar así que aquí me tienes todo lo que sé sobre entera. Lo miro desde el pecho y se me pincha. Pincha ya, de que yo no voy a dejar de mirar. No voy a dejar de preguntarme. Digo y mientras hace un tiempo que dije dejaré de mover hacia adelante.

Me voy a mover hondo y hacia abajo, y eso me hará a veces disfuncional poco efectiva.

Lo haré porque tanto en más allá de mi me dice que todo puede estar perdido y entonces que me arrastre por la tierra. Que toque los huesos, me cubra el barro y que se ponga a oscuras y que salude a la muerte y me venga el duelo y no se vaya y le lleve al duelo a fregar las cacerolas en esta tarde fría que brilla aquí. Mientras tu muriste allá. Y yo simplemente vivía.

Y de la culpa a veces de saberte morir y no hacer ná. Ná que hacer ni tu mare que abrazar ni una sopa que ofrecerte de la distancia. Ni un mandatario al que secuestrar y llevar a una isla desierta, y que sobreviva tranquilo lo que sepa y le queda sin el poder que ya ha robado sin nuestra legitimidad tanto. Tanto. Tanto.

Cómo puedo honrar miles de años de carrerilla hacia esta inercia, que violenta qué violenta qué violenta. Cómo puedo honrar miles de años de esta inercia si creo que puedo humanamente salvarnos. Como podré honrnar si creo que se puede antropocétricamente ser la heroína del día, de la zona, del año. Como podré si no me muevo hacia los lados. Me zarandeo. Me salgo de la carretera para meterme en una gruta ajena a la rectitud supuesta eficacia; al menos tiempo es mejor; al o estás conmigo o contra mí.

Lo intenté y no me siento mejor. Lo de la carretera, digo. Creí que la carretera era salir del sistema ¿sí?, y cambié la forma en la que curro y en qué pongo mi seguridad socialmente. Como siento la muerte y la vida. Metamorfoseóse, una y otra vez, y no creo que pare a estas alturas.

Simplemente está viva. Esta llamada a moverme para abajo y hondo Más allá de mí. Y sueña. Con maneras de habitar que nos permitan estar atentas conectar, porque juntas nos aliviamos necesidades cubiertas y buena compañía mientras pica o muera.

Y no jugamos a ir dejándonos mutuamente atrás. El potencial de lo común es de gran belleza, sabemos, pues parece asomar, y se oye y suena mmmm. Como amanecer cerca del agua, moviéndose de vida. Como cantar por vibrar no más. Como el canto de rezo repetido que vibra en pasado, en futuro, en presente, contigo y conmigo, si lo vibramos.

Permitidme que me pierda.

Cuántos permisos. Para reir con la boca abierta. Para que diga mi verdad entera sin que me llames loca o me ataques de histérica. Para llorar días y no poder pararme. Duelo.

Me decían hoy del duelo como un estar. Más allá de emoción. Que viene, se queda y te lo llevas puesto. Y a su lado yace a veces lo monstruoso. Es.

Y yo quiero mirarle las heridas, el pelaje, las ventosas y las hojas y darle la bienvenida a mi pecho. Que es la grieta. Que salí de la carretera hacia lo incierto y acabé así, inacabable.

Desde aquí adentro, desaprendo y me permito ser nueva momento a momento. Lo dejo atravesarme todo lo que venga y veo que significa si lo honro ¿puedo honrarlo? Recelo de la culpa y de quien me incite a culpable.

Me muevo por el mundo con poco, y cuando me acerco habito el espacio como puedo, trato traer ofrendas A veces me repliego con lo muy serio. Serio no de duelo. Ya os digo. Serio como de moderno. Como de blanquitud modernidad. Como de recto. A veces me repliego. Pero al duelo escucho y veo. Tiendo. No me repliego. Me expando, porosa, en cuanto puedo, y le digo hola, la que está aquí está dispuesta a ser atravesada y te honra.

A veces, entonces, no llego o no quiero llegar a demandas de lo que hay que lo que se sigue haciendo en la autopista aquella.

Me enseñaron, sociedad que no hay quien me entienda, así que quizás no me atreva a decirte donde andaba la grieta por la que quise caerme ahora que vine a verte. Igual me escondo de sonrisa. O cuando me enfade, lo contendré y reventón de llanto más tarde en una esquina, en un margen. Y no lo podré controlar. Duelo. No tienes control sobre ello.

Mientras deambulo seguirá habiendo víctimas de esta inercia y los ejecutores tendrán nombres y apellidos y hasta los veremos grabados en videos.

Decía algo que leí el otro día (no recuerdo donde ni por quien), todos los países están ocupados por Israel excepto Gaza. Algo así, era creo recordar, algo así.

Me quiero referir a la resistencia y honrarla. Tan vieja. Tan sabia.

Y quiero nombrar a la inercia colonialista blanquitud y modernidad. Y recordarno que Apocalipsis, Significó colapso y renovación, y significó que los velos se levantan. Se ve. Ya no se tiene el poder de esconder.

Inercia barbarie no se esconde y se legitima y manipula. Y esa misma inercia a la vez me dice mientras la intento doblar con palabras me dice que sea buenecita y qué significa ser buenecita que esté calladita no me hables enfadada o te encierro o te pego o te mato. Y no necesita casi de policías, porque nos posée ¿Sí?, Yo lo veo así, forma parte de nosotras, y a veces FAAAH, nos posée. La autopista, de nosotras. Imaginario y tendencias. A saco con lo binario pim pam y decir que es mejor y qué peor y expulsar y matar lo que quiera que no le encaje. Hasta padentro. Por donde mande.

A donde vamos no hemos estado nunca, quizás y el desde donde se trae es antiguo antiguo. A donde vamos Lo llevamos buscando desde siempre. ¡A brindar! ¡Qué corra el mythos! ¡Las leyendas! ¡Los consejos humildes viejos!. Lo llevamos invocando rezando desde tol rato diría yo casi seguramente pero a saber.

Nos quiero invocar a preguntarnos qué significa seguir porosas permitiéndonos imaginar lo que está más allá lo que está más allá. Lo que está entre medias de Bueno y Malo. Lo que sale PAM estruendoso e inapropiado. Buscando entre medias y puntos de encuentro. Entre medias y puntos de encuentro. Como el del aire que sale de tu nariz y roza tu labio superior.

Entre la piel de tu mejilla y la temperatura ahora.

Entre vivir y morir como especie y caso Si todo pudiera ser esa inmensidad Desde donde vamos a movernos raro Para quitarle poder a esta inercia que habita nuestras intimidades y que a algunas nos vea y a otras no nos vea llegar Y puf pierda tanto poder que se retuerza ella de pena y se quede en su rincón sin poder joder más nada.

Como somos ecosistema. Con la muerte. Desde aquí Lo posible y lo que tiene poder se van viendo moverse y la muerte y el duelo me incitan y mi tatarabuela me acompaña y me invita a susurraros

shhh. No hace falta saber por donde es. Sigamos. Quizás no sea el qué ni el como, sino el desde donde.

Que estemos donde tengamos que estar.

Amante y duelo,

V.V.

 
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from VirginiaVictoria

Poema – retorna y haz danza

Se presentan y hacen danza se avergüenzan o no de la panza o cantan y croan alabanzas a quienes se lo han currao para juntarlas.

Se cuentan si lloran por las mañanas por la sangre que brota y brama más lejana más cercana propia igual. Propia igual.

O se cuentan de linajes y viajes por las crestas de cerros, sierras y montañas bandoleando fugitividades porque si les encontrasen les iban a matar.

No vivimos ni venimos de tiempos fáciles pero nos veras igual reír que llorar es posible que si te acercas te canten una jota o te inviten a un baile

O a unas migas con uva y los ajos bien friticos y se hable de quien prensa aceituna que larga vida a las tierras que miman a los olivos y que agua, que con el agua trae que te va, con el agua comadre. A cuidarla dices y digo.

Que no se caiga en el olvido todo lo que nutra y nos haga vivas porque la fortuna cuenta que se agota lo estable y queremos ser buenas ancestras ¿tu sabes?

Ser buenas ancestras para las generaciones futuras así que te cuento y me escuchas y danzas raro y te achucho y me achuchas y no nos conocíamos hasta hace un rato pero quiero que sepas que te quiero y te querré.

Quiero que sepas que somos conectadas en esta red ahora ea, igual sin saberlo del to desde antes y que que sea que pase lo escucharé y querré estar si puedo y desearía decirte que me siento más fuerte más capaz y más viva porque te olí hace poco y qué suerte que existas que co-creamos vida.

 
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from maiaran

Jessica Atreides, de la película "Dune"

Una etimología de la palabra “problema” es “poner delante”. Poner algo en la mesa y trabajar con eso. Desarmarlo.

En esta nota estoy compartiendo mi experiencia y sé que otres lo viven diferente. Las diferencias en esta comunidad son un sostén, no una amenaza a alguna mismidad. Este solo es uno de tantos desensamblajes posibles.

Además, nunca diría que “no estoy transicionando” o que “no soy trans”. Pelearme con las palabras simplemente me ayuda a expresarlas mejor, y a generar una conversación.

¿MtF?

¿Dos lados?

“Trans” viene del latín y significa “del otro lado” o “a través”. Un barco trans-atlántico va de un continente a otro. Una trans-ferencia de plata entre dos cuentas [1]. De varón hacia mujer, de mujer hacia varón (o hacia la divinidad éldrica, si sos no binarie :3).

Un problema es que se presuponen dos estados iguales. Ambas costas del Atlántico son lo mismo. América igual que Europa. “M” y “F” en “MtF” a la misma altura. Yo siendo varón se expresa como equivalente a yo siendo mujer. Y esto es un malentendido grueso.

Yo no fui un hombre del mismo modo en que ahora soy mujer-no-binaria/femineidad/trava/como-se-me-ocurra-nombrarme-esta-semana [2]. Cuando “era varón” estaba a merced de códigos y mandatos sociales, no decidiendo o deseando por mí misma, con muy mala salud. Vivir como hombre, para mí, se siente como no vivir, no ser. Era estar obligada a ser.

No podemos perder de vista esa opresión y describirlo como “ser” a secas, similar a este “ser” que soy ahora. Más si esa opresión marca mi “ser” actual como margninal o anormal.

Siguiendo con la analogía de nado en aguas abiertas. No estaba “del otro lado del Atlántico”, estaba en el mar, ahogándome. Exiliada de la matria a la que regreso nadando.

La transición (al menos en esta sección :3) no es ir de A a B, es ir del no-ser al ser [3]. Me gusta esta idea porque siento que subvierte el pensamiento binario de una forma interesante. No poner los lados de la transición (¿del binario?) a la misma altura. Vas de no poder ser lo que deseás, de no vivir sanamente, de no encajar en lo que te dicen que sos, a ser más libre y sane… Y si me sale, de un ser colonizado a uno decolonial.

M≠F

¿transicionar a algo?

Pero soy una trava sobreanalizadora y tampoco siento que esté transicionando a algo. Si pudiera transformarme en algo definido, sería a un robot espacial gigante con misiles, cañones de riel, comunicación por tensorayo, sensores en varias longitudes de onda y pronombres femeninos.

El mobile suit kshatriya del anime Gundam Unicorn – transition goals

Cuando digo “no estoy transicionando a algo” hablo de una forma más conceptual. Mi proceso está lleno de objetivos. Prácticas, vínculos, modos de vida, aspiraciones emancipatorias, luchas, estados de salud, corporalidades, aprendizajes, diversiones… que son metas concretas y valiosas para mí. Cosas hacia las que voy en transición.

El problema es que esos deseos y formas de ser que busco sean encerrados en un concepto, o mandato. Lo que busco es un espacio conceptual abierto, donde desplegar distintas posibilidades. Un concepto, quizás, pero no un encierro.

Siento que escapé de la cárcel de varones y no quiero hacer todas estas corridas por descampados solo para meterme por la ventana a la cárcel de mujeres. Quiero ser muy femenina, sí, pero resisto a que me condicionen a ese lado del binario. Mi feminidad es libremente elegida (relativamente) y mi modo de habitarla es otro.

Puedo ponerme extra no binaria acá y plantear otro problema: ¿Y si no transiciono “completamente”? ¿Existen transiciones “más o menos completas”? ¿Alguien que se operó las lolas y el johnson es “más trans” que una compañera que tiene barba y no se hormona? Es raro comparar los procesos y decir que alguien “fue más allá” y otres “se quedaron a medias”. ¿Más qué? ¿Quién dice que todes buscamos lo mismo a través del mismo proceso? Una chica trans me decía “No hay una transición”. No hay una serie de pasos ordenados para todas, solo los que da cada quién.

Sé que afortunadamente muches ya superamos esta mentalidad reaccionaria, binaria, e incorrecta, pero en el origen de la palabra “transexual” siguen estando los mandatos médico-hegemónicos. No hace mucho, se nos clasificaba como transexuales, transgénero y travestis. Como evoluciones pokemon de la anormalidad. Mucho de nuestro lenguaje sigue teniendo su origen el regimen heterosexual y psiquiátrico.

Mt¿?

¿Entonces qué?

Bueno, pienso que los problemas de nuestra sociedad tienen que ver con sistemas de dominación violentos que clasifican a la gente en categorías fijas, trascendentales y jerárquicas. Clase, raza, género, capacidad, sanía, belleza, normalidad… He leído pensadores como Paul Preciado, estar en contra de toda esta idea de “identidades individuales” y que están tratando de repensarnos en formas menos binarias y clasificatorias. Me da paja “ser algo” definido. Tengo TDAH, no puedo concentrarme en una identidad.

Nuestra comunidad no es inmune a esas formas de opresión propias del patriarcado capitalista colonial. Hay gente del colectivo yuteando (vigilando) todas las identidades. Viendo quienes son les verdaderes trans, les verdaderes bisexuales, las verdaderas lesbianas, etc. He leído chicas trans siendo misóginas y transfóbicas con otras chicas trans, diciendo cosas horribles como si no supieran lo que es la disforia o la violencia que sufrimos.

Todavía tenemos internalizada esa ideología del sistema: clasificar(se), vigilar(se) y castigar(se). Perdiendo de vista que al final del día, para quienes nos odian, todes somos “unos travas” y no les importa mucho las diferencias. Todes somos igual de abyectos. Para ellos no hay un “verdadero transexual” que van a aceptar.

Dejar de pensar la comunidad con conceptos rígidos, dejar de vigilar las experiencias de otres, es parte de esa deconstrucción permanente en la que estamos.

“Creo que la gente a veces se desespera en busca de identidad. Y la identidad no se busca, se trasciende. Vos fluís y ahí aparece la identidad sola. Pero cuando uno se impone esa cosa de buscar la identidad se auto limita, se encierra dentro de uno mismo y surgen los miedos, el miedo de pensar, el miedo de fantasear…Me asustan los tan normales” — hermoso, Federico Moura.

👮‍♂️t👮‍♀️

entrete(s)iendo

Así que aunque sea muy femenina uwu y tenga muchas cosas claras sobre “quién quiero ser” (más bien, qué quiero hacer y con quienes), no quiero ser mujer, en los términos de las categorías de la violencia patriarcal. No estoy buscando un nuevo amo al que obedecer o una nueva culpa por no ser.

Las cosas parecen que son permanentes, por ideología, porque los sistemas opresivos fijan partes de este proceso (en ideas y prácticas) para dominarlo. Violentándolo cuando el proceso se sale de la norma y no se da como quieren. No hay una cosa llamada “materia prima”, es la cuerpa de la madre tierra existente más allá de toda clasificación, mutilada y alambrada como mercancía y recurso. No hay una cosa que sea “mujer”, es el patriarcado alambrando nuestras cuerpas para expoliarlas y consumirlas.

El derrumbe constante de las cosas, la historia colonial de las cosas, se borra y desmiente para mantener una ilusión de estabilidad.

el individuo es un producto del poder – Foucault, Introducción a una vida no fascista

No entiendo mi femineidad en sí misma, como una suerte de esencia interior o identidad que me define. Como un ánima que me anima. Mi femineidad está al rededor de mí, está con otras. Es como la canción en un fogón. Lo comparto con vínculos y comunidades. Es el modo en que me vinculo y comuno. Lo que sea que llaman “yo misma”, existe como partes de esas compañías. Existo en en relaciones.

Sin compañeras y compañeres de militancia, sin la lucha del trans-feminismo, yo no sería nada que valga la pena ser. Existo porque hay quienes luchan colectiva y cotidianamente, para que mi femineidad sea posible. Existo como estas palabras en tu cabeza, les das lugar y hay redes que hacen posible su producción.

Estoy en un estado constante de superposición de abracitos cuánticos con otras compas uwu

Tendrá que ver el proceso de salud-enfermedad-atención, también. Si dijera que transiciono de algo a otra cosa, diría que voy de un modo de vida impuesto violentamente, dañino, a un modo de vida que vivido más libre y sanamente.

Más atrás hablaba de como no todes transicionamos de la misma forma hacia lo mismo. Lo que sí tienen en común estos procesos es que están yendo hacia una etapa más sana y deseada, en una salud que es múltiple. El “atención” en la palabra trencito es la comunidad trans la que atiende el malestar de las personas trans, la que nos ofrece salidas y posibilidades de salud. Puedo hacer lo que quiera, porque una comunidad me dijo ¡Sí!. Lo que sé sobre cómo sanar, sobre lo que soy, lo aprendí de la comunidad trans. Hay comunidades que proveen los medios para que produzcamos y vivamos estas sexualidades.

La transición es hacia esa comunidad, hacia esas nuevas formas de relacionarse y construir subjetividad.

Leía a Maite Amaya, una militante travesti de Córdoba, que decía sobre su identidad y este proceso “Estamos siendo”. Me pareció hermoso. ¡Qué mierda somos! Si estamos siendo, afectadas por el momento, afectándonos mutuamente, deviniendo. No somos algo permanente, ni buscamos serlo. Queremos poder vivir en constante cambio y transformación. Estables, sí, resilientes, sim-poiéticas, pero no inmóviles. Para estar vivas, no podemos dejar que nos encierren.

Estaba habitando la categoría fija, aplastante, que me impusieron. Temiendo los castigos, siguiendo ideologías y muriendo lentamente. Y estoy transicionando a algo fuera de esas categorías, compartimentos estancos y aislados, volviéndome flujo viviente colectivo. Crecer, cambiar, experimentar, desarrollarme, compartir, intercambiar, jugar, desear, transformarme constantemente. Vivir de una forma que me haga bien, en conexión con lo que nos pasa, que se mueve siempre. Vivir en comunión con las personas que están siendo a mi alrededor, con quienes somos libres. Sumergirme en la transición colectiva, social, planetaria hacia un mundo mejor. Rehusarnos a que el sistema nos controle y nos fije en identidades a ser explotadas. Transicionar a disidencia, monstrua.

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Grafiti que dice "We must dissent". Imagen del videojuego Sid Meier's Alpha Centauri

conclusión frágil

Siento que con cada mandato, con cada norma que abandono, me vuelvo infinitamente vulnerable. Sin los muros soy una cosa frágil y vana. Todo me duele mucho más. Dejar de ser hombre es el proceso de abrirse a todas esas cosas que estaba fingiendo que no pasaban.

Ilustración del quinto volumen del manga "Bleach" por Kubo Tite. Es el brazo de Chad Yasutora. Algunas flechas señalan partes y las nombran: Dive, boost, process, heart. > Si blando la espada, no puedo abrazarte. – Bleach, por Kubo Tite

Abandonar la fantasía que venden, de una masculinidad invulnerable.

Me prometí, le prometí al mundo, que no voy a apartar la mirada del dolor, mío ni de nadie. Y ahí está: la madre tierra llora, junto a todas nosotras. Pero el dolor nos une y la vulnerabilidad es potencia. Cuando decimos “no puedo sola”, buscamos a otras personas. Empieza la acción colectiva.

Dejar de ser hombre es dejar de pensar que soy una isla, que soy en mí misma, que soy sola. Que hay un “círculo de cosas bajo mi control” como dicen los estoicos. Entender la realidad de que necesito a otras personas me abre al dolor y también al amor.

No estoy nadando de un continente a otro. Estoy nadando hacia alguna isla perdida, habitada por otras que también naufragaron. Donde, sin embargo, intentamos construir otra sociedad.

La transición es más en como me relaciono con el mundo, pasar a una mirada crítica, a reconocer el dolor de esta sociedad cruel, y empezar a enredarme con otres, a cambiar este mundo.

Así que acá llego, un poco como el filósofo budista Nagarjuna, negando toda categoría posible. Transiciono de la nada hacia la nada. “Transición” queda colgada, suelta, eterno y puro trans sin binario. Transición fuera de toda persona, ilimitada en su transformación.

Transición que se entiende mejor si me salgo de mi misma. Transición que solo se detendrá en la utopía.

Me encanta. Soy trans. Trans*, con asterisco. En proceso de trans-formación. Trans-humante, trans-humana. Intento contribuir a la trans-formación social. Un ser trans-individual. Intento ser trans-gresora.

無我t無我

[5]

Si leiste hasta acá (¡y me aguantaste!) sos muy linde, te quiero mucho uwu, besito u3u. ¡Que tengas un muy feliz devenir y estar siendo! ^w^

Meme:

Meme: Link del Legend of Zelda levantando una bandera trans. Al lado el texto "Es mí género y si quiero falopeo sobre él"

Notas al pie:

  1. Hablando de etimologías. El “-ferencia” de “transferencia” es de la misma raíz que el “-foria” de “disforia” y “euforia”. Phoros es “llevar” o “cargar”. Y disforia (en el contexto más amplio de la psiquiatría) significa que no lo lleva bien :(, que no soporta la carga. “Euforia” significa, con fuerza para llevarlo, que lo lleva bien :). Mismo con “metáfora”. Toda esta nota al pie la plagié miserablemente de Dysphoria Mundi de Paul Preciado.

  2. Aunque reconozco que, más allá de la experiencia subjetiva que menciono, “varón” es parte de mi pasado, de mi historia. Viví (mal) unos años en ese mundo varón. Tengo un pasado viviendo con otros varones. Viviendo como otros varones.

  3. Acá es interesante comparar con el concepto de “episteme de lo mismo”, de Ana María Fernandez (en youtube hay lindo material de ella). En el patriarcado no hay A y B. Hay A y no-A. Hay varones, y quienes no somos varones. El binarismo es como el código binario, 1 y 0, on y off. Existente e inexistente. Solo existe la sexualidad del varón, la mujer no tiene sexualidad propia, una alternativa “B” a “A”, está solo para satisfacer al hombre, existe para “A”. Blanco y no blancx. Sano e insane. Capaz y discapacitade. Dueño, con propiedad privada y capital, y desposeíde, con sus posesiones mercantilizadas como propiedad.

  4. ¿Sabías que el número 4 es como de mala suerte en Japón porque suena como “muerte”? No sería auspicioso que hubiera una cuarta nota al pie.

  5. Con estos caracteres, les chines y japoneses escriben el concepto budista de anattā, no ser. En el mismo lugar puede escribirse 相即, que significa “inter-ser”. Sin embargo me gusta más la atmósfera tétrica de 無 (wu/mu) que es una negación. Y también como se el sonido del ladrido de los perros “wu! wu! wu!”

 
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from maiaran

soy una línea de fuga

not just a new gender, baby, we wanna whole new genre

El ensayo como un tipo de deformidad, un delirio patológico, venenoso para otras formas de texto sanas. El ensayo como texto disfórico, que sufre bajo pretenciones y formatos. El ensayo como una forma de vida indefinible. El ensayo como retrato de un paso en una transición: rebelde, mutante, caótico, esotérico.

Una expresión que hace necesario desdibujar el lugar desde el que expresamos: provocar requiere hacer temblar el acto mismo.

¡Esto no es arte de vanguardia, maldito burócrata!

grafiti en el desborde de un acantilado
 
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from fragmentos etnográficos de la ciudad monstruo

Llevaba un par de días con dolor de garganta por segunda vez en el mes. El diagnóstico del médico me repetía que era una infección. Pero también en aquellas fechas mis ronquidos nocturnos (según me cuentan quienes los sufrieron) aumentaron considerablemente en intensidad.

Entonces, recordé mi gran hallazgo reciente durante una noche de insomnios, el cual, a simple vista, no tenía nada que ver con mi dolor de la garganta.

Recordé ese momento en que me descubrí diferente. Ya no oculto, ni invisible, ni atado, sino expuesto a lxs demás.

Entonces me di cuenta que había ido por la vida con la cabeza hacia abajo, lo que dificulta el paso libre de aire para respirar.

Entonces incliné la cabeza hacia arriba y el aire comenzó a fluir, respiré mejor y me mostré a lxs demás.

 
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from Reseñas

El libro

Quevedo es el título del libro que habla de Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos. Una obra que a mi entender es de divulgación para jóvenes, liviana y entretenida, se lee en una tarde. Publicada en 1929.

En la descripción que el autor hace de Quevedo exalta algunas características que no son reales. Se puede comparar con esta biografía.

El Autor

Masferrer y Cantó, Santiago o Masferrer Cantó, Santiago, llega a mi conocimiento al recibir el libro “Quevedo”.

Encontré varias obras en este enlace.

Fue combatiente en la guerra civil española.

Corresponsal de guerra de la misma nombrado esta reseña

 
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from Reseñas

Por René Jorge Bogomolny Editorial Pandafilando Año 1979

Esta semana leí “La demolición” de Bogomolny. Una novela corta 109 páginas. De lectura rápida, no solo es corta, sino de fácil lectura. Escrita en forma coloquial con una oralidad porteña de la década de los '70. Con locaciones en Once, Constitución, Belgrano, Callao y Corrientes. Personajes de clase media, algo mediocres. Una necesidad de cambiar esa realidad que los lleva al maltrato. Es la historia de Jorge, varón, porteño de 40 años, contada en primera persona, y Elena. De él diríamos hoy un machirulo y de ella, extraña. Dejo acá, sino sería espóiler. Podés adquirir el libro por la plataforma aquí.

 
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from olimobu

Quiero expandir el artículo anterior ¿Qué pasa, IA? con algunas cuestiones que considero que van a funcionar mejor en su propia línea argumental.

Seguro que recordáis lo que se dijo hace unos años en vísperas de Navidad: “como hay que ahorrar, vamos a cambiar la iluminación a la tecnología led”. ¡Parecía que tenía todo el sentido! ¿A que sí? Una tecnología más eficiente y menos contaminante... ¡Todo ventajas! Pero... ¿Qué pasó a continuación? Los municipios se volcaron en la titánica tarea de poner más luces que nadie y de adelantar la fecha de encendido para ser los primeros. Estamos hablando de un gasto de las arcas públicas que, en algunos casos, supera ya los 10€ por habitante, lo que supone un auténtico derroche. Así es como, contra la posible lógica inicial, la rebaja de los costes puede impulsar los requerimientos de un producto o servicio para, siendo claramente más barato, acabar engrosando una factura igual o mayor. Y claro, no me refiero solo al coste monetario, sino al energético y, me gustaría incidir, sobre todo, en el ecológico. A mi queja se podría replicar, “bueno, 12 millones de luces led contaminan menos que 12 millones de bombillas incandescentes”. Pero lo importante es: ¿Alguna vez fueron necesarias 12 millones de luces extras en una ciudad por una festividad? Y ¿Existe un argumento cabal para incrementar su número más allá del irresponsable “podemos, luego lo hacemos”?

Aunque pueda no parecerlo, toda esta disquisición sobre las luces de Navidad tiene mucho que ver con el tema que nos atañe. Veámoslo en detalle.

El principio “podemos, luego lo hacemos” es el que rige el pensamiento tecnolófilo. Cualquier posible problema ya se intentará arreglar luego, y, en caso de no ser posible, se maquillará tanto como se pueda y será justificado una y mil veces como parte indispensable de una carrera imparable hacia el futuro. Si estás en contra, se te señalará públicamente como un enemigo del progreso, un ludita. ¿Qué eran los luditas, unos salvajes que querían volver a las cavernas? Te sorprenderá saber que era solo una pobre gente que se estaba defendiendo de una agresión a nivel vital. ¿Qué pasó? Los capitalistas de la Inglaterra decimonónica destruyeron el trabajo de estos artesanos, expertos en el uso de herramientas para realizar los mejores productos a un precio razonable, devaluando su trabajo al introducir maquinaria que podía ser usada por cualquiera (incluso por niños) con un nivel de producción abrumador. Los luditas no estaban en contra de ninguna herramienta que les sirviera para mejorar la calidad de su trabajo o sus tiempos de entrega; estaban en contra de que se les arrebatara su forma de vida sin ninguna alternativa digna. Y es por eso, por lo que decidieron atentar contra la maquinaria deshumanizante de los capitalistas.

Pocas décadas separan a los primeros luditas de la irrupción de la fotografía. Es muy usual escuchar el siguiente argumento tecnolófilo: “al igual que la fotografía no sustituyó a los pintores, ninguna nueva tecnología sustituirá el trabajo artístico; solo lo potenciará”. Al margen de que es una falacia decir que como algo no pasó una vez, jamás pasará... ¿La IA generativa es como la cámara de fotos? Claramente, no. Es cierto que hay algunos paralelismos: la herramienta permitía a un reducido costo, obtener rápidamente una representación visual de un trozo de realidad. Pero no sustituía el proceso artístico. De hecho, desde el principio, los primeros fotógrafos se esforzaron mucho por realizar un trabajo equivalente al de los pintores; trabajando la composición, luces, colores... con un propósito emocional y reflexivo. Es cierto que la irrupción de esta herramienta dio lugar a ciertas tensiones, pero los que usaban la cámara de fotos encontraron su lugar como artistas y los que usaban las herramientas más tradicionales encontraron nuevas formas de expresión, más allá del mero figurativismo. Por contra, la IA generativa actual no es una herramienta artística, sino una suplantadora de la actividad artística.

La reciente popularización de la IA no es en forma alguna una mejora técnica concreta. Es una maniobra capitalista que se ha hecho posible gracias a mejoras técnicas, la mayoría de las cuales han nacido de la investigación o inversión públicas, para acabar luego siendo sistemáticamente privatizadas. ¿Tiene algún sentido que cualquiera pueda creer ser pintor, compositor o escritor y que nadie pueda, realmente (no al menos sin un colchón socio-económico fuerte), dedicarse a ello? Y digo creer porque, como dije en el artículo anterior, la IA no reproduce ni ayuda a reproducir ningún tipo de actividad que pueda considerarse 'inteligente' ni 'artística'. Se limita a exportar un resultado, que funciona como producto. No es casualidad que, al igual que ocurrió en la Revolución Industrial, se vuelva a echar mano de niños y adolescentes. Por supuesto, en esta ocasión no tienen que desplazarse para lidiar con un ambiente desagradable, trato degradante y sueldo mísero. No, pero “lo hacen porque pueden y como pueden lo hacen”, conducta reforzada además de forma gregaria bajo el razonamiento “como todos lo hacen, yo también lo hago”. Se les da una fantasía, y se conforman con ella, para mayor beneficio de los capitalistas y desgracia de los trabajadores artísticos. Incluso cuando no es de tipo generativo, el uso de IA se usa masivamente por los jóvenes y no tan jóvenes para recibir meras fantasías: la apariencia de que “has hecho” un trabajo escrito, la creencia de que “tienes un amigo”, etc. Es el triunfo de la posverdad. De hecho, se sabe que las IAs tienden reproducir desigualdades estructurales, al mismo tiempo que producen contenido sesgado, que incluso, tiende a respaldar teorías conspirativas.

No niego la posibilidad de que la capacidad que tiene esta maquinaria de sacar un resultado más o menos coherente a partir de elementos dispares pueda ser usada por humanos de una forma “artísticamente dirigida”. Pero la pregunta vuelve a ser, ¿Vale realmente la pena, tal y como está todo montado? Si habláramos de una tecnología pública, al servicio de necesidades justas y entrenada con el permiso de los artistas, podría darse un debate fructífero. Pero en la actual situación, plantear esto solo puede funcionar como un caballo de Troya.

Por otra parte, la tecnología tras la mal llamada IA creo que tiene realmente mucho sentido, si la usamos para procesar ingentes cantidades de datos en el contexto de investigaciones científicas públicas, abiertas y justas. Hace muchos años que se viene trabajando este enfoque, antes de su reciente y artificial popularización. ¡Encontrar exoplanetas! ¡Descifrar genomas! ¡Analizar patrones climáticos! Sin embargo, la desinversión pública unida al poderío económico de los capitalistas hace que la inmensa mayoría de las veces se acabe usando hardware y software privativo, lo que hace que no se puedan evaluar adecuadamente los nuevos modelos y técnicas en términos de solidez, sesgo y seguridad. Cada vez es más complicado saber qué resultados son fiables y cuáles no, lo que contribuye a una situación de farragosa posverdad. Así pues, vemos que los capitalistas no solo están degradando a las artes, también a las ciencias (en definitiva, al ser humano y a la naturaleza entera). Y es que el conocimiento para ellos nunca fue importante, si no es porque sea monetizable. Nada importa, más que asegurar el crecimiento exponencial de sus ganancias.

Como en el ejemplo de las luces de Navidad, con la irrupción de la IA podemos ver también como la rebaja de los costes puede impulsar los requerimientos de los productos y servicios, haciendo que se devalúe por completo el trabajo de quien no aporte un volumen y velocidad ajustadas a ello, pero, al mismo tiempo, pudiendo incluso incrementar la factura final. Se trata de la paradoja de Jevons. Este economista inglés decimonónico se fijó en el hecho de que las mejoras en la eficiencia de la primera máquina de vapor hicieron que el consumo de carbón se disparara en lugar de contenerse. Relacionado con esta paradoja, a finales del siglo XX nació el postulado Khazzoom-Brookes, en el que estos dos economistas ingleses argumentaron que los intentos de reducir el consumo de energía aumentando la eficiencia energética simplemente aumentarían el consumo energético de la economía en su conjunto. Algo que se ha demostrado empíricamente. ¡Es muy sencillo! Como la IA nos permite producir más cantidad y a más velocidad, las compañías producen más y más simplemente porque pueden, caiga quien caiga, mientras sea físicamente posible. Y tienen la desfachatez de hablar aún de incrementar la eficiencia para “salvar el planeta”. ¡Cada vez proyectos más grandes e inabarcables! ¿A qué costo y... hasta cuándo?

Literalmente, hasta que todo colapse. Por imposibilidad física, ya que incluso la IA puede llegar a tener una relación coste-beneficio negativa para las compañías que la ofertan. La mentalidad del crecimiento perpetuo, propia de los capitalistas no es compatible con un planeta finito ni con las restrictivas leyes físicas de nuestro universo. Toda pretensión científica en sus premisas económicas es pura fachada. Hay cosas que simplemente no son posibles de hacer, o no en los términos deseados. ¿Deseados por quién? Por los capitalistas, deseos además asumidos como propios por una sociedad alienada hasta sus cimientos. Mientras, la mayoría de los gobiernos, simplemente ceden los servicios de almacenamiento digital, inteligencia artificial o ciberseguridad a los magnates tecnológicos, lo que mina aún más las democracias.

Por más que los departamentos de márketin de las grandes tecnológicas nos hablen de eficiencia, la realidad es que los sistemas de IA están consumiendo a día de hoy más energía y agua que cualquier otro sistema de computación existente (incluyendo el famoso Bitcoin). Una consulta sencilla, de media, va a consumir el triple de energía en un sistema basado en IA de texto que en un buscador algorítmico tradicional. Si hablamos de IA de imagen, audio, o peor, vídeo; el consumo se dispara de forma absolutamente demencial. ¿Estamos dispuestos a asumir ese costo? Pareciera que si, vista la adopción que están teniendo estos sistemas. Pero realmente, creo que la gente no está siendo consciente de lo que implica a todos los niveles. Y no deberíamos esperar a que sea demasiado tarde. Nos va la vida en ello.

 
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from olimobu

Hoy me apetece escribir en el blog sobre una conversación que he tenido. Una conversación con otra inteligencia humana.

“¡Guau! Los 'youtubers' han hecho viral una IA generativa de música, todo el mundo la está usando y ahora salen cosas a muy alta calidad...”

¡Se lo estás contando a un músico y no hueles el daño...!

Los ingenieros y los influenciados por ese tipo de mentalidad suelen ver en estos casos a los artistas como auténticos cortarrollos porque este tipo de mentalidad tiende a estar enfocada hacia el avance tecnológico acrítico para la resolución de supuestos problemas sobre los que probablemente no se ha meditado lo suficiente. ¿Qué ocurre entonces cuando un avance tecnológico es impulsado por las élites para reducir costes y ordeñar inversores a toda costa? Surgen las justificaciones más torticeras: “es una herramienta para iterar más rápido, agilizando la comunicación y potenciando la creatividad”. Por supuesto, no es más que la repetición acrítica de una idea salida de los departamentos de márquetin de las empresas tecnológicas, diseminadas luego por los llamados 'influencers' en las redes sociales privativas, siempre preparados para construir y expandir la próxima moda.

El uso de la palabra 'herramienta' suele invocarse en estos casos como término neutro. Pero como dice Adrián Almazán en su magnífico libro “Técnica y tecnología: cómo conversar con un tecnolófilo”, despojar a la herramienta de su contexto es algo absolutamente artificial. Una tecnología no es buena si su ideación y creación no parten de principios moralmente justos; no es algo que dependa en exclusiva de su uso. Por supuesto, el uso puede suavizar o empeorar la concepción original, pero en lo que quiero incidir aquí es que no darle peso moral a la etapa inicial, equivale a justificar por sistema a los magnates tecnológicos, tal como si se tratara de sacerdotes incontestables de un credo tecnolófilo. Y, por analogía con la religión cristiana (culturalmente muy arraigada en occidente), la posible culpa por daños recae en los usuarios, pecadores. Esto es algo realmente muy ponzoñoso.

¿Iterar más rápido? ¿Realmente queremos iterar más rápido? Los tiempos de producción son ya extremadamente cortos, enfocado como está todo a la reducción de costes. La creatividad tiene que ver con la expresión espontánea por un lado, pero también con la reflexión. ¡Literalmente la IA no tiene nada que ver con ninguna de ambas facetas! De hecho, el propio nombre es un fraude, ya que no realiza ningún proceso que pueda llamarse seriamente 'inteligente'. Se trata de una maquinaria que escupe copias de obras humanas anteriores sometidas a procesos de mezcla y aleatorización controlada. El resultado puede resultar agradable e incluso interesante, pero no tiene nada que ver con el arte porque no hay ningún proceso artístico. No estoy hablando de una diferencia cuantitativa respecto al proceso humano (que haga mejor o peor algo), sino cualitativa, esencial. ¿Cuál es el problema entonces, si de mis palabras puede deducirse que la máquina no sustituye la actividad artística? La máquina, por métodos diferentes, es capaz de aportar productos funcionales, cuyo único sentido es crecer exponencialmente y ser consumidos masivamente en un contexto capitalista. El único 'problema' que está solucionando es eliminar el escollo artístico (como se han eliminado otros escollos) para maximizar las ganancias de los magnates tecnológicos. Es una guerra contra la vida, iniciada por gente que se sienten como dioses.

Además, la gente usa estas herramientas sin reparar en que cuanto mas se use y mas se popularice, en mejores condiciones estará de directamente sustituir trabajo humano. No porque -como ya he comentado en el párrafo anterior- yo le esté atribuyendo ninguna capacidad artística a esta maquinaria, sino porque en el contexto capitalista actual se pretende de los trabajadores artísticos que funcionemos como maquinas, y, por supuesto, las maquinas hacen mejor el trabajo maquinal que nosotros. Es esta la pinza que se nos está haciendo a los artistas. ¡Necesitamos unirnos contra esto! Mucha gente está empezando a abrir los ojos, pero no lo suficiente; necesitamos más conciencia de clase. No podemos ganar mientras haya aún muchos artistas que antes que unirse en pos de un objetivo moral, prefieren incluso pagar por usar estas herramientas a cambio de un rédito económico vacuo que, en la inmensa mayoría de los casos, ni siquiera les saca de pobres.

He dejado para el final de este artículo el elefante en la habitación: toda esta cascada de inmundicia contra el trabajo artístico solo es posible gracias a que se está permitiendo el robo de obras artísticas por parte de los magnates tecnológicos. La maquinaria de la mal llamada 'inteligencia' artificial, está alimentada por este robo y su 'calidad' depende por completo de las obras contenidas en sus bases de datos y las interacciones que realizan sus usuarios, que están aportando su fuerza de trabajo gratis e incluso pagando. Se trata de un mecanismo extractivista salvaje que sería imposible si los Estados nos protegieran preventivamente de este tipo de incursiones y campañas empresariales contra la clase trabajadora. La política es el arte del equilibrio de intereses, y en el capitalismo, el interés de los capitalistas tiene más valor que el de las clases trabajadoras. Las leyes pues, cuando llegan, llegan tarde, y a menudo, con silencios atronadores. Es por eso, que hay que trabajar por la unión del pueblo, ya que solo si está realmente unido, no podrá ser vencido.

Por favor, no uses IA generativa y si conoces a alguien que la usa, discúteselo

[Este artículo tiene una continuación en ¿Qué haces, IA?]

 
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from Decires

✒️ Bajo tierra

El asbesto corre sobre los rieles que viajan sumergidos bajo el asfalto. Los cuerpos obreros respiran. Puede ser en Boedo, o en Constitución, tal vez en Retiro, seguro en Chacarita como jugarreta textual. Riesgo de exposición máximo. Se inhala, penetra en los pulmones, la pleura se engrosa, disnea, tos seca, el cáncer avanza. Los concesionarios, por si acaso, miran hacia otro lado. Buenos Aires se parece a Madrid, y no es sólo por la avenida de Mayo.

NdeA: En Buenos Aires, pleno año 2024, tenemos una serie de estaciones y coches del subterráneo porteño que contienen asbesto, producto éste cancerígeno que ha sido dejado de usar en casi todo el mundo. Los vagones contaminados fueron comprados al metro de Madrid, que los descartó. Las estaciones mencionadas son algunas de las más contaminadas. Chacarita es también el lugar en que se ubica el cementerio más importante de la ciudad. Las autoridades, tanto municipales, como del concesionario, miran para otro lado.

 
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