VirginiaVictoria

De exploración e iteración: qué siginifica ser humane en este tiempo, catarsis, fe, miedo, movimiento.

¿Co-creamos futuro con las historias que contamos?

Aquí escribo sin reflexión previa. No es un texto trabajado.

Esta tarde de vida y muerte y primavera y queda agua en los arroyos de esta esquina del planeta. Anoche un mosquito voló hacia el fuego frente a nosotras. Esta tarde la tele discutía que la pareja de Ayuso haya robado dinero público. Nunca les pasa nada, decían. Y luego, que lo que no funciona es la justicia, y luego que las calles están llenas de psicópatas, que alguien le cortó la cabeza a alguien y se la tiró a su mujer que conducía, y hachazos por la calle después. Luego que la sociedad está enferma, y que ya no cuidamos como antes, ni a nuestros mayores, y que la gente que trabaja con personas ya no lo hace por vocación. De humanidad y de que ya no queda y de personas de verdad, que trabajan de verdad. Ya no quedan.

A esto lo llamaré paradigma de la escasez. Lo llamaré miedo. Y esta tentación a creernos la generalización, como si no existiera lo que yo veo. La de personas, familias y situaciones que retan esta inercia, que sí, que es tan cierto que violenta que escuece que sangra. Ah, cuando llega la deshumanización a tu puerta, al cuerpo de tu persona amada y que no hay quien la atienda con plena atención. Como si fuera sagrada.

Escasez. Creo que la creamos con los conjuros de lo que decimos, cada vez que escogemos de qué hablamos a quienes no escuchamos. Desde la queja, decepción a decepción, vemos las inercias violentas y asusta, hasta donde vamos a llegar. Coherente, con razón. Compasión. Y así me sale invitarnos a resistirnos, a no elegir solo hablar de esa parte; a retar la generalización cuando nos invade. El blanco o negro. Como que si traemos las historias de inspiración y magia, que también son, oh, ¡y tanto que son!. La de vidas en búsqueda de alterar y retar los rumbos normalizados que, violentamente, deshumanizan. Sí. Ya te digo yo que sí, pero la tele no. Ah, que ganarán de tanto miedo. Ah, que se han instaurado mecanismos que hacen que nuestras herramientas de comunicación se lucren del miedo. El miedo y la alerta, ah. La competición. Ese morbo. Qué horror. En este contexto, creo en que ser buenas ancestras es muchas cosas y, entre ellas, elegir buscar y contar también las historias que expanden nuestra imaginación hacia lo posible. Que nos ofrecen gustico e inspiración. Coraje, compasión. Las historias de como se transformaron los rumbos de las cosas, en direcciones más amables, que le daban otro cauce a la violencia y al miedo; que le daban la oportunidad de metamorfosear. De capullo a rosa, de crisálida a mariposa. Y así y asá, como en sus cortas vidas, historias tras historias. Historias tras historias.

¿Y si de grande que es nuestro enfado e indignación, nos llenamos de palabras y se nos olvida hacer silencio un momento, para escuchar esas historias también? Para verlas frente a nosotras. Y si de tanto miedo se nos ha enterrado debajo la curiosidad.

Escogemos co-crear fuerza para lo más amable. Claro. Y eso en ningún caso tiene que significar dejar de honrar lo violento que se está volviendo la inercia y lo sociopático del comportamiento de criaturas en lo cotidiano; que roban y asesinan sí. Así es la realidad de nuestros días, sí. Que nos acompañe el duelo y el enfado, a no apartar la mirada y, a la vez, a no dar por sentada que esa es la enfermedad que nos tiene a todas atrapadas. Que va. Siempre ha habido resistencia a la inercia, y el deseo visionario de co-crear realidades más amables, y que lleguen a tantas personas que resuenen como sea posible. No podemos evitarnos, criaturas humanas, que si lo que se retroalimenta es más amor que miedo, no podemos evitarnos poner nuestra energía al servicio de la prosperidad común desde lo que nos nace auténtico.

No hay que elegir o una cosa u otra: Mirar con enfado y ver lo generalizado, lo sistémico de lo violento; y/o encarnar y/o dar voz y compartir las historias de lo que reta eso. Vivir en plenitud y ser buenas ancestras, me da a mi que requerirá honrar las dos, y no tender a no mirar a todo lo de en medio. Esto es un desde donde, elijo mi parte de futuro que co-creo.

Sea donde sea que estemos en la vida en estos momentos, nos quiero invitar a buscar nuestro camino de más autenticidad y, lo que nos haga sentir más vivas, sin pretender de lo terrible está atravesándonos y sucediéndonos. Mirar de qué maneras, entre las grietas, se abre oportunidad a ofrecer nuestros dones y talentos al mundo que queremos ver. Esto, desde lo más pequeño de nuestro día a día, es poderoso. Tanto como lo inmenso. A su manera distinta, ah.

Puntada a puntada, mirando el tapiz de cerca, de lejos, con cuentahilos, y a muchos metros. Y cuando toca puntada, la atención a la puntada.

Por la compasión y el coraje que nos une,

Virginia Victoria

  • Si has leído esto y eres de las personas que compartían estas conversaciones, espero que no te sientas juzgada. Gracias por ofrendarme ventanas a realidades, e hilos con los que tejer.

Hay quien quiere ver el mundo arder

Hay veces que digo que me dejo caer en quien sería si me pareciese más a Bukowski, en cuanto a desasosiego y como paso el tiempo. Esas veces me invito a jugar a beber en bares y a compartir miseria pero, seamos sinceras, las gentes están deseosas de ser escuchadas y se les da regular pararse a escuchar así que compartir miseria es más bien estar para que se comparta. Escucharla y preguntarle. Darle un abrazo cuando termine de contar. Un día como estos, allá en Febrero, en una semana muy Bukowski, fui canal y dejé salir algunas piezas de escritura y esta es una, y viene de historias que escuché ese día a criaturas heridas, y hablan de ver el mundo arder

Con cariño y un abrazo sentío a aquellas criaturas humanas que tienen como trabajo sostener los síntomas y consecuencias de la violencia sistémica, responsabilidad colectiva, en lo cotidiano

Vernos arder

Superar la barrera de toda la violencia que seas capaz de mirar a la cara, en lo cotidiano, es un juego de tremenda astucia en el que los actos de sobreviniencia se llaman a menudo cobardía o se tildan entre líneas de insuficiencia. Como el funcionario de prisiones que bebía al día 10 chinchones para ver si así podía lidiar con lo mundano de aquel le ha roto a este otro un brazo y este se ha ahorcado y este lo apuñalaron el viernes pasado, ¿no te has enterado? … o no te acuerdas porque de llevartelo no sería solo un trabajo y es un trabajo porque hay que hacer algo, y esto estaba a mano.

El tío más hábil de la promoción papel con material jurídico en el regazo como libro sagrado y todo apasionado, soñaba con ley y no dijo por qué pero invento que sería por justicia.

Y a poco que entras en “la justicia”, por la puerta de atrás quizás, hasta las entrañas te ve a la cara la historia de la indignidad de la violencia del “sistema penal” de la violencia.

Cuánto recuerdo en semanas como estas ese dicho como proverbio Africano que decía que el niño crecería para ver al pueblo arder*

y me acuerdo cuando oigo las historias que me cuentan forestales de incendios provocados casi todos son provocados no no creas que es tanto accidente es que quieren ver el mundo arder y claro.

De tanto no ser considerados naturaleza y sagrados claro crecieron los niños como instrumentales utilitarios contenidos y de vida misareble y sin misericordia más que la justa de algún alma que mira y ve por deshecho apropiado, tu error es la condena de lo que llamamos justicia tu violencia es tuya y no representa a una sociedad culta que sabe portarse bien

claro. Como el agua quiero ser transparente para poder mirar con prisma los ojos de quien embriagado cuente como cayó en beber para siempre porque “los malos” se hacían daño y ventitantos años de ver eso de frente son una montaña de días mundanos de sudor de caradureces de aprovecha de lo que puedas y no te arrepientas del frenesí de la euforia del chute de endorifna mmmmm deliciosa deliria que me imagino te sacaba de una nube a otra

a una vida que exploró potencial de tu alma y no la trampa mortal y jaula que tocó a tus días y aun así quien soy yo para juzgar si quizás el alma vino a hacer justo lo que tenía planeado buscar y lo encontró y yo lo encontré en un abrazo de gratitud por haber escuchado las historias que compartiste; de sentirme sabia de no haber romantizado un ápice de lo dicho sino más bien como un abrazo y gratitud lanzados a la búsqueda de honrar la miseria de ser humano vivo hoy en este rincón del planeta con todo lo pasado; del hecho irrefutable, de que hay y habrá quien no podrá evitar sentirse querer verlo, vernos, arder.

*Proverbio Africano – “El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto quemará la aldea para sentir su calor”

Cuento: El ceder de un mundo de apariencia

Un cuento escrito a través de Virginia Victoria en 2023, publicado ahora porque no sé qué más hacer, mientras sigo explorando paradigma arg, me empeño y aprendo y seguiremos explícitas y fugitivas y entre grietas ¿ah? entre grietas. Las murallas son membranas, en realidad.

El ceder de un mundo de apariencia

En un rincón de la tierra que parecía intacto, yacía una cachorra humana aparentemente dormida, dentro de un tenderete de lona y rejilla y barro. Sumida en la peculiar pesadilla de su tiempo, navegaba sin saberse despierta o sueño, la mayoría del tiempo.

De repente una sacudida pone alerta cada milímetro de su cuerpo, y con los ojos bien abiertos observa como árbol tras árbol frente a ella y a lo lejos, van cayendo. ¿Les estarán talando? ¿Estarán enfermos? No parecía oir nada más que los rasguidos de los troncos al fragmentarse verticalmente hasta caer rendidos con un último empujón de viento. Pájaros y pájaros huyen entre el estruendo, pero no parecen muchos. No son cientos. Algún bicho escarabajo torpe alza también el vuelo, dirección: la niña, como si no hubiera refugio posible sin pasar por su vista y casi rozar su pelo. Ella se asusta pero no se mueve, porque siente que no hay peligro en que los insectos se le acerquen. Sin embargo, necesitada de un punto de apoyo extra en esta súbita conmoción, va a apoyar el talón de su mano en la tierra, cuando nota el cuerpecito blandito y calentito de un roedor de algún tipo. Mira y hay una familia entera. Varias especies, todas pequeñas. No se mueven y no la temen. Se arrebujan junto a ella y miran con caritas de perplejidad y sorpresa el espectáculo de árboles caer en dominó frente a ellas. La niña mira alrededor y vislumbra otras criaturas inquietas pero quietas, a su alrededor, como un epicentro de no sabemos que hacer y estamos aquí observando esto entorno al radio de su cuerpo. Su cuerpo. De pronto se acuerda de su cuerpo y se pregunta como se siente. No es parálisis, pues se siente plenamente capaz de levantarse y salir corriendo. Y para comprender esta parte, tiene más sentido que nos adentremos en la niña y su diálogo interno (que luego dicen que como sé lo que sé y si me lo invento). Vamos allá.

―Mireya, tranquila. No niegues lo que está sucediendo, simplemente está aconteciendo. La pregunta es, ¿tengo miedo? Porque oh, debería tenerlo. Este espacio de bosque parece estar cediendo, de raíz. Hace unos minutos que no para de haber un árbol cayendo. ¡Qué trágico evento! ¿pero qué es? ¿Quién lo está haciendo? ¿Acaso hay humanos detrás de todo esto? Y sin embargo parece que esté, por inercia, ocurriendo. Me siento presionada a entrar en pánico y tener miedo. Creo que he visto tantas películas de gritos, luchas y huidas que siento que cualquier respuesta que no sea eso no es sensata. ¿Puede ser? Está claro: no, no tengo miedo. No estamos huyendo, ni yo ni estos bichejos. Son más sabios que yo, eso creo. Quizás por eso no tengo miedo… Vale, entonces, ¿Qué hacemos aquí todos estos seres y yo quietos?. Observar… que está sucediendo. Vale. Supongo que lleva un tiempo asimilar lo que una está viendo. Sí. Asimilar. Aceptar, también, que el bosque se está derruyendo. Los gritos de los árboles, ¿son dolor? Es como una raja en la corteza de todo el paso de tiempo concentrado en sus cortezas viejas. Al rasgarse grita. Pero no es de dolor, no lo creo. No hay miedo en un árbol que se está cayendo. Eso, observar, asimilar, aceptar. Y muerte, claro. Es que los árboles que se rompen se están muriendo. Yo esto lo sé. Lo he ido aprendiendo. Claro. Claro como el paso del tiempo. Entonces hay algo aquí de muerte que sucede, mientras lo viviente se sienta a contemplar, aceptar y, aprender, claro. Reflexionar. Eso. Ahora bien, Mireya, tu cuerpo está alerta. ¿Podría estar haciendo algo diferente? ¿puede parar esto? Quizás si sigo observando, de más cerca, de más lejos, siendo consciente de los riesgos, pueda entender una manera de frenar de algún modo el proceso. Pero, aunque así fuera, soy pequeña y no tengo mucho más que mi cuerpo para actuar de ningún modo concreto…

Ah… y en esto estaba Mireya por dentro, cuando una rama cayó tan cerca de ella que dio un brinco el trozo de bosque entero. No había razón ya para sentir que ese lugar era inmune a lo que estaba sucediendo. No hay lugar seguro, quizás, o todo lo que seguro que hay es la muerte, al fin y al cabo. Entonces, Mireya se levantó con una luz distinta en su mirada. Yo creo que a eso los humanos le llaman coraje, y he oído en mitos y leyendas que distintas eras que nace del saberse vulnerable, y de esa compasión que llaman, de ver el daño y sentir el deseo de aliviarlo. Pues todo eso es lo que creo que vi en Mireya cuando la vi levantarse y dirigirse con paso ligero pero firme, enraizada como si fuera una planta ella, y empezar a moverse.

Primero se dirigió a su suerte de campamento, y empaquetó en un santiamén cazo, yesca, saco de dormir, lona, malla y navaja. Miró alrededor y, cuando vio una pared de roca se dirigió hacia a ella. Los seres pequeños que la habían rodeado hasta el momento parecían haber pasado a la acción también, y fluían, no con ella, pero si con ella. No sé si me explico. El caso es que algunos iban en su misma dirección y otros recogían algunas cosas antes de ir hacia allá. Todos terminaron buscando refugio en la montaña, por si lo hubiera. Pero no era una búsqueda de refugio a la desesperada, quiero que me entiendan. No se sentía pánico y el cuidado a cada paso era evidente. Al fin y al cabo se habrían ido pisando si no, habiendo tamaños tan diferentes, que ya se sabe que las prisas no son nunca buenas compañeras.

Hubo un suspiro de satisfacción al llegar a la montaña, pues justo se veía rodeada de claro y oquedades suficientes para resguardar a muchas criaturas de verse aplastadas por árboles cayendo. Eso era una prioridad gestionada. Quedaban, por cierto, un par de horas hasta el atardecer, o eso parecía. Entonces, Mireya soltó su mochila y se preparó para adentrarse en la aventura, sí, eso siento yo, pues cogió en una riñonera lo indispensable y, como por necesidad, agarró la roca de la montaña en abrazo y la besó, mandado besitos a las familias de roedores y los meloncillos, escarabajos y otras criaturitas que la rodeaban en la cercanía.

¿Sabes esa sensación de que somos la misma cosa, al final? Pues Mireya era el rezumar sin miedo de que nada importa nada más que otra cosa. Como quien se despide de su vida y su familia por si acaso, la humana salió caminando hacia el estruendo. No era la única, y en seguida se percató de ello, pues las criaturas más diversas del bosque también se dirigían al, digamos, epicentro. Yo veía el mismo coraje en todos ellos bichos con plumas, escamas, exoesqueletos y pelo. Incluso creo que les veía sonreír, fíjate, como aquella llamada a resolver el misterio. Pero volvamos de nuevo al diálogo interior de la humana, ahora que podemos.

―Veamos, con mucha atención, qué observo. El tiempo. ¿Cuánto tardan en caer? ¿Es consecuencia de que otro árbol les impacte? ¿Tendrá que ver con algo que sucede en el suelo? ¿Reconozco qué árboles son? ¿Son la misma especie de árboles la que cae?... conforme te acercas tiembla el suelo. Las vibraciones vienen de más de un lugar, eso creo, así que están cayendo árboles en varias direcciones al mismo tiempo. Ese árbol caído es distinto a aquel. No son el mismo. Hay árboles que siguen en pie. Los robles. Los robles siguen en pie. ¡Esto de que sus raíces se entrelazan! ¡recuerdo ese cuento! Pero… inclinados… no están íntegros. Algo falla. Algo profundo no está bien. No…

Así, cuando Mireya se acercó lo suficiente, vio la tierra bajo las raíces. O, más bien, no la vio. Como si se hubiese convertido en la fina arena de un reloj, la tierra se estaba resbalando por entre raíces y rocas. Por cada pendiente e, incluso, hacia los confines de la tierra. Esto es lo que Mireya vio que creo haber visto que por unos instantes, le paró el corazón. Cuando entró esta mañana en el bosque, el suelo parecía normal, ¿Sí? Ya me entienden. Sólido. Pero quizás solo en apariencia. La estabilidad de un suelo que depende de todo lo que le habita parecía haberse desintegrado y, con ello, la integridad de la tierra se había esfumado. Si los mismos cimientos ceden, los árboles no tienen donde sostenerse. Así, el bosque entero se convertía en un desierto, en algo yermo en… ¿nada?.

―No… es tan terrible y, a la vez, algo de ello me resulta bello. Como el marchitar de un bosque. Como una velocidad aumentada de una planta, cuando la ves crecer y marchitarse y morir… pero en la improbabilidad de que suceda en un bosque, de golpe. Esto que se ha desatado, me dice el instinto, que no se puede verdaderamente hacer nada en este momento, en este lugar, que volver donde las familias de roedores, construir refugio y esperar. Podemos buscar comida y agua. ¿Se habrá ido el agua también? ¿hasta que profundidad se está muriendo súbitamente la tierra? ¿Se podrá regenerar si le traemos artrópodos, hongos, humedad y bacterias? ¿Se podrá para el daño? ¿Hasta dónde llegará?... la bella tierra negra llena de vida… no está más.

Y prometo que vi lágrimas en los ojos de la cachorra humana todo el rato. Miró a su alrededor y ciervo y oso y lobo y cabrón y serpientes y águila y buitre eran los seres más grandes que podía ver a su alrededor. Todas las criaturas intentando comprender. Todas aparentemente aceptando que no hay a donde huir si esta es la profundidad de la situación.

Lobo y loba y la pequeña manada se acercaron a un árbol joven, y observaron la tierra volverse arena bajo sus patas. La olisquearon. Juntaron sus cuerpos contra el árbol, como haciendo un redil para sostenerlo. Y se quedaron atentos mirando al suelo. Mireya prestaba atención, claro, a la sabiduría de estas criaturas y qué andaban indagando y descubriendo. Las otras especies hacían algo similar y se paraban a observar. Llegado cierto momento, cuando las raíces del joven árbol estaban casi por completo al descubierto que la solidez de la tierra parecía más plena. Había cierta integridad distinta a la tierra superficial que se volvía arena, y se notaba porque el ritmo en el que fluía era tan lento que casi paraba. Un par de lobas observaban y giraban en círculos, mientras los otros sostenían con sus cuerpos el arbolito. Olisqueaban la tierra. Una de ellas, empezó a introducir sus zarpas en la tierra, y con una delicadeza inexplicable por una boca como la mía, escarbó. Como estudiando que sucedía allá abajo, escarbó y estudió con el hocico y con las mollejas de las patas. Con la nariz testeó la humedad de la tierra y su integridad. Pareció dar una esperanzadora señal a la manada, porque con una delicadeza que no impedía agilidad, empezaron a escarbar el diámetro de las raíces del arbolito. El oso se acercó, y con un gesto se hizo hueco para sujetar el peso del arbolito. La manada de lobos comprendió y se puso a cavar con igual delicadeza. Había un honor en cada gesto, que no se puede hacer justicia con palabras. Casi un rezo. Casi plegarias. Mireya que, al principio había dedicado unos momentos asegurarse estratégicamente de que ningún árbol grande iba a caerles encima y aplastarles, se había compenetrado en la seguridad del momento, y comprometido con la misión de la manda tanto, que sintió que su mente y la de la loba que inició la excavación eran la misma. Sentía permisos y precauciones. La confianza en los demás. Se sentía las manos en contacto con la tierra. Olía que otras sustancias estaban presentes más profundo. Se unió en sinfonía a la plegaria y al rezo implícito en el momento.

El hoyo parecía listo, y entre varias criaturas, ya no sabría decirte quienes estábamos tocando el tronco con las extremidades, quienes éramos el tronco y quienes el hoyo, el arbolito se colocó en la profundidad, la tierra se colocó sobre sus raíces con zarpas, garras, morros y hocicos; y con una atención serena y atenta, comenzamos con un primer paso hacia atrás. Quietos. ¿Se mueve? ¿Se sujeta?. Otro. Ojos profundamente atentos, preguntándole al arbolito que tal se sentía. El veredicto, parecía estable.

Se hizo un corro alrededor del arbolito, y hubo miradas. Aquí Mireya:

―Quizás en la profundidad se encuentren los caminos hacia que no todo esté perdido. Es necesaria concentración, calma y delicadeza para no seguir irremediablemente dañando. Somos guardianes de esta tierra y no tenemos a donde ir, así que compartimos la misión de prestar atención y salvaguardar, de poner intención y cuidar de un porvenir que permita prosperar vida, mientras la inercia arrastra hacia cerrar el ciclo y verlo morir. No podemos parar la caída ni volver a sembrar los grandes árboles. Nuestras fuerzas no llegan hasta ahí. Pero podemos vivir día a día sabiendo que nuestra prosperidad depende de lo profundo, de lo pequeño, oliendo y entendiendo. Nutriendo y, si alguno de los caminos e iteraciones que escogemos es fértil, sanando. Sabiéndonos juntas quizás sea posible. Tratemos la muerte con honor y respeto. Aceptemos que podemos ser lo perdido y que eso no es más que la vida y que no acaba aquí. Nos encontramos con gratitud y veneramos la vida.

Así, se disolvió ese círculo, y Mireya, que parecía estar en trance, agachó la cabeza en reverencia y caminó hacia la pared de piedra de la montaña, viendo el atardecer llevarse la luz tras el horizonte. Tenía una sonrisa pequeña en la boca, lágrimas en los ojos, y una mano entre el pecho y la barriga. Pronto anochecería y había que encontrar algo que llevarse a la boca. Y juraría que a cada paso que daba y tocaba la tierra con un pie, lanzaba un beso.

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Qué mierda y a la vez qué bien y a la vez qué mierda [...]

Los almendros florecen en Enero y siguen muriendo y muriendo en el territorio que llamamos Gaza y personas de los pueblos que llamamos palestinos. Sigo a Saul Williams en redes y de él leo gente de allá y me pongo historias en el pecho para seguir llevándolo dentro. Veo el Falestin de Cuellilargo para entender. El Zionismo es colonialismo.

Mierda.

El jardín salvaje que habito está lleno de abejas a ratos. A mi hermana encarcelada la liberaron. Me dijo que echó tanto de menos ver la luna... que hay cicatrices que quedarán para siempre y que también hubo magia. La luna anoche nos hizo callar y girar la cabeza a media casa.

Qué bien, joder.

No supe estar salvando a mi hermana no sé estar salvando a las personas hermanas palestinas no saco tiempo para saber de Congo; en El Salvador están desapareciendo a defensoras del territorio. ¿dónde más?. No sé ser heroína. ¿Qué pasa si las maneras de responder a las crisis contribuyen a ellas? AHHSHAHSHA. Mierda.

MIERDA. MIERDA.

Recuerdo haber leído Widow Basquiat.

Recuerdo haber leído The Madonna´s secret.

Recuerdo haber leído en la pared de Salamanca “antes la verdad que la paz” firmado por Unamuno.

Recuerdo mi cuerpo desnudo en ríos y mares y océanos.

La urgencia la urgencia la urgencia el sufrimiento el miedo al sufrimiento que pare el sufrimiento.

Publico un poema aquí sobre la velocidad. Lo escribí hace mucho tiempo y desde entonces no se ha movido mucho.

Que os quiero que os quiero que os quiero amar una eternidad.

La velocidad es la violencia. Chinua Achebe

14 SEGUNDOS PROPORCIONALES

Hay un tú que es complemento circunstancial del fin del mundo, de catorce segundos proporcionales
de vida de humanidad hasta el Antropoceno, profunda herida de la calma chicha, del paso de Era, del todo predecible y equilibrable hasta este momento: fin del Holoceno.

En mitad de urgencia y miedo renacíamos en cada encuentro, tiempo geológico, de embelesarnos en lo bello, reviviendo catorce segundos de la humanidad hasta el Antropoceno en la pérdida de conciencia del beso: bioindicador nuestro
de se podría prosperar en respeto.

A la vez sintiéndolo fugaz y eterno arraigamos este descubrimiento tocando el árbol más anciano que cruzamos para que echara raíz y no se lo llevara el viento. Honrando su existencia como queriendo firmar memento a la humanidad dispuesta a no rendirse, dispuesta a amar en el intento de sanar en la inmensidad de lo geodésico en mitad de zona de cizallamiento, de insignificancia y aun así un todo inmenso; de rebelión y aun así amor en cada segundo proporcional del resto, del tiempo.

Virginia Victoria Poemario: Vivir entre paradigmas

¿Querrías leerlo? Escríbeme a: virartebicha@riseup.net

Hermana encarcelada, calabozo, vida, guerras

Actualización: Coline fue liberada y deportada a Francia a finales de Enero.

Texto escrito con mi hermana Coline en el pecho#FreeColine(+ info abajo del todo)

en français: https://doks.komun.org/s/sQP4W2IND# In Enlgish: https://doks.komun.org/s/lxTKW2qzF#

...

Tengo una hermana encerrada, en una celda u otra, en lo que llamamos “un país lejano” que podría ser muchos lugares y en este caso se le llama Senegal.

La hermana encerrada vivía libre, trabajaba sanando cuerpos con sus manos y conocimientos en fisioterapia y viajaba buscando sencillez, vida humilde y resistencias a las inercias de dominio sobre, inercias violentas, que van teniendo al porvenir próspero de este planeta en una cuerda floja de extracción, contaminación, genocidio y guerra; de opresión por sistema.

La hermana encerrada y yo hemos y dolemos, conectadas con la vida en este planeta, sintiendo los colapsos de ecosistemas y asesinatos de cosmovisión y vida de esta y otras eras. Lloramos lágrimas similares y ver amor y resiliencia nos alivia y alegra instantes y nos vuelve sonrisa cada vez; nos recuerda que habitamos y somos una cosa en lo hondo, debajo de todas las cosas que somos.

A mi hermana le hacen “acusaciones legales” que suenan a cuentos de otra época y que no son certeras; no aciertan no representan la sinfonía de sus días, de sus huellas.

Si las personas que tienen poder son las que abusan, erran, aparece impunidad y no parece importar que se arrollen vidas enteras.

La condenan a “cadena perpetua”, lo llaman, al resto de los días que vivas, aquí encerrada tu carne y hueso, dicen espionaje, conspirar contra el estado y ¿sabes? ¿Dónde la secuestraron? ¿los poderes de “el estado”?

La secuestraron en Dakar tras estar en cuerpo y mente, presente, en una reunión, en las calles, el 17 de Noviembre con tanta otra gente.

Más de mil hermanos, hermanes, hermanas han sido encarcelados con mi hermana, con amenazas de cargos que engañan por unirse en ilusión desesperada de quizás así poder virar, a rumbos que no ignoren que la tierra, las gentes, los suelos, las aguas lloran de necesidad de sentirse honradas.

Tantos crímenes contra la vida la humanidad con poder e impunidad; y vidas, como mi hermana que late encerrada, con la amenaza de por vida; con la amenaza de muerte o arrebatadas de su potencial, ofrecer sus dones, regalos, a la historia de la evolución de todo, como las vidas en Congo, Yemen, Gaza, Tigrai, Siria, Amazonas, Ucrania, Siria; como las vidas más que humanas que no cuentan en palabras antropocéntricas sus historias.

Mi hermana no es criminal, que defender lo justo no te hace una delincuente; mi hermana es humana sensible, conectada, que fue a aventurarse en esa parte del mundo en busca de sencillez, llenetica de humildad, con intención de honrar y observar qué significa potencialmente reparar los legados heredados, el hacerse cargo; el qué significa ser humana en esta era, racializada como blanca en un mundo que condena, y qué hay que quizás pueda hacer con mi atención y presencia.

Y ¿sabes a dónde miraba mi hermana, en esas tierras? ¿las historias que contaba? Eran historias de amor, de humilde agencia de aquellas que tienen suficiente y quieren ver abundancia en tiempos de competición, escasez y amenaza incierta. Historias de aves que sobrevuelan y como empieza a llover justo en el momento exacto en el que una situación se libera y es así la historia que se cuenta.

Quizás su luz que no es suya, que es de nadie y de todo en animismo y nuestra, la hace peligrosa ante un poder que no quiere llenar de sentido común las posibles vivencias de un futuro que quizás todavía podría ir tendiendo a dibujarse próspero para cualquiera.

Así que lloro con mi hermana y a ella la silencian. Y quizás estos días en el juicio la condenan o quizás la deportan y la liberan que parece menos posible porque siempre tiende a acumularse poder en quienes no saben honrar la vida sagrada entera.

No sé si que se sepa su historia hace más posible que el veredicto sea que la liberan que, al menos, la alejan de esas tierras. No sé juzgar mejor de peor no puedo, aunque lo intento, escucharla a ella.

Así que aquí estoy, amor, en esta petición sincera, canal, invoco este conjuro en intención:

Que quien la vea y la oiga y la sienta no pueda evitar sino ver abrirse una grieta en sus barreras, por la que la compasión que habita cada ser que somos, de donde nace el coraje, se desparrame a gotas que le toquen; que no pueda evitar su acción intoxicada de compasión, de coraje. De aquellos gestos mínimos que se sepa o no van entre ondas consintiéndose puntos de inflexión llegado su tiempo.

Que mi hermana pueda respirar calma y visionar y no la rompan; que no la conviertan en un arma herramienta geopolítica ni una trinchera; que su vida se sienta honrada que la honremos.

Que vuelva a sentirla abrazada aquí su cuerpito. Que su historia no se pierda en la arena.

Y como sé que ella quisiera, que este mi conjuro de intención, mi rezo, no sea para mi hermana sola porque nunca fue ni de mi ni para mi ni para ella

sino que es y sea para todas ellas, elles, ellos, criaturas en vela cuya oportunidad de vivir plenitud de vida que prospera dependa de la ejecución del poder de unas manos y cabezas, que de tanta barrera miedo, codicia e inercia violenta olvidaron que el coraje nace de la compasión. Que vengan las grietas y les posean, como lluvia en la arenisca rocosa que se desintegren las barreras al tacto de cada gota y se vean inexplicablemente inconmensurable, avocados a ofrecer su poder a la vida por la vida.

Coline, hermana. Estamos cerca.

Fdo: Virginia Victoria

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Un fragmento del filósofo Bayo Akomolafe sobre los calabozos, traducido por mi:

“El calabozo es el curriculum oculto de la modernidad blanca, la bajeza protésica de su tésis de ciudadanía. El calabozo no es un lugar per se. Es un lugar de no lugar. Un sitio des-sitiado, un “lugar” que la locabilidad a a la que el sujeto-ciudadanos está obligado, la sombre bajo la tripa de las declaraciones de la ciudad de moralidad fundacional. El calabozo es como la blanquitud fue inventada. El calabozo es une niñe en Omelas cuyo misterio compró la alegría y los avances de la ciudad. El calabozo es exceso desdichado que no se explica. El invitade oculto en cada comida.”*

Texto original de Bayo akomolafe: https://www.bayoakomolafe.net/post/why-i-sang-in-the-dungeons-a-prophecy-to-end-the-year-2023

Texto en inglés:

“The dungeon is the hidden curriculum of white modernity, the prosthetic abjection to its thesis of citizenship. The dungeon is not a place per se. It is a place of no place, a placeless place, a ‘place’ that the locateability of the citizen-subject is beholden to, the shadow underbelly of the city’s claims to foundational morality. The dungeon is how whiteness was invented. The dungeon is that child in Omelas whose misery purchased the mirth and advancement of the city. The dungeon is the abject excess that is unaccounted for. The hidden guest at every meal.”

*Omelas es un lugar de un cuento de Ursula K- Le Guin. Aquí en Castellano y en Inglés.

Los que se van de Omelas https://lecturia.org/cuentos-y-relatos/ursula-k-le-guin-los-que-se-van-de-omelas/2421/

The ones who walk away from Omelas https://www.utilitarianism.com/nu/omelas.pdf

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¿QUÉ SE ESTÁ HACIENDO?

Puedes seguir la campaña de familia y compañeras y hermanas de Coline en redes:

#FreeColine

https://twitter.com/FreeColineFay/status/1743752989603406162

https://www.instagram.com/p/C1xk0BbKD9t/

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Contexto, narrativas, lengua y transformación

Criaturas que venís aquí a leer mis palabras, (gracias, y qué halago que me hace sentir humilde, ver que algunas de estas entradas se han al menos abierto cientos de veces)

vengo a anunciar mi fracaso en consistencia y una retirada de compromiso. Me dije que escribiría aquí todas las semanas y lo haya cumplido o no, lo dejo ir.

Seguiré publicando cosas, cuando sea su momento.

Aquí traigo algos que me arden de quererse decir.

Sobre contexto:

Independientemente de lo que ande haciendo, no desconectan cuerpo, mente y alma que digo soy de la profundidad de las verdades de la era en que vivimos hoy: extinción masiva de especies, la continuación de extractivismo asesino salvaje por inercia progreso capitalista, a pesar de la conciencia de que lleva a colapsos de ecosistemas con sus efectos mariposa predecibles e impredecibles. Saber que fumar daña nunca lo hizo cesar.

Se sucede a través de genocidio indígena, de colonialismo e inversiones de terratenientes millonetis que llevan a suicidios en India, de agua cotizando en bolsa, represiones que se afinan con últimas tecnologías en resistencias en Europa... “fuerzas de seguridad” que te dicen que saben donde viven tus familiares, por si piensas en “causar más problemas”. Largo etcétera.

Inestabilidad climática inevitable, y con inundaciones, olas de calor, sequías y tormentas, parece que ya casi todo el mundo sabe que “toca adaptarse”.

Sobre la llamada:

De las tres dimensiones del gran giro...

(que podéis jugar a explorar aquí https://dokumen.tips/documents/nuestra-vida-como-gaia-prcticas-para-reconectar-nuestros-seres-nuestro-mundo.html?page=14 )

...a mi me llama especialmente profundo búsqueda y pregunta: ir iterando transformación de paradigma: percepción de la realidad. Modelos mentales. Ajá.

Tres reflexiones sobre transformación de paradigma:

-* Sobre ecosistema tierra, ecologismo, separación y amar *-

Mi manera de seguir viviendo ha de ser saberme amante y amada por la tierra que pisan los pies que caminan. El deseo y curiosidad honesta de explorar más detalle de su existencia, ciclos, duelos, magias.

Conectar con la naturaleza de la vida, muerte, vida de las cosas (como el musgo que áspero y negro en sequía se reverdece esponjoso tras un rato de lluvia).

¿Amas la tierra? Esta biosfera inmensa esencial compleja. ¿Sientes que te ama?...

Las narrativas que usamos importan. Cuidado, porque tendemos (en esta parte del mundo) a hablar de maneras que:

  • Sitúan la tierra como objeto o como “la pobre y maltratada a la que unas nos empeñamos en proteger y otras en maltratar”. Denota superioridad. Complejo de salvadores blancos. La tierra es un ecosistema vivo. No es el escenario donde venimos a actuar nuestros dramas y a disfrutar de vacaciones; podemos ver las consecuencias del abuso de los últimos años de emisión y violación como la tierra ocupando el rol de actriz principal. Somos parte de sus órganos, tejidos, células. Funciona fractal. Y podemos tener gran impacto. Míranos. *

  • Ser humano contra virus, contra el cambio climático, contra especies invasoras... retroalimenta paradigma de separación, quizás ¿verdad?. ¿No sientes que hay algo en la tendencia “ellxs contra nosotrxs” que obvia mucho del punto previo? A veces me pregunto hacia ese lo lejos del largo plazo ancestral, a dónde nos lleva esta narrativa o esta política “ecologistas” a nivel paradigma y siento que pueden llegar a generar tendencia a incitar la “lucha humanos vs biosfera”. Uf.

  • “Tenemos la obligación moral de actuar” genera culpa en las persona que no pueden permitirse actuar como grupo X, o grupo Y o grupo K... considera “mejor”. Separa. Polariza. Nos separa de comprender que como funcionan los sistemas en la tierra y nuestros cuerpos y en ese: soy porque somos: Ubuntu. Mi prosperidad depende de tu prosperidad; de la prosperidad del ecosistema tierra.

    – * Sobre patria, lengua e historias * -

Una manera de ser patriota será usar esta lengua castellana, que tantos años se ha dicho tener un camino más mejor que otros. Nah. Me permito indignarme ante la supremacía de unas maneras de hablar sobre otras (Real Academia de la lengua, rigor de lo “culto” por encima de lo rural llamado “paleto”, por encima del pueblo gitano; Dictadura Franquista que prohíbe y mata por usar lenguas y dialectos; por poetas...).

Quizás vez y vez se demuestra que no se puede oprimir por mucho tiempo lenguaje y pertenencia: como “nociones”, exceden control y están vivas, en construcción constante, orgánicas y laten al son que place y sirve y remueve.

La comunicación, más allá de las lenguas, excede las reglas.

Excede control y sin embargo se manipula, se controla, con ella, propaganda de terror a la diferencia, a lo no puro, a lo que juega diferente, a lo que reta.

Pongo fe en que podemos llenarnos de nuevo de historias que sepan venir a cuento. Que no dividan y diseccionen y opriman. Que nos atrevamos a contarlas cada día. El valor de cada historia humilde.

Del pozo de compasión que los actos humildes, generosos, amables llenan cada vez, nace el coraje, tuyo, mío. Lo mismo. Colectivo.

Recordémonos como la escritura como “superior” asentó cátedra y nos privó del mythos: de la tradición oral tocando tierra y contextualizándose perpetua; circunstancializándose constante, siéndonos de utilidad, inspiración y guía cotidiana. De legado ancestral de sabidurías. De refranero. Al igual que el panteón de dioses que forzaron los romanos en los tejidos de los días de nuestres ancentres, que dejaron el suelo por el cielo; la pulcritud de la supremacía de las historias y palabras que más valen ¿nos sirve si no se manchan de tierra ni huelen a tierra mojada y tienen mirada ancestral?.

A las personas que queremos transformar inercia que oprime y destruye, siento que los tiempos nos invitan a que recolectemos y esparzamos esporas de historias que sepan venir a cuento, que nos sirvan de guía, que acompañen a recordar sabiduría. Que nos hagan buenos ancestros.

Quiero recomendar un libro pero solo está en inglés por ahora. De Sophie Strand que se llama “The Flowering Wand: Rewilding the masculine”.

-* Sobre el reto a la tendencia binaria * -

Retar la asunción por defecto, la tendencia binaria, se siente en mi poderoso ante el estreñimiento imaginativo que limita las transformaciones que necesitamos, a nivel paradigma. Me explico.

(Observa en ti y a tu alrededor y comprueba si lo que digo sucede o no).

En nuestros modelos mentales e inercias, hemos heredado el dualismo cartesiano, que nos incita a contar hasta dos y parar; o esto o esto; nos bloquea e intoxica imaginación y opciones. Nos condena a pensar en una cosa buena, mejor y una mala/peor, y parar de contar y entonces actúa como si nos predestinara ya hacia inercia.

Nos quiero invitar a explorar e invitar a otres a contar hasta tres, cuatro, cinco, seis. A mirar los caminos de enmedio. A honrar estar perdides y seguir sendas delgadas en lo silvestre, que terminan pasando por huequitos tan bajos, que sólo pueden ser sendas de animales. Agacharte a seguirlas, si lo permite el cuerpo con el cuerpo, o mejor con la mirada quizás, o con la imaginación, con el olfato o con las huellas...

Observa la tendencia a decir que “una cosa no te vale” y que otra persona asuma que entonces lo que te vale es “lo contrario”. Se hila a la tendencia a asumir cosas de las demás personas.

Creo que también se hila con cosas como esta, del riesgo de la historia única que trae chimamanda ngozi adichie:

https://www.ted.com/talks/chimamanda_ngozi_adichie_the_danger_of_a_single_story

Sí...

Siento emerger en poder no binario, lo periférico, lo polifónico, reino fungi. Lo imposible. Lo incomparable. Lo inmensurable. Por en medio y entre grietas, já.

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Y quiero terminar diciendo que llevo tiempo escribiendo y proponiéndome a publicar sobre la blanquitud aquí, y cómo las personas racializadas como blancas nos comportamos de maneras comunes en nuestro imaginario que son potencialmente constantemente violentas para personas con más melanina; y estrujar por qué y cómo creo que esto afecta holísticamente a las raíces más profundas de las transformaciones que necesitamos, pero que por 17 razones termino no terminando de escribir nunca o de publicarlo. Sigo formándome y creo que, en realidad, que me cueste es otra huella y síntoma de privilegio y supremacía blanca en mí. Tengo ganas de sentir que es el momento y traer eso y que vuele.

En mitad de la vía láctea hay un agujero negro y suena así: https://www.youtube.com/watch?v=55dYUKCKelA

(otra perla de mi gustazo de participar en el curso We Will Dance With Mountains)

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Si conectas con cómo desearías que fuera tu vida dentro de 1 año ¿Qué viene? ¿incluye la realidad del contexto?

¿Y si honraras el poder maravilloso que puede suponer tu energía, tu creatividad, tu disfrute en la prosperidad común, en Ubuntu: el tiempo de separación ha terminado?

¿Si lo ponemos energía y creatividad así juntes y cubrimos necesidades de manera colectiva?

Gratitud, honrar el dolor, mirar con ojos nuevos, moverse hacia adelante.

Contenta de seguir viva y en reto profundo (por demostrarnos y acompañarnos a ser humanos en los límites de lo conocido y cómodo),

V.

P.D: Más sobre Ubuntu

3 min (en inglés), con la bella criatura que es Nontokozo Sedibe-Sabic:

https://www.youtube.com/watch?v=gGkwRXY1Nlw

Y con subtítulos en castellano en esta charla de 15 mins de Getrude Matsche-Kanicki:

https://www.ted.com/talks/getrude_matsche_kanicki_living_ubuntu_we_rise_by_lifting_others

Sobre morir

Aviso previo: Esta entrada es larga, tanto como quiso ser. Y habla de muerte, claro, y de suicidio y duelo y cosas, que pueden despertar emociones intensas e invasivas. Ojalá también sea de algún modo aliviante, si decides quedarte. No te sientas obligade a leer. Quizás no sea el momento para ti y, en todos los casos, honremos. Con especial amor fluido y ternura a las criaturas de mi vida que sienten la muerte cerca, dentro, intensa en las últimas lunas.

Muerte

Vacío. Lo que está entre. Que cuando llega, parece que la vida fue/es solo un instante. Ofrece cataratas de emoción terrible. Tragedia. Alivio. Rabia. Tristeza profunda. Sensación de irremplazabilidad. Injusticia radical cuando la vida se tomó como si no valiese.

Cualquier cosa que pueda decir a alguien que esté en duelo por fallecimiento se queda corta. ¿Qué se dice? ¿Cómo se escucha? ¿Qué se puede ofrecer?

Hay tantas formas de danzar como cuerpos. Quizás igual con la muerte cuando toca de lleno y/o de cerca; y/o masiva y/o de lejos…

Me pongo a escribir sobre muerte porque está siempre presente. Porque lo ha estado, de repente, cerca de criaturas cercanas a mis días. Porque habita y posee en sensaciones mi cuerpo, a veces, la sensación de extinción presente. Siento que nuestra relación con ella precisa de atención honda, en estos tiempos. Cuando digo nuestra, me refiero a las personas cultivadas en paradigmas occidentales, patriarcales, coloniales, de dominio sobre, de control; me refiero a la gente que ha sido cultivada desde legados similares a mí. A como nuestro ecosistema cultural nos deja como herencia nociones de la muerte y a como, en el esfuerzo atento de transformación, vamos co-creando, metamorfoseando, diferente y amplio y vertical.

“The meaning of life is that it stops.” / “El significado de la vida es que para” ― Franz Kafka

Empiezo traduciendo un poema de Maya Angelou:

“When Great Trees Fall” “Cuando grandes árboles caen”

When great trees fall, Cuando grandes árboles caen, rocks on distant hills shudder, rocas en colinas distantes se estremecen, lions hunker down leones se agazapan in tall grasses, en hierbas altas, and even elephants e incluso elefantes lumber after safety. Se mueven enormes tras seguridad.

When great trees fall Cuando grandes árboles caen in forests, en bosques, small things recoil into silence, cosas pequeñas retroceden al silencio, their senses sus sentidos eroded beyond fear. erosionados más allá de miedo.

When great souls die, Cuando grandes almas mueren the air around us becomes el aire a nuestro alrededor se vuelve light, rare, sterile. ligero, raro, esteril. We breathe, briefly. respiramos, brevement, Our eyes, briefly, nuestros ojos, brevemente, see with ven con a hurtful clarity. una claridad doliente. Our memory, suddenly sharpened, Nuestra memoria, de pronto afilada, examines, examina, gnaws on kind words mastica en palabras amables unsaid, no dichas, promised walks paseos prometidos never taken. Nunca tomados.

Great souls die and Grandes almas mueren y our reality, bound to nuestra realidad, entrelaza a them, takes leave of us. ellas, se despide de nosotras. Our souls, Nuestras almas, dependent upon their dependientes de las suyas nurture, nutren, now shrink, wizened. ahora se encogen, marchitas. Our minds, formed Nuestras mentes, formadas and informed by their e informadas por su radiance, resplandor, fall away. se caen. We are not so much maddened No estamos tanto enloquecidas as reduced to the unutterable ignorance como reducidas a la indecible ignorancia
of dark, cold de oscuras, frías caves. cuevas.

And when great souls die, Y cuando grandes almas mueren, after a period peace blooms, tras un periodo paz florece, slowly and always lentamente y siempre irregularly. Spaces fill irregularmente. Los espacios se llenan with a kind of con una especie de soothing electric vibration. Reconfortante vibración eléctrica. Our senses, restored, never Nuestros sentidos, restaurados, nunca to be the same, whisper to us. para ser los mismos, nos susurran. They existed. They existed. Existieron. Existieron. We can be. Be and be Podemos ser. Ser y ser better. For they existed.” mejor. Pues elles existieron.” ― Maya Angelou ― Maya Angelou

….

Muerte que se siente como perder miembros para siempre y, a la vez como ciclo de vida y, a la vez tanto más.

Si hay muerte, hay duelo. No se puede hablar de muerte y duelo sin hablar de amor. La maestra bell hooks dijo:

Une no debería buscar conquistar el duelo/el dolor, porque el duelo en su forma más básica es una expresión de amor. El duelo es un reconocimiento de pérdida, sí, pero también es una manera de honrar nuestro compromiso por aquellas que han fallecido. Raramente, o nunca, sanamos ningune de nosotres en aislamiento. Sanar es un acto de comunión. El amor nos invita a doler por les muertes como ritual de luto y como celebración. Necesitamos no contener el duelo cuando lo usamos como medio de intensificar nuestro amor por lo muerto y lo muriendo, por aquelles que permanecen vives.”

Mmmm

No puede hablarse de morir sin hablarse de vivir.

De pequeña imaginaba: morirse como ir a un lugar de NADA. Como gran silencio. Me aterraba conectar con la desaparición potencial de mis progenitores. Soñaba con su muerte en pesadillas recurrentes. Responsabilizo al Disney de Mufasa y a Freddy Krueger. Mi abuela fue la primera y su mente se diluyó en Alzheimer y supuse que morir era más que dejar de latir y entonces, no dejé de preguntar qué es vivir. En contexto obsesionado con salud y trabajo, ¿Qué es vivir?.

Traigo aquí a Sophie Strand, que tanto me ha guiado sobre vida, salud, muerte, descomposición y compost.

“las narrativas clásicas populares son: estás enferme, te dan un diagnóstico, pruebas un montón de tratamientos, y te pones mejor. Yo tengo una condición que no tiene cura, es degenerativa. ¿Cómo puedo empezar a encontrar salud en la descomposición?. Creo que va sobre “making good soil” / convirtiéndome en buen suelo/compost. No me muevo hacia un cuerpo sano o sanado, pero que pasaría si mirásemos a la descomposición como el momento en el que la vida rebosa su taza? Hay algo jugoso y complicado en imaginarme como una pila de compost, repleta, con múltiples voces, integrada de especies.” “El compostaje es una manera realmente poderosa de navegar nuestro miedo cultural a la muerte y la mortalidad. ¿Cómo es la Muerte el útero de la vida? ¿Cómo es la muerte la matriz del suelo de todo lo que crece en comida y flores y bosques?. Compostarse es un proceso íntimo, uno que destruye el mito de separación y requiere de nosotres que estemos en relación con el ciclo de la vida. Después de todo, vivimos en una cultura privada de ritual y significado. Tu práctica espiritual puede ser compostarse. – Puede ser sobre alimentar la tierra en la que vives. ¿Entonces qué es descomposición? Observando un montón de compost transformarse en suelo fértil puede parecer que descomposición es génesis. La descomposición es la primera escena en una comedia de hilos miceliales y milpiés y flores silvestres brotando, semillas depositadas invisiblemente por un ave volando allá arriba. A veces pienso en la muerte como siendo la transición de una viveza solitaria a una polifonía anárquica de vida. Hace años, un ciervo, golpeado por un coche, consiguió llegar hasta los bosques en la periferia de la propiedad de mis padres, donde murió. Era verano, tremendamente caluroso, la corteza pelada de los abedules casi crujiendo en cenizas bajo el sol implacable. Día tras día visité el cadáver y vi como una vida se derretía en una revuelta de vidas. Gusanos. Hormigas. Larvas. Escarabajos. Setas. La muerte era casi el momento cuando la vida rebosa su taza. La vida no era un final de la vida. Era el final de lo singular. El ciervo decayó fuera de su forma en una pluralidad generativa explosiva. Una narrativa divergía en cuatrocientas narrativas.

… …

Le pregunté a mi amigo, médico especialista en paliativos infantiles, que qué podía aconsejarme, en esta cultura que no nos ha dicho cómo acompañar a quien duele por muerte. Me mandó un audio largo (gracias) y rescato algunas de las cosas que compartió conmigo:

“Tampoco sé que decirte. En esto no un correcto concreto. Hay muchas formas de hacerlo mal, eso seguro, pero tampoco hay formas concretas de hacerlo bien. Lo más fundamental es escuchar mucho, sinceramente. Hablar poco y lo que sea hablar pues que sea sobre todo para validar y respetar mucho el proceso de cada cual con esto. Lo que esta persona puede estar sintiendo es terriblemente variable según cada momento del día, según vaya pasando el tiempo y puede ser muy disonante con otra gente de su entorno o con lo que la persona espere de sí misma o esperaría de sí misma en esta situación.

Digo esto porque es muy importante facilitar la expresión de todo lo que pueda haber.

Lo más habitual es que haya profunda tristeza y miedo, y esas son las emociones más fáciles de expresar, pero es que puede haber de todo. Puede haber enfado. Culpa. Tiene que haber un espacio para expresarlo si es que lo piensa. Ese tipo de confesiones que nadie quiere hacer, enfadado, culpable, siento alivio… a veces uno desea que se acabe. Se puede sentir que no se puede decir esto en alto. Para mí una parte importante de todas estar cosas es no dar nada por hecho y facilitar que todo esto pueda salir, porque muchas veces se sufre mucho por estar masticando todo eso en soledad. Y a partir de ahí siempre es el qué necesitas, que te vendría bien.

Cuando la muerte es inevitable: A partir de ahí surgen esas emociones habitualmente terribles y todo ese malestar y toda esa desesperanza y para nosotros en este tipo de conversaciones hay dos premisas importantes: que sin esperanza no se puede vivir, ósea que siempre hay que dar un mensaje de esperanza pero esa esperanza tiene que ser realista y luego pues ofrecer disponibilidad. La desesperanza que suele invadir en estas situaciones, no puedes decir que todo va a salir bien y es una mierda que te lo digan o que te digan que no llores… pero claro, si la esperanza no es curación, la esperanza puede ser no tener dolor, estar bien atendido, estar acompañado, estar cuidado… bueno. Se sabe por ejemplo, hay algún estudio por ahí que en España lo que la gente más teme en relación a la muerte es morir solo. Entonces bueno, pues hacer énfasis en esperanzas realistas.

En tu relación con estas personas que sufren la muerte de alguien está en pensar cómo puedes estar para ella y estar con ella y cuidarla y ofrecer esa disponibilidad. Puede dar algo de calidez y de alivio a esa persona pero claro, reconociendo lo que es, que es una mierda y ya está. Cada cual en su proceso puede ir a un paso a un afrontamiento distinto. Justo me estoy leyendo un libro de Norbert Elías que habla de las distintas maneras de afrontar la muerte en nuestra sociedad, desde el afrontamiento clásico religioso de pensar que la muerte no es como tal, que hay una vida después de la muerte; al reprimir la idea de la muerte y no pensar nunca en ella o al pensar que otros se mueren pero que yo no y que de alguna manera la medicina siempre va conseguir curarme, una especie de negación; o el afrontamiento activo, ¿no? Y el afrontamiento activo tiene que ver con qué quiero que quede después de mí. Dependiendo de cómo sea el afrontamiento de estas personas es distinto. Pero ponerse en un plano demasiado racional cuando la cosa se ha puesto ya tan fea, puede tener poco sentido. Cuando el camino está tan avanzado las razones dan para poquito.”

Si echo en falta maneras de conectar, seguiré conectando con sabidurías que han visto más que yo.

Suicidio:

El otro día, mi compañero viajaba en coche por una carretera estrecha, y una hilera de vehículos parados les evitaba avanzar. Al bajarse del coche y caminar, una mirada atenta le hizo entender qué pasaba. Una persona joven, aferrada a una valla al borde del precipicio, pendía de la decisión de quedarse o saltar. Su joven acompañante lloraba. Las personas que les rodeaban, que la casualidad llevó a estar en ese lugar en ese momento, desconocidas entre sí, acompañaban la escena. Cada cual como llamado a su papel, acogían y no dejaban en soledad a las personas de esta escena. La crisis se convierte en colectiva y el sufrimiento se reparte. Se autoorganizaban para resolver el bloqueo del tráfico moviendo coches. Mi compañero exploró con oídos atentos y quedó aliviado con los papeles que se estaban cubriendo. Decidió que su papel era continuar su camino y guardar esta historia en el pecho podría ser su rezo. Las crisis, sacudidas, en la vida nos unen. Esa es la tesis del libro de Rebecca Solnit “un paraíso en el infierno”, que nos da mirada hacia cómo afrontamos las catástrofes (y cómo la inercia sistémica nos retroalimenta terror, no haciendo justicia a lo que se vive en los epicentros de estas). Mi cuerpo que vivió joven el suicido de persona cercana… hoy me dice que la tragedia se expone en la pérdida de oportunidad de amar la oportunidad de vivir. No puedo juzgar cuando esa oportunidad termina. Y como persona con el suicido presente en su historia potencial hacia futuro, lo honro como parte de mi libertad. Como potencial camino. Y eso, creo, que le da poder a mi sensación de vivir.

¿Se puede conectar con suicidio sin ponerlo en la balanza de juicio?

Culpa… ¿Qué pude haber hecho?

Siento que algunas de las conversaciones más brutales de las que he participado eran dolorosos y apasionados intercambios de familiares de personas que se había suicidado vs personas que tienen una opinión formada sobre el suicido pero no lo han vivido de cerca.

Hay tantas maneras de danzar como cuerpos.

Al igual que ser consciente de que la muerte puede llegarme cualquier día de estos. ¿Qué significa(ría) vivir, pudiendo estar tranquila al final del día: si muero mañana, estaría tranquila con ello? Lleva informando mis decisiones y cauces un tiempo. No es homogéneo ni me parece superior a nada. Es. Para mí es como meterme bajo tierra y comérmela, llenarme de humildad por la ofrenda de cada instante que soy consciente de estar viviendo. Y ahí el dolor se siente algo diferente.

Aquí entra la noción de legado. Lo ancestral.

Contaba Bayo Akomolafe en la primera sesión del “curso” We Will Dance With Mountains: Vunja!: hace 41500 años, tuvo lugar un evento que llaman “evento de Laschamp” en el que cambió la polarización global: el sur se convirtió en el norte. Fue un evento disruptivo geomagnético global. Las condiciones eran apocalípticas y brutales, y se entiende que esto llevó a la extinción de la megafauna y los homínidos Neandertales. Es de este periodo que proliferan las pinturas en cuevas, donde un puñado de humanos “modernos” se refugiaron para sobrevivir. En las grietas. Y decía algo así como que: Comprender el propósito de esas pinturas quizás exceda cognición. Tendemos a reducirlo todo a intencionalidad y propósito, pero el mundo excede lenguaje y códigos. El arte no se verá reducida a cognición. Fue anima mundi. Fue spirited away.

Hay algo en esta historia que me atraviesa hacia “lo improbable es estar viva hoy”, y se siente hija heredera de ese linaje y tantas generaciones atrás, esta oportunidad de vida consciente que soy hoy. La oportunidad de legado aunque no se entienda. Y como hay tanto que no comprendo y me hace sentirme capaz de estar porosa a honrar, cuando sea su momento, todo lo que venga a mí en esta conciencia.

Por último, creo que es importante traer la muerte desde qué significa a nivel paradigma: los modelos mentales que tienden a informar como vemos y sentimos lo que sucede, la muerte… puede ser esencial en todo esto.

Me remueve como lo pone en palabras *Charles Eisenstain en su libro: the ascent of humanity https://charleseisenstein.org/books/the-ascent-of-humanity/eng/life-and-death/ Hablando de este paradigma de separación, dice:

“La victoria última de los avances tecnológicos sería triunfar sobre la muerte en sí. De una manera u otra, esta meta dirige todos nuestros esfuerzos de dominar, acumular y controlar. Existe de forma diluida en la persecución de seguridad; está escrita en nuestra ideología de competición y supervivencia de les más fuertes. […]

Como la promesa de superar la muerte es un fracaso, en su lugar buscamos negarla, escondiéndola o pretendiendo que no pasará. […] Pero, como siempre, nosotras, personas humanas nacemos, vivimos y morimos.

La razón profunda por la que nuestra cultura encuentra necesario negar la muerte, es que la muerte explicita la mentira en la agenda de nuestra estrecha concepción de nosotres mismes. Contemplación y conciencia integrada de la muerte revela la irrealidad, o la realidad condicional, de una concepción del yo discreta y separada. Porque el yo que nosotres definimos como nuestros cuerpos, nombres, conocimiento, posesiones, imagen e historias — los “Egos encapsulados en piel” que decía Alan Watts — no existía antes de que naciésemos y cesará de existir cuando muramos, ese yo e irreal, impermanente; así como el dualismo de yo y medio ambiente/naturaleza es irreal también. […] Es también por eso que un encuentro cercano con la muerte es tan transformador: dejamos de preocuparnos por las preocupaciones triviales de la vida y caminamos en el conocimiento, como una persona superviviente a una muerte segura lo puso, que “solo el amor es real”. Cuando la Muerte expone la impermanencia y la realidad condicional del yo como lo conocemos, todos los comportamientos basados en engrandecerlo dejan de tener sentido. La Sociedad como la conocemos está basada en estos comportamientos; por lo tanto la sociedad necesita eufemismos, esconder y negar la muerte.

Porque acompaña la negación de nuestro yo auténtico, nuestra negación de la muerte es igualmente una negación de la vida, y separación de la muerte es separación de la vida. […]

Nuestros esfuerzos presentes para negar la muerte […] solo incrementan nuestro miedo a la muerte y refuerzan nuestras ilusiones de separación. Pretenden que la naturaleza va a excusar a los seres humanos de sus leyes, que podríamos estar exentos de los ciclos de nacimiento, muerte y decadencia. Y miedo a la Muerte, por su lado, realmente es miedo a la vida, la cual es crecimiento, cambio y transformación, una continua muerte de lo viejo y nacimiento de lo nuevo, estación a estación y momento a momento.

La aversión a la Muerte y a la incertidumbre en la vida emergen de la misma visión básica del mundo. […]

Lo traigo junto con lo que dijo James Baldwin:

“La vida es trágica simplemente porque la tierra gira y el sol inexorablemente sale y se pone, y un día, para cada une de nosotres, el sol se pondrá por última, última vez. Quizás toda la raíz de nuestro problema, el problema humano, es que sacrificaríamos toda la belleza de nuestras vidas, nos imprisionaríamos en totems, tabús, cruces, sacrificios de sangre, campanarios, mezquitas, carreras, ejércitos, banderas, naciones, con el fin de negar el hecho de la muerte, el único hecho que tenemos. Me parece que une debe regocijarse en el hecho de la Muerte – debe decidir, en efecto, ganarse la muerte de une a base de confronta con pasión el misterio de la vida. Une es responsable por la vida: es el pequeño faro en esa aterrorizante oscuridad de la que venimos y a la que debemos regresar.” ― James Baldwin, The Fire Next Time

THERE IS NO JUSTICEsaid DeathJUST ME” / “NO HAY JUSTICIAdijo la MuerteSOLO YO”. ― en Mort de Terry Pratchett

Joder. No sé. Lanzo aquí este compendio de palabras sobre un tema complejo, tabú, que es arriesgado por tener el poder de triggerear/desencadenar sacudidas hondas en gente. Siento qué haces tú, ingenua, hablando de la muerte. Y a la vez siento que quiere hacerse, a través de mí, por lo que sea. Algo en mí quiere decir que somos eternas. Y en esas palabras que escucho cuando oigo recuerdos de abueles y familia escogida y sanguínea, cuando pasa el tiempo… el duelo y el dolor no se hacen más pequeños, sino que, en nuestro continuar día a día respirando, nos vamos expandiendo, a poquitos, sin que se le pueda meter prisa al proceso, y ahí, el duelo va ocupando menos espacio en nosotres. Y aun así eso ni es bueno ni es malo, que daño hace lo binario, sino transformación, metamorfosis constante. Y cada paso, recuerdo, pregunta, puede ser un rezo. Somos por lo que fue, desde que solo había organismos unicelulares. Seremos ¡, también, legado. Y buen compost, siento, que honrar la muerte en sus plenitudes será buen compost.

Ama, eterna,

V.V.

Poesía

Hablar en poética es, a veces, lo único posible. Te invito a lavarte la carita hoy, con las aguas sagradas a tu alcance, y, quizás, abrir la puerta a trazar lo que se trence como versos, a ver que emerge. En cualquier caso, si la puerta anda abierta, no será propio, quizás, sino más ecosistémico.

Ayer, frente a las turbias aguas de un Tajo lleno de consecuencias de lluvia fuerte y abundante, me dejaba escribir poesía. Asá:

Seduce mirada, razón y peso a la exigencia mínima de otro aliento.

Conduce camada, atención y hueso al mismo momento de imaginación en crecimiento.

Me luce vida, amar y eros a la claridad que muestra, orgullosa: lechos; santuarios que no se las dan de templos.

Castigades entre tanto doblegarnos al invento de un orden asumido que asfixiaba, asfixia y traba, lo que nació para ser, solo eso, y que inventó valor por peso, cárceles camufladas de éxitos, pero no, mi amor.

Llega el momento, cada momento. De reciprocar su esencia; de es más sencillo que eso.

Es, oh, tan bello.

...

Desde la humildad que trae la muerte, siempre cercana,

Virginia Victoria

Verano, creencia, esperanza, juego y fe

El juego con unos conceptos cuelga de la blanca columna con gotelé de la habitación de mi crecimiento. La leí de Alan Watts (en un libro sobre inseguridad que no recuerdo el título).

Pinta así:

fe: Apertura sin reservas de la mente a la verdad.

concepciones Carece de: expectativas ...previas ideas

(Creencia: insistencia en que la verdad es la que una querría o desearía que fuera)

...

... y esta, que se atribuye a Vaclab Havel, y yo lo leí por primera vez en el poemario de la poetisa Alicia Campos “a destiempo”...

... que pinta asá:

La esperanza no es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido salga como salga.

...

He estado prestando atención a que puede significar buscar camino hacia la “indigeneidad”, o cómo vuelvo mis actos, mi cuerpo, mi actitud y mi legado indígena a una tierra por la que no sentí arraigo ni orgullo patrio ni saber sobre los suelos y las aguas. Unas cosmovisiones rectilíneas, extractivas, violentas y que retroalimentan separación por inercia. Unos abuelos que no saben o no cuentan historias. Como si lo viejo así debiese olvidarse en algún momento de su historia, y no hubiera conseguido coliberarse de tanto tabú y miedo a lo otro. De tanto ya no saber como conectarnos y escucharnos y honrarnos... sin miedo y un sistema nervioso central que despega a modo alerta en segundos.

Con un mundo llevado por una inercia de tal violencia; alimentando cosmovisiones tan de dominio y perversas, que lleva cientos de años llevando la prosperidad de la compleja y fascinante espiral de la vida aquí, a la categoría de milagroso si lo conseguimos.

y...

sentí que no era cuestión de acumular saber (aunque la vida es práctica y la experiencia puede sentirme acumulativa a veces).

Sentí la llamada a conectar con lo ecosistémico que habito, sin prestarle juicio: con la curiosidad de la infancia. Sí. No es fácil y a veces no me sale.

Este verano volví al mar y al juego. Conecté con cómo se manifiesta ser niñe en esta era. Como si pudiese ser eso un viaje espiritual de propio derecho. La mar sagrada me ofrendó la visión de criaturas diversas y el deseo de reconocerlas. Aprender sobre qué aguas se mezclan hasta alimentar el constante fluir de las aguas de la playa que pisaba al adentrarme a las aguas. Caer en una expansión de vida que ya no prospera donde lo hacía, y aquí sí.

Ver esas criaturas, cuyos nombres desconozco; cuya magia en el ecosistema tierra me intriga e ilusiona descubrir. Indagar en lo que sabemos de elles y sus relaciones. Ambiciones. Bioritmos. Verles respirar, jugar, asustarse y comunicarse conmigo. Conectar... se sintió como encauzarme hacia conectar desde paradigma y cosmovisión de inmensa belleza. La danza de la medusa y aquella babosa diminuta, como una anémona, a la que se le veía latir y no se sabía si corazón, olas o agua sagrada mantenía el pálpitar despierto y próspero.

Me pasa que cuando me acerco a las aguas, me sale esta sensación en el cuerpo de “cómo no voy a tener fe”. No hay razón para no tener fe. Todo por ganar.

Y, sin embargo, las voces que me han rodeado en estos viajes me han traído empequeñecerme y hacer temer con frecuencia. Conectar con la idea de estar con personas me ofrece ilusión, miedo, ganas de escapar, que no me hagan más daño por favor, emoción de conexión nutritiva... a la vez.

Querría pedir algo, en esta luna azul, segunda luna llena de agosto (la expresión en inglés “once in a blue moon” significa “una vez cada muuuucho tiempo”, y era la única cosa que sé yo de la luna azul esta, que no sucede a menudo)... ...querría pedir que nos hagamos sentir que nos amamos lo más pase lo que pase posible, si es que se siente eso sincero.Que amemos a las locas y a las perdidas y a las enraizadas y a las neurodivergencias y a las enfurruñás y... a tantas personas y roles que nos habitan potencial y traen bendiciones y las acompañan maldiciones también porque hay que dar a cambio, quizás será. Querernos para poder sentirnos en santuario seguro al lado. Cerca aunque lejos. Queridas aunque en tiempo turbulentos o sin llegar a coger aire pleno en tiempo.

La opción de liberarnos quizás solo exista a nivel paradigma en reciprocidad de raíz: Quizás solo podamos coliberarnos.

Hacia las personas, me contaba Joanna Macy en su trabajo Esperanza Activa, y creo que refería a la leyenda que juega con la metáfora de los bodhisattva*, y lo repetía una gran amiga, que hacia las personas, podemos ir a conectar desde detrás de un escudo, que yo imagino como dos bolitas flotantes de luz que yo muevo a mi alrededor con mecanismos físicos como cariocas ligeras. Un escudo, que nos protege, vulnerables, de compasión y sabiduría.

Dicen algunas historias que, durante la historia de la vida, los actos de amabilidad desinteresada, humildes, han ido llenando un profundo pozo de compasión. De ahí sacan energía y fuerzas cada una de las historias de amar en sentido común y generoso que suceden y, a su vez, en un ciclo regenerativo, llenan el pozo. Es de la compasión, que nace el coraje.

La canción de Savanna “She Moves Me”, dice que el miedo solo es el coraje dándose a conocer (fear is only courage becoming known).

Siguen siendo tiempos difíciles, pero los colapsos son pérdidas de complejidad. Esto sucede de maneras infinitas.

En toda mi llamada por entender qué significa transformar paradigma, me pregunto si jugando con nuestra atención e intención, aportando significado a conceptos que nos dan poder y agencia como co-creadoras de nuestra realidad compartida, presentes momento a momento... entendiendo el tiempo no linear, sino espiral. Tiempo laaaaaargo, como legado como ancestralidad. Como retando a la urgencia que no traiga prisa, sino como la sabiduría Yoruba: “los tiempos son urgentes: vayamos lento”. Lo más que humano... podrían ser claves en cuanto a forma. Coliberarnos encauzadas hacia que la tribu pueda explorar, honrar. Sostenernos en flujos regenerativos.

Fe.

Para seguir llenando los pozos que tienen sentido común y nos nutren a todas las personas (y cuenten desde mi voz como persona al ser mineral, alga, cefálopodo, microscópico...).

Brindo a esta prosperidad. Y, en días tranquilos, puedo oírla respirar.

Mitad mar mitad criatura humana en este momento de esta era,

V.V.

*En el budismo mahayana, bodhisattva: se refiere a cualquiera que haya generado bodichita, un deseo espontáneo y una mente compasiva para alcanzar la budeidad en beneficio de todos los seres sintientes. (en Wikipedia).

Cuento: Una desembocadura

Voy poniendo la atención en los ciclos lunares y le propongo a mi cuerpo percatarse y usarles, como hito en el camino. Y desde la última luna nueva y el hito ceremonial que hice, de sentar intención, parece que algo es distinto. Algo con atención y compromiso, no sé. Algo también con que “las dos Españas” se mostraran casi como relajadas de que no ganase nadie. Como aceptación colectiva de que esto es lo que somos, lo que hay y lo que nos pasa. Como una sonrisa de medio lado de “hay que ver como somos”. No sé que quiere contaros este cuento hoy, pero ha sido elegido para contaros. A ver si adivináis quien cuenta esta historia. A ver si os atrevéis a honrarla sagrada.

Con amor que se expande tanto que no sé si es que no llega a ser propio,

V.V.

...

Una desembocadura

Aquellos tiempos de guerra sin paz real y a la vez tanta, fueron llamados tormenta antes de la calma o viceversa por igual. Era catastrófico en potencia, cada día se veía venir pero no se decía. Despertamos un día cualquiera en la presión del cielo encapotado por todas las horas de sol y una lluvia que no precipitaba. Y todo se sentía como en la tensión de a punto de saltar pero no atreverse. Como sin fe. Arrastrándonos con la vida, cubrimos necesidades básicas, caricias valoradas e incluidas y, por eso principalmente, se sentía un tiempo afortunado. En gracia. Y ese peso atmosférico basto desde dentro y más que sobre las espaldas, casi sobre los cuellos.

Entonces llegaron con armas de acero y olor a sangre y fuego. Llegaron sin que se les hubiera visto venir. No hubo gritos más que gemidos ululares de sorpresa y miedo estrangulándose en abrazo por salir primero. El cuerpo tenso y todo alerta, se convierte en instinto salvaje, o eso cuentan, y cada cual pone a prueba todo su ingenio.

Cogieron a Aúlak del pelo y la arrastraron sin miedo a dolerla. Los dedos de los pies de ella tratando de aferrarse al suelo, a la roca, a la arena, y creando una nube de polvareda. Su grito de lucha dio tiempo a que la pequeña Arruya se escondiera, sigilosa. Admiraba a las ratoncillas que cuidaba en primavera y aprendió de escondrijos y sigilo de ellas y sabía respirar flojito. A Aúlak le causaban admiración las aves petirrojas, las urracas, los córvidos. No le hacían miedo a nadie y, en grupo, se sentían tormenta y no iban a pasar hambre si podían sacarte los ojos.

La arrastraban del pelo y la tiraron en zona moteada de rocas en arena revuelta y sobre un brazo que crujió como rama fresca que parte a destiempo. Rugió y generó empatía inevitable: energía expansiva. Sobre su otro hombro delicadamente se posó un peso firme que acogía y, cuando levantó la vista, vio a Ikaapo, ebanista; a Aurita a su lado, con esa fuerza maternal tan claramente sagrada; y a sus niñas debajo de sus faldas, enseñando los dientes con los ojos enormes que parecían felinas en mitad de la oscuridad de la noche y que no quitaban la vista de detrás de Aúlak. Casi todas estaban ahí, por el bulto que hacían, diría. Casi todas.

Y los que llegaron con armas de acero y olor a sangre y fuego se reían y brindaban en potos de aluminio, mientras unos apuntaban a los cuerpos de Aúlak y sus gentes y otros salían de las casas con bidones vacíos y llenos. De mí.

Ahora estas cosas no pasan por oro ni oleo, sino que pasan por mí, en algunos de los reinos de los hombres, los intoxicados por blanquitud y codicia extrema: son violencia por mí.

Y en mi fluir perturbado por sus actos durante milenia en todas las tierras que componen esta tierra, protegida y cuidada por los actos de sus hermanas en otras: honrada sagrada o codiciada por una escasez que han creado, se atacan y matan, por mí. Por poseerme. Por enriquecerse a través de mí. Tan esencial a toda la vida. Tan de nadie nada.

Cómo sigue la historia de Aúlak y todos los ríos de historias que desembocan en Aúlak, que desembocan en mí, para que esta inercia acabe y se convierta en otra cosa… te pregunto, a ti.