Fracaso

Constante. Y aliviada de sentir que forma parte del fluir ¿sabéis? fracasar.

Iterar, a ver que pasa cuando o no quiero no puedo me pesa tanto y paro y la inercia ¡produce niña produce! y en llanto ¡no valgo nada! ¡soy un fracaso! inercia maldita.

Que no me olvide de honrar lo que en tanto fracasar ha ido germinando y aportando; que no me olvide de quitarme el peso de “quiero ser algo heroico” de los hombros (jódete marvel) y que atienda lo humilde y su coraje como que vale tanto como. No hay por encimas en como quiero verlo. No seremos suficientes nunca si sí y conforme va la tendencia nos paralizamos de culpa se suicidan las pequeñas criaturas de nuestras entretelas o se pierden la vida en evitar vivirla que de intensa agujas y a veces quema y otras vértigos no sabemos ya si merece la pena sentirnos vivas. O hay quienes nada más que de hedonismo de mi placer se llenan los egos de retiros en búsqueda y margaritas y se olvidaron quizás de que interdependemos radicalmente.

Fracasos con patas y moños y barbas o largos cabellos que cepillar antes de acostar. Fracasar forma parte de fluir y el desde donde qué te mueve ahí hay que mirar porque debajo de todo que lo sé yo que lo he visto aunque inalcanzable por generaciones a veces está el deseo sincero de entender nuestra capacidad de que se nos rompa el pecho de compasión la sabiduría nuestra, más la de ancestras y células bien común. La vida que se llena y prospera. Debajo de todo un desde donde que desea, de todo eros desea esa sensación de vitalidad y vida llena que prospera común porque la muerte es cruda y siempre presente y nos quiere y no la huimos pero nos recuerda que tempus fugit de ese y nos da coraje y vidilla para vivir así. Desde donde así, que tienda que tienda. La brújula que tienda otra ropa interior lavada a mano secándose a sol y viento en esa cuerda que puso mi amiga para que me engratitudée y me humildée mientras sigo explorando morir de éxito en mi empeño porque la inercia tienda con más fuerza a la prosperidad común ¡a la vida! que a la opresión violenta.

(y el duelo de hilo para coserme cachos rotos a ratos para seguir entera y digna plantando cara cuando me gritan los señores a quien hay que matar para que todo funcione)

Desde una suerte de sombra,

V.V.