Hay quien quiere ver el mundo arder
Hay veces que digo que me dejo caer en quien sería si me pareciese más a Bukowski, en cuanto a desasosiego y como paso el tiempo. Esas veces me invito a jugar a beber en bares y a compartir miseria pero, seamos sinceras, las gentes están deseosas de ser escuchadas y se les da regular pararse a escuchar así que compartir miseria es más bien estar para que se comparta. Escucharla y preguntarle. Darle un abrazo cuando termine de contar. Un día como estos, allá en Febrero, en una semana muy Bukowski, fui canal y dejé salir algunas piezas de escritura y esta es una, y viene de historias que escuché ese día a criaturas heridas, y hablan de ver el mundo arder
Con cariño y un abrazo sentío a aquellas criaturas humanas que tienen como trabajo sostener los síntomas y consecuencias de la violencia sistémica, responsabilidad colectiva, en lo cotidiano
Vernos arder
Superar la barrera de toda la violencia que seas capaz de mirar a la cara, en lo cotidiano, es un juego de tremenda astucia en el que los actos de sobreviniencia se llaman a menudo cobardía o se tildan entre líneas de insuficiencia. Como el funcionario de prisiones que bebía al día 10 chinchones para ver si así podía lidiar con lo mundano de aquel le ha roto a este otro un brazo y este se ha ahorcado y este lo apuñalaron el viernes pasado, ¿no te has enterado? … o no te acuerdas porque de llevartelo no sería solo un trabajo y es un trabajo porque hay que hacer algo, y esto estaba a mano.
El tío más hábil de la promoción papel con material jurídico en el regazo como libro sagrado y todo apasionado, soñaba con ley y no dijo por qué pero invento que sería por justicia.
Y a poco que entras en “la justicia”, por la puerta de atrás quizás, hasta las entrañas te ve a la cara la historia de la indignidad de la violencia del “sistema penal” de la violencia.
Cuánto recuerdo en semanas como estas ese dicho como proverbio Africano que decía que el niño crecería para ver al pueblo arder*
y me acuerdo cuando oigo las historias que me cuentan forestales de incendios provocados casi todos son provocados no no creas que es tanto accidente es que quieren ver el mundo arder y claro.
De tanto no ser considerados naturaleza y sagrados claro crecieron los niños como instrumentales utilitarios contenidos y de vida misareble y sin misericordia más que la justa de algún alma que mira y ve por deshecho apropiado, tu error es la condena de lo que llamamos justicia tu violencia es tuya y no representa a una sociedad culta que sabe portarse bien
claro. Como el agua quiero ser transparente para poder mirar con prisma los ojos de quien embriagado cuente como cayó en beber para siempre porque “los malos” se hacían daño y ventitantos años de ver eso de frente son una montaña de días mundanos de sudor de caradureces de aprovecha de lo que puedas y no te arrepientas del frenesí de la euforia del chute de endorifna mmmmm deliciosa deliria que me imagino te sacaba de una nube a otra
a una vida que exploró potencial de tu alma y no la trampa mortal y jaula que tocó a tus días y aun así quien soy yo para juzgar si quizás el alma vino a hacer justo lo que tenía planeado buscar y lo encontró y yo lo encontré en un abrazo de gratitud por haber escuchado las historias que compartiste; de sentirme sabia de no haber romantizado un ápice de lo dicho sino más bien como un abrazo y gratitud lanzados a la búsqueda de honrar la miseria de ser humano vivo hoy en este rincón del planeta con todo lo pasado; del hecho irrefutable, de que hay y habrá quien no podrá evitar sentirse querer verlo, vernos, arder.
*Proverbio Africano – “El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto quemará la aldea para sentir su calor”