Antígona i els Fenicis

Quarern de bitàcola d'un nàufrag a Ibosim

Lo que dice Ganyet en su entrevista en Vilaweb, lo suscribo al 99%. Este artículo es sobre el 1% restante.

  1. Como dice Ganyet, sería muy pretencioso creerse más listo que Dúrov, los servicios secretos Chinos, Rusos, Norteamericanos y Europeos. Nadie de tu entorno, por friki que sea, sabe qué hay detrás de la detención de Dúrov. Y nadie puede contestar a la pregunta de si Telegram es o no “seguro” sin antes definir “seguro”. Primero hay que diferenciar entre privacidad y anonimato. Contrariamente a lo que dice la prensa, Telegram no es ni lo uno ni lo otro. Es difícil de censurar, eso sí. Pero te corresponde a ti decidir quién es tu potencial enemigo. Una app jamás hará eso por ti.

  2. Hay que insistir, por la razón explicada en el punto 1, que Telegram no debería pensarse como mensajería instantánea, sino como red social. Sustituye a Twitter, Instagram y Facebook, pero no a WhatsApp. Su fuerte son las comunidades abiertas y los canales de difusión, no los mensajes privados. Lo que digas ahí puede acabar en manos de jueces, policías, criminales, estafadores o mercenarios de guerra. Una cosa es que a Rusia y a Estados Unidos no le interesen tus conversaciones sobre series o fútbol, y otra que potencialmente tengan acceso a ellas y puedan utilizar sus brillantes estrategias de Big Data e IA para peinar miles de millones de charlas intrascendentes como la tuya y sonsacar informaciones escalofriantes en un contexto de Segunda Guerra Fría. Muchas personas como Ganyet y yo hemos recomendado Telegram como mensajería en el pasado y ahora rectificamos. Lo malo es que todavía no tenemos una alternativa para dar, sino varias, todas buenas por diferentes motivos, y no consensuamos cuál recomendar para uso general.

  3. Voy con el 1% con el que no estoy de acuerdo. No entiendo que Ganyet recomiende “volver a WhatsApp”. WhatApp dice estar encriptado (E2EE), pero esto no es del todo cierto. Primero, por ser un programa privativo, no de código abierto, nadie sabe exactamente qué sucede entre bambalinas. Segundo, por ser centralizado, puede haber (y ha habido) brechas y fugas importantes. Y tercero, por ser una empresa norteamericana con el cuestionable prestigio de Meta, que se reserva el derecho a ceder a los gobiernos tus metadatos (ubicación, horas de conexión, contactos, email, modelo de móvil) y tus conversaciones. Sí, aunque estén cifradas, se pueden leer total o parcialmente por medio de triquiñuelas técnicas y/o legales. Por ejemplo, si el receptor de tu conversación tiene activada la “copia de seguridad en la nube”, tú puedes haber comprado una caja fuerte, pero él ha regalado copias de la llave a todo el vecindario. ¿Cuántas veces nos han llegado “pantallazos” de otros móviles, por simple chismorreo, que contienen información sensible? Todas esas conversaciones pueden caer en malas manos con un simple compartir imagen y puede estar almacenada en los álbumes de fotos de decenas de dispositivos conectados a Meta y Google, quizás más por despiste que por maldad.

  4. Ganyet recomienda WhatsApp para uso general y Signal para activistas y periodistas. Yo no. ¿Pero entonces qué app usarías? Las que ya recomendé cuando la anterior crisis de Telegram:

Element: https://element.io

  • Para uso general en el móvil y en el ordenador (Sustituto de WhatsApp, Telegram y Signal).
  • Con familiares y amistades que conoces personalmente.
  • Grupos de aficiones, asociaciones, deportes… donde conoces a gente, pero probablemente no a todos.
  • Grupos de activismo por causas generales, legales y legítimas, con muchas personas desconocidas entre sí.

Briar: https://briarproject.org

  • Ten tus contactos “Aa” y tus móviles antiguos (alguno que guardas en un cajón) conectados por Briar. En caso de emergencias, como inundaciones, terremotos, atentados… las líneas de teléfono pueden colapsar y esta red seguiría funcionando, incluso sin internet.

  • Para activistas y periodistas, esta es la única mensajería que recomiendo, siempre con precauciones. Es mejor Briar que Signal; es mejor Signal que Telegram; es mejor Telegram que WhatsApp... pero nada es más seguro que una reunión física sin móviles en la sala.

Telegram (al menos mientras crece Mastodon)

  • Como he dicho en el punto 2, Telegram es útil para contrastar fuentes sin censura mediática, para encontrar gente con los mismos intereses, o crear canales de difusión como nuestro Canviem El Rumb o el de Permacultura Digital. Repito: No es mensajería instantánea cifrada, es una red social.

... Y como red social es mejor Mastodon, y otras del Fediverso... pero se nos va de tema.

¿Opiniones, críticas, sugerencias? Os leo (en Telegram y Mastodon).

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Reflexions estiuenques per canviar el rumb II

Per més que insisteixin a anomenar-nos turismòfobs i fins i tot racistes, continuarem reivindicant que aquesta illa mereix “sobrevivir al descalabro”.

No, no tanquem les portes a ningú. No, no tenim conflictes amb els idiomes. No, no volem tornar a les cavernes.

De fet, volem viure i treballar i “guanyar-nos la vida” i formar part d'una comunitat. Plorem cada vegada que se'ns en va una amiga perquè ja no pot pagar-se viure aquí. Són eivissencs i eivissenques d'origen italià, uruguaià, castellà, gallec, català. Persones que han viscut i estimat Eivissa i volien quedar-se. I no poden. Migrants econòmics amb ciutadania europea.

Compte amb la premsa i els opinòlegs, perquè el turisme no és un dret. El 90% de la població mundial no agafarà un avió en tota la seva vida i no té els seus drets al descans i a la mobilitat garantits. El turisme, si de cas, es un privilegi a revisar.

No, no és turismofòbia reivindicar drets. El descans i la mobilitat de totes les persones, les que venen i les que van, les que es queden i les que marxen, les que es mouen per plaer, i les que ho fan per donar de menjar als seus fills.

Aquesta és la clau: Reivindicar el descans i la mobilitat com a drets humans universals.

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Reflexions estiuenques per canviar el rumb I

«… se abría la disyuntiva de, o bien profundizar un nihilismo activo (eso que mis amigxs llaman resistirse al poder sin esperar nada) o bien reconstruir pequeños relatos dadores de sentido (lo pequeño es bello)».

Padilla, Marga. (Verano de 1999). Por qué Nodo50 ha dejado de interesarme. Sin Dominio. https://biblioweb.sindominio.net/biblioweb/telematica/nonodo50.html

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El Enero de los Años II

Fran. Descanso un momento del curro y del activismo y del arte y de la gente para decirte que últimamente no estoy bien. Verás, el curro, el activismo, el arte, la gente… Ya sé ya, que tú estás peor. Bueno, eso, que de joven yo nunca me había sentido así, y me he puesto a pensar que tú no lo debías pasar nada bien. Estando con la gente y eso. Luego he pensado que para ti yo no era gente y eso me ha alegrado el día. Un día de junio en Ibiza. Oye, qué pasada no haber sido gente para ti.

Voy con otro de los tuyos.

DIALÉCTICA EN SOLEDAD (2002)

Quiero decirlo ahora ahora que el tiempo se me antoja eterno y que hay tiempo suficiente para arrepentirse los muertos también mienten sobre su edad y quiero ser adulto para propender al infarto y no morir en brazos de la tristeza como un amante depresivo que ha perdido las ganas de relacionarse de ajustar el cinturón de su alma o lo que resulta más triste aún sin ganas ya de fotografiar los lugares a los que viaja guardar las entradas de los recitales las falsas direcciones escritas con carmín nocturno en el reverso de una mano que ha olvidado el tacto suave de la piel desconocida recostados los dos tú y yo de madrugada en el muro de alguna iglesia o temblándome las rodillas en el cuarto de un hotel llegados a cierto punto ya no comprometen los besos pero sentimos que nos faltan y los echo a faltar más que nunca cuando consumo los recuerdos de una vida en un solo trago y permito que la poesía me consuma muy por dentro tan cerca del corazón que no circula la belleza ni reciben su alimento las ilusiones soy peor todavía de lo que muchos creen nunca fumo solo me sienta mal la compañía no permito que se lea prosa en mi presencia y repito los mismos versos de amor a más de una chica la gente sabe que escribo cosas -decir suicidio suena grave en un poeta de la experiencia- y les parece bien que haga lo que me plazca con mi tiempo libre muy probablemente porque ignoran que la estructura de mis poemas es vergonzosamente similar a los de Goytisolo y aquí figuran a modo de herencia intelectual algunos de los autores a los que nunca conseguí leer Pessoa Whitman Kavafis Garcilaso Góngora San Juan y por si eso fuera poco os diré que el tiempo es ese aire que pasa páginas muy cerca de la retina vendo tan caras mis obras que ni siquiera puedo permitirme fabricar más y cuando me pongo los pantalones olvido momentáneamente el color de mis zapatos y contesto silenciosamente al teléfono con la esperanza de que no me oigan pero yo nada pido y no siento las dedicatorias de los libros que doy y cuando por fin me decido a dar un paso al frente descubro con horror las larvas que crecían debajo de mis suelas y opto -como los muebles- por quedarme más de mil años en el mismo lugar quién sabe si esperando el esperado día en que pueda reservar para mí mismo mis últimas palabras.


Alberto. (2002). Pasión preventiva (p. 8). Para una posible antología, El Enero de los Años (2024 o 2025)


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Dejo de usar y recomendar Firefox. El zorro está herido de muerte y la culpa no es (solo) de sus competidores turbocapitalistas Chrome y Brave. Mozilla (Foundation y/o Corp) sigue empeñada en destruir su mejor invento y despreciar a su comunidad, que por cierto es anterior a ella misma (Recordemos la liberación de Netscape). Sus nefastos acuerdos millonarios con Google, su incursión en el modelo publicitario, los salarios desorbitados de sus CEO, su incomprensible afán por competir con Big Techs comprando o copiando startups (pocket, relay...) en vez de cuidar su core business (Un navegador y un cliente de correo ético y seguro de referencia global desde hace 20 años... ¿hola?). Y ahora se suma al hype de la IA. Yo digo basta.

Hace solamente cuatro meses escribí un artículo para configurar Firefox pensando en las personas no-geeks de mi entorno. (Guía rápida para navegar de forma bastante segura. (Febrero 2024). El artículo sigue siendo más o menos válido, pero como he actualizado mi ranking de preferencia de navegadores, me siento obligado a reescribirlo, sin entrar demasiado en detalles.

  • No recomiendo, por motivos que podemos discutir en privado: Chrome, Edge, Safari, Brave, Vivaldi... y ahora tampoco Firefox (me duele más a mi que a tí).
  • Recomiendo: Librewolf (Linux, MacOS, Windows), Mull (Android), DuckDuckGo Browser (iPhone) y Tor Browser (Alternativa a Modo Incógnito ).

Como siempre, hay mil aspectos a considerar y me encantará escuchar opiniones en el fedi y en el telegram de #PermaculturaDigital. Rita Barrachina acaba de sintetizar los aspectos éticos y políticos a considerar en cualquier herramienta digital y coincido 100% con ella: Komunikilo: Escoger una herramienta digital.

Guía rápida para navegar de forma bastante segura. (Junio 2024)

0. Primero, configura esta DNS pública y europea en dns0.eu. Hay tres tipos, la normal, la “zero” (reforzada) y la “kids” (parental). Elige la que más se ajuste a tus necesidades. Sigue las instrucciones de la página, que es muy fácil.

1. Instala Librewolf en tu dispositivo y asígnalo como navegador predeterminado. Instala Tor Browser y úsalo como sustituto del “modo incógnito”. Si quieres una experiencia más cercana a Google Chrome, prueba Chromium.

Una de las características más desconocidas y útiles de Librewolf (y de cualquier derivado de Firefox) es el Modo Lectura (el icono en forma de documento) que permite leer los artículos completos de forma accesible, sin distracciones y con la letra grande.

Otra cosa interesante es DuckDuckGo por defecto. Llevo muchos años utilizándolo y no echo de menos a Google para nada, ya que sus resultados «personalizados» acaban convirtiéndose en un silo y en una peligrosa burbuja de autoafirmaciones. Cuando (por motivos profesionales) necesito ver un resultado en Google o en Google Maps, uso el atajo «!g» o «!gmaps» desde la misma barra de direcciones. También uso habitualmente «!w» para Wikipedia, «!diec» y «!drae» para los diccionarios oficiales de catalán y castellano y cada día descubro alguna más. Aprende más sobre los “bangs” de DuckDuckGo aquí.

2. Decide en qué idioma usarás Librewolf según este criterio: Si quieres promocionar el uso social de una lengua minoritaria, como el catalán o el esperanto, configúralo en este idioma. Librewolf te recomienda que si buscas ser anónimo, es mejor dejarlo en inglés. Sentido común. Tú decides.

Olvida el resto de opciones, Librewolf ya viene bien configurado. Puedes revisar, pero no es necesario. Opcionalmente, puedes instalar estos complementos de Firefox, ya que son 100% compatibles.

3. Instala la extensión Consent-O-Matic

4. Instala la extensión Privacy Badger

5. Instala la extensión Bypass Paywalls

6. Instala la extensión Bitwarden para gestionar todas tus contraseñas. Tendrás que crearte una cuenta en bitwarden.com. Es una buena idea crear primero un nuevo correo “limpio” en Tuta o Proton y utilizarlo para crear la cuenta de Bitwarden con su contraseña maestra.

7. Finalmente, instala RiseupVPN o ProtonVPN. No es necesario que la tengas siempre activada: Úsala cuando estés en una WIFI pública (como un aeropuerto o un coworking) o si sospechas que un gobierno o una empresa está censurándo contenido (en ese caso, también puedes probar con Tor Browser).

¡Listo!

El zorro ha muerto. ¡Larga vida al lobo!

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Hace algunos años, cuando apenas tenía una pelusilla por bigote, cofundé un colectivo artístico neodadaísta llamado ³H. Gran parte de nuestra experimentación artística ocurría “en analógico” (no había mucho más), pero a mí, más predispuesto a lo digital que mis colegas, me interesaba también la incursión del absurdo y su potencial emancipador en la Red de Redes. Mis referentes del momento eran net-artists jóvenes, más mayores que yo y mágicamente acercados mediante un recién estrenado módem. En mis descargas P2P se mezclaban hits de adolescente con MP3s de Hugo Ball y MP4s de Nam Jum Paik. Recuerdo vivamente el placer de descargar un archivo de audio en blanco como el súmmum de la meta-performance. Una auténtica grabación del 4'33” de John Cage. Aún lo conservo en mis backups.

Mi hermano mayor, mi amado líder, mi mesías, era Luther Blisset.

File:Luther_BlissettWikimedia File:Luther_Blissett

A través de esas hojas en blanco gratuitas que ofrecía Geocities, Myspace o iEspana algunxs soñábamos con vaciar Internet de sentido práctico, siguiendo el hilo de Ariadna por el que habían pasado Marcel Duchamp, Joan Brossa, Guy Debord o Esther Ferrer. Con un mínimo conocimiento de HTML (antes incluso del CSS), las redes sociales 1.0 eran el paraíso de cualquier aspirante a Apollinaire o Salvat-Papasseit. ¡Menos Office y más Dadá!, gritábamos en los canales IRC y las listas de distribución “de los mayores”.

Es 2024. Google “está rotísimo”. (Plagio la expresión a alguien del Fedi, no encuentro la cita original). The Verge se jacta de posicionar como primer resultado un artículo sobre impresoras juntando palabras al azar como en un cadáver exquisito, o como se dice ahora, con IA. Por segundo año consecutivo.

Busco un artículo sobre una técnica de horticultura que conozco bien y encuentro un artículo “alucinante” (en sentido estrictísimo). Según esa fuente, las Parades en Crestall no es una manera de cultivar, sino un destino turístico maravilloso. What? «Descubre las maravillas de las parades en Crestall: una guía completa para explorar este encantador rincón», dice.

Internet ya no es lo que era. Hay que decirlo más, la mierdificación (enshittification) es algo serio y ha venido para quedarse.

No puede decirse que Luther Blisset haya ganado. Pero su inquietante y atemporal mirada susurra: TE LO DIJE.

ChatGPT, acaba este artículo sobre la mierdificación de internet con una cita de Mark Fisher. Publico el siguiente párrafo sin leerlo y os recomiendo que tampoco lo leáis. Permitidme el capricho. Ahora vuelvo.

La mierdificación de Internet es un fenómeno que ha ido en aumento en los últimos años, donde la calidad y la veracidad de la información se ven comprometidas por la saturación de contenido irrelevante, engañoso o simplemente absurdo. Como mencionaba Mark Fisher en su obra “Capitalist Realism: Is There No Alternative?“, “Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.” Esta cita resalta la idea de que la lógica capitalista ha permeado incluso los espacios más íntimos de nuestras vidas, como lo es Internet, donde la búsqueda de beneficios económicos muchas veces prima sobre la calidad y la veracidad del contenido. En este contexto, la mierdificación de Internet se convierte en un síntoma más de la decadencia de las plataformas digitales, donde la búsqueda de clics y visualizaciones prevalece sobre el valor real de la información.

HOLA. Aquí un humano de nuevo sobre las teclas. Publicando en WriteFreely sin pensar en posicionar o vender nada. Convencido de que los enlaces a Wikipedia de este artículo serán los más veraces y mejor revisados de todo Internet. Feliz de haber encontrado en el Fedi y en Anartist un espacio seguro donde compartir mis pensamientos y mis recuerdos, tan reales e irreales como cualquier pensamiento o recuerdo humano.

«La posguerra no existe. Llamamos paz al simple alejarnos del frente». Luther Blisset

ĜIS. TZAG. ZAJ.

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Desde hace pocos años (¿tras la pandemia?) me echo a temblar cada vez que escucho el verbo «digitalizar». Como otras personas dedicadas profesionalmente a ámbitos tecnológicos, esto nos está llevando a una situación emocionalmente compleja, pero es que es verdad y hay que decirlo más: INTERNET YA NO ES LO QUE ERA.

Por otra parte, creo que este miedo a la distopía se ha extendido mucho al resto de la sociedad, desde 2019. Las personas que antes ayudaban a crear una cuenta de Google, a actualizar el portátil o a usar Zoom (junto a aquellas que siempre estuvieron en el círculo de las redes libres y el software alternativo) tenemos la obligación de presentar un frente unido en primera línea de batalla contra el tecnofascismo de cada día y ofrecer a toda la sociedad nuestras armas de Autodefensa Digital (Andy Farrell).

Cómic de Peter Conrad

Cómic de Peter Conrad:

Panel superior.  “Mis padres dándome 'La Charla'”. Niño en la cama con sus padres frente a él. Padre: “Cuando dos personas se quieren mucho...”

Panel inferior. “Yo dándoles 'La Charla' a mis padres” El niño, ya mayor, en una silla frente a sus padres, cada uno con un portátil. “Cuando alguien llama y dice que es del soporte técnico de Microsoft...”

¿Entramos en crisis? ¿Llegamos a salir de la anterior? Ya nadie lo sabe, y menos aún los economistas de la tele o de YouTube. La única certeza es que vivimos una época de cambio permanente… y las últimas décadas indican que para el 99% no es a mejor.

Deberíamos normalizar el sentir angustia por la amenaza permanente de una Tercera Guerra Mundial, por la irrupción de la IA en nuestro sector laboral, por la crisis climática y energética. NO SOMOS ROBOTS, JODER. Pequeñas distracciones luminosas e inmediatas para aligerar ese peso. Y cada lunes, suma y sigue. ¿Qué papel juegan en nuestro malestar las noticias falsas, la adicción a las pantallas, el control masivo de corporaciones tecnofascistas? ¿Qué ha pasado con la digitalización de la educación?

A medida que desaparecen empleos tradicionales y modernos, incluso los que en 2010 eran relevantes en el ámbito digital, como el SEO o el «social manager», nos sumimos, como dice Farrell, en una profunda sensación de aislamiento y desesperanza.

De mi anterior artículo, Las Tres Éticas de la Permacultura Digital, me han dicho que está escrito para ordenar mis ideas y no para comunicar, y que usa un idioma que el público al que va dirigido no entiende. Estoy de acuerdo. ¿Cómo llamarlo entonces? Andy Farrell lo llama «veganismo digital» o «autodefensa digital». Rita Barrachina «tecnologías convivenciales»… Creo que es lo mismo, pero que aún no hemos dado con el naming adecuado.

Los temas que nos preocupan, al menos, están bien definidos:

  • Ética Digital (Sesgos de la IA, consumo energético y material colonialista...)
  • Diseño para Todes (Accesibilidad por diversidad funcional, clase social, capacidades…)
  • Salud Digital (Conductas adictivas, ciber-seguridad...)
  • Propiedad. (Software Libre, Creative Commons, Big Data...)
  • Tecnología Apropiada (Des-digitalización, Simplificación Voluntaria...)
  • Tecno-política (Solarpunk, distopía tecno-feudalista, aceleracionismo...)

Lecturas pendientes:

Seguiremos pensando, en Komun.

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La permacultura es un concepto de diseño que pretende crear hábitats homeostáticos y resilientes. Dicho de otro modo, diseñar bajo los principios de la permacultura es ayudar a la Naturaleza a generar sistemas dinámicamente estables, en cuyos ciclos biogeoquímicos estén integradas comunidades de animales humanos en las mejores condiciones posibles.

Es un error habitual considerar la permacultura como una práctica agroecológica en sentido estricto, aunque su origen está vinculado a ella. Permacultura no es agricultura, sino diseño iterativo, sensibilidad ambiental, ecosofía. Si acaso esta ambigüedad tiene una razón de ser, puesto que ningún ecosistema puede cerrar sus ciclos sin atender a las necesidades alimentarias de los seres que, con el mismo hecho de habitarlo, lo cocrean. Agricultura, pesca, ganadería, trashumancia, caza, recolección y la captación de agua dulce, y cómo se relacionan con la vivienda, han sido los principales condicionantes que han generado paisajes humanos, por encima del comercio, los ritos funerarios estudiados en arqueología o cualquier urbanismo racionalista planificado. Un vecindario, una bioregión o, a escala planetaria, la biosfera (Gaia), son sistemas complejos ecodiseñados con participación humana y no humana. Diseñar con permacultura significa reconectar cuidadosamente los flujos de trabajo y ocio, todas nuestras labores humanas, con las estrategias productivas y reproductivas que garantizan nuestra vida.

El diseño (occidental, contemporáneo) ha acuñado fórmulas como el “buen diseño” (Dieter Rams), el famoso “less is more” (Mies van der Rohe) o las “10 reglas del ecodiseño” (Conrad Luttrop y Jessica Lagerstedt) [Aviso de contenido: Greenwashing de Repsol], con puntos en común con la permacultura desarrollada en los años 70 por Bill Mollison y David Holmgren. Aun así, en general, todas estas propuestas tratan de forma compartimentada las diferentes características que hacen que un diseño sea un “buen diseño”: Lo accesible, lo saludable, lo sostenible, lo útil, lo duradero, lo socialmente responsable. Solo la permacultura ha aspirado a confrontar la cuestión de forma holística, considerando que todos estos atributos deseables están subordinados a un sistema mayor que los engloba. Un “ecodiseño” que obvia debates espinosos como la futilidad de su propia fabricación, la cantidad máxima de unidades a distribuir, la salud de las personas que lo fabrican, transportan, utilizan, y desguazan, las huellas materiales y energéticas asociadas, etc., es más bien un “ecoinvento”. Un gadget que es compatible con el capitalismo porque su función es mercantil y especulativa, no de uso, y cuya simple existencia nos aleja de los objetivos de estabilidad climática y transición ecológica. En cambio, los ecodiseños realmente eco como la Tecnología Apropiada (E.F. Schumacher) o el oficio artesanal frente al sucedáneo industrial (William Morris) simplemente no encajan. La estufa rocket construida con barro local de Schumacher o la cuchara de madera tallada a mano con paciencia y deleite de Morris son antagónicas a cualquier forma de “capitalismo verde” y de ecodiseño.

En el contexto actual, eco es sinónimo de innovador y eficiente. Estos dos términos son discutibles, pero fijémonos primero en la relación entre el objeto diseñado y su entorno, en el sistema completo. Como el hombre champiñón de Amaia Pérez Orozco, que aparece en la oficina a las 8:00, limpio, descansado y alimentado, los ecoinventos suelen aparecer en nuestras vidas desconectados de su fabricación y su transporte, descontextualizados de todo aquello, personas incluidas, que los han hecho posible. En el caso bien estudiado de la generación de energía eléctrica, llamaríamos ecoinvento a los “sistemas no renovables de captación temporal de flujos de energía renovable” (Manuel Casal Lodeiro) frente a las “renovables realmente renovables y emancipadoras” (Luis González Reyes), cuyos principios son perfectamente compatibles con las tres éticas de la permacultura: Cuidado de la Tierra (Earth Care), Cuidado de las Personas (People Care) y Compartir los Recursos (Fair Share), a veces enunciado como “gestionar la abundancia” o revertir las ganancias en las dos anteriores. (Y algo que Gonzalez Reyes vincula con el principio indígena de “cosecha honorable”). Necesitamos aplicar el mismo rigor sistémico al resto de ámbitos del diseño, incluido el digital. Las huellas ecológicas no son externalidades, no podemos taparlas bajo la alfombra, pero es que siempre hay más capas que las “resueltas” por las eco-soluciones del capitalismo verde. ¿Quién ha fabricado esto? ¿Con qué herramientas? ¿Qué materiales, cuanta energía? ¿Y para las herramientas, qué materiales, cuanta energía? ¿Y para las herramientas de las herramientas?

Materia y Energía suelen estar bien documentadas en los estudios ecologistas serios, pero ¿y la Información? Es decir, ¿quién y cómo se adquirió el conocimiento necesario para producir esto? ¿Y cómo hemos conseguido difundirlo para llevarlo a esta escala? Lógicamente, en el sistema socioeconómico actual cualquier esfuerzo por hacer un diseño accesible, biodegradable, libre de tóxicos y dependencias fósiles, socialmente beneficioso… que además sea emancipador, chocará con límites de precio y otros “condicionantes del mercado” impuestos por fuerza por las élites y muy probablemente tenga que conformarse con ocupar un nicho marginal. Deberíamos dejar de lamentarnos porque nuestros proyectos libres, redes fediversales, cooperativas de trabajo y productos ecológicos sean incapaces de competir con las “baratijas” de las que habla Morris y asumirlo como el escenario lógico desde el que planificar las alternativas. El capitalismo solo puede admitir un diseño verde exclusivo y excluyente (es decir, no inclusivo), que no entorpezca el flujo de plusvalías de producción o renta, ya sea en forma de verduras ecológicas o SUVs eléctricos, extraídas siempre de Sur a Norte y de oprimidas a privilegiadas. Mientras tanto, la verdadera economía circular asoma en los márgenes (en las redes sociales alternativas, en fertilizantes orgánicos no patentados, en Zonas a Defender (ZAD)…) pero esta clase de producto o de servicio es difícil de monetizar, por diseño. Al contrario, el conocimiento necesario para su replicabilidad ingresa rápidamente en el banco de saberes del procomún, y si no se extiende es, de nuevo, por el férreo control de las élites y sus monopolios, por los cercamientos, conseguidos a sangre, no sólo de los ciclos de Materia y Energía, sino también de Información. Con las gafas permaculturales puestas, vemos que la Naturaleza sigue maravillosamente el patrón del “buen diseño”. En un banco de semillas, la Materia, la Energía y la Información (genética) fluyen al ritmo que marcan las estaciones y es más frecuente tener que gestionar la abundancia que la escasez (salvo que la Información se pierda). Sin embargo, nos asalta la disonancia cognitiva y la ecoansiedad cuando queremos “vivir de ello”, (compatibilizarlo con el capitalismo) porque nadie en el mundo puede entender que un limón de importación se venda más barato que uno local, pero así es.

En todo diseño realmente eco se observa un uso inteligente y sensible de Materia, Energía e Información. Permacultura Digital es diseñar “pensando en sistemas” y atendiendo especialmente a esta última. Su puesta en práctica, como la permacultura en general, nos obliga a establecer una relación íntima con la Tierra y con la tierra, a considerar la economía de cuidados como un arte digno de estudio y celebración, y a fomentar la transmisión y reproductibilidad de los buenos diseños.

Al trasladar el término permacultura al ámbito del diseño tal como se entiende en occidente, nos encontramos con un abanico de disciplinas profesionales (diseño industrial, gráfico, arquitectónico, web…) interconectadas, pero separadas entre sí y poco permeables con la Economía Ecológica. Debemos asumir que nuestros diseños son sistemas que se relacionan con otros sistemas y forman parte de sistemas. Y también que quienes usan nuestros productos o servicios suelen ser personas, es decir, animales humanos. (Desde el anti-especismo, también podemos aplicar criterios de ergonomía al cuerpo de animales, o plantas, a quienes deberíamos considerar las usuarias finales de unas tijeras de podar). En cualquier caso, debemos reconocer que a) nuestros cuerpos tienen necesidades biológicas y limitaciones biofísicas, y b) que necesitamos coexistir con el resto de seres humanos y no-humanos, incluida la microbiota que conforma el holobionte humano (crucial en diseños relacionados con la alimentación y la salud).

Masanobu Fukuoka o Youngsang Cho nos invitan a observar antes de actuar, a cuidarnos de no afligir ningún daño al sistema natural, a no caer en la soberbia tecnolófila (Adrián Almazán). Pensando así la arquitectura, ¿cuántos edificios horrendos nos habríamos ahorrado? ¿Y cuantos deshaucios? En occidente teníamos proverbios como ˝In dubiis, abstine˝ o “Primum non nocere” que proponemos rescatar del olvido. Pensar en sistemas es aplicar el principio de precaución, siempre y en todos los ámbitos.

Imaginemos una carretera con una rotonda peligrosa. Es un ejemplo clarísimo de desprecio a la seguridad y al bienestar de las personas y del entorno. Una propuesta permacultural sería aplicar una técnica de urbanismo orgánico a la manera de Jane Jacobs, preguntando a las personas que cruzan no solo qué opinan, sino también qué sienten al cruzar la carretera temerariamente. Atender a los “desire paths” dibujados de forma natural por el paso de transeúntes y determinar así el trazado óptimo de los caminos es permacultura. En el ámbito digital, una tienda online con un sistema de compra engañoso o una app con un patrón oscuro que incita a aceptar cláusulas abusivas son recorridos de usuario (diseño UI-UX) y pueden ser entendidos como rotondas peligrosas, o peor, diseñadas con malas intenciones.

Como inciso, cuando hablamos de Permacultura Digital no nos referimos a una permacultura “virtual”. No proponemos una versión avatarizada de prácticas permaculturales analógicas. Sugerir eso sería aceptar que las personas pueden habitar en metaversos, sin Materia. Esto es una idea transhumanista incompatible con la ética ecofeminista, puesto que ignora deliberadamente la corresponsabilidad en el cuidado de nuestros cuerpos. Así pues, ni Permacultura es un huerto ecológico, ni Permacultura Digital es una app contra el desperdicio de alimentos, pero la Permacultura de la Información pretendería complementar propuestas ecosocialistas centradas en Materia y Energía poniendo el foco en la importancia de la Información en la era postindustrial, como ha hecho el Capitalismo Cognitivo a partir del Capitalismo Industrial.

El riesgo de este falso desplazamiento conceptual no es menor, ya que la “e-metáfora” está muy integrada en el lenguaje y el subconsciente colectivo. Consideramos el ciberespacio como un espacio, con todo tipo de analogías con el mundo no-digital. Al protocolo IMAP/SMTP lo llamamos “correo”, a los servidores que guardan datos, “la nube”, a recabar información, “navegar”… empezando por los términos “carpeta” y “archivo”, que no son ni lo uno ni lo otro. Este ha sido el marco simbólico que ha permitido hacernos creer que las máquinas “aprenden” y “alucinan”. Como ha escrito recientemente Naomi Klein, las IA no alucinan, pero sus creadores sí. (Cuando piensan que así arreglarán la crisis climática o que mejorarán las condiciones laborales de la clase trabajadora).

Hablar de Permacultura Digital, por tanto, sería hablar de una forma de practicar la Permacultura que es pertinente en nuestro aquí y ahora, pero que no tiene por qué ser relevante en sociedades humanas no-digitales, pasadas, presentes o futuras. Para una aproximación civilizatoria más amplia, podríamos hablar de “Permacultura de la Información”. Esa idea amplia, aun por concretar, entroncaría con la visión antropológica y mejor documentada de Adrián Almazán y su Técnica y Tecnología: Cómo conversar con un tecnolófilo.

Como primer ejercicio, hemos tratado de atribuir las Tres Éticas de la Permacultura a nuestras prácticas diarias digitales. Como ya hemos enunciado, la Permacultura propone tres principios éticos: Cuidado de la Tierra (Earth Care), Cuidado de las Personas (People Care) y Compartir los Recursos (Fair Share). Haciendo una simple traslación de conceptos, admito que un poco forzada, pero honesta y útil como punto de partida, las Tres Éticas de la Permacultura Digital podrían ser:

1. Cuidar la Infraestructura y el Código 2. Cuidar las Conexiones Humanas 3. La Ética P2P

Si estos 3 principios sirven para algo, deberían poder utilizarse como directrices para valorar todo aquello que denominamos “ecodiseño”, desde un cierto agnosticismo de las herramientas digitales preferidas y siendo críticos con todas ellas (en tanto sabemos que nuestra sociedad está hiper-digitalizada). Los tres principios no explican cómo hacer un “uso responsable de la tecnología”, cómo construir “comunidades digitales saludables”, cómo acabar con “el Capitalismo de Vigilancia”, etc., pero son una brújula que puede orientar nuestras prácticas diarias, a la vez que filtran y desenmascaran la propaganda de cualquier “ecoinvento” o green washing. En cuanto a las consecuencias prácticas y concretas que derivan de esta reflexión, me remito a los proyectos Tecnoafecciones y Comunalidad Digital del colectivo Sursiendo y al proyecto Komunikilo de Rita Barrachina, principales fuentes de inspiración de la idea.

Para acabar, una breve reflexión sobre los conceptos de eficiencia e innovación anteriormente citados. Si aspiramos a diseñar ciclos cerrados (o casi) tanto en lo físico como en lo digital, debemos sustituir el sentido lineal, acumulativo y exponencial del marco temporal por uno circular y cíclico, más parecido a la realidad astronómica del planeta y al de las sociedades no-digitales que nos precedieron. Así como mayor eficiencia, en la sociedad industrial crecentista, deriva en mayor consumo (Paradoja de Jevons), mayor innovación implica, necesariamente, menos reutilización de lo ya inventado, es decir, más trabajo y peor ciclado. El hardware, el software y nuestras prácticas digitales deberían poder crecer y decrecer sin que lo uno se considere social y económicamente mejor que lo otro. ¿Pero es posible diseñar un programa tan robusto, tan alejado de las demandas del mercado, y tan autolimitado por simplicidad voluntaria que tras el 1.9, no queramos un 2.0?

¿Tenéis algún comentario? Os leo en el fediverso o en el canal de Telegram.

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Nos estamos acostumbrando a que lo que parecía imposible hace unos pocos días, se hace realidad al día siguiente. Mejorar nuestra autodefensa digital es muy importante en este entorno V.U.C.A. (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, en sus siglas en inglés). La censura, la vigilancia y el apagón informativo o de la red son a día de hoy amenazas muy reales, también en ‘las democracias occidentales’.

Sin extenderme, porque es pura especulación, me atrevo a decir que los derechos de autor (la razón oficial del intento de bloqueo judicial) no es el principal motivo de este movimiento político-judicial. En estos momentos de gran tensión geopolítica, y tras la debacle de Twitter como contrapoder informativo… ¿Queda algún canal de contrainformación con masa de usuarios suficiente para hacer sombra a la burda manipulación mediática del conglomerado empresarial español? Ajá.

¿Hay alternativa a Telegram?

Primero, ten en cuenta que Telegram no ha sido diseñada como mensajería instantánea, sino como red social. Su punto fuerte es saltarse la censura informativa desde países poco democráticos y poder leer de primera mano comunicados de fuentes directas, incluso las que se encuentren del otro lado del “telón de acero”. Telegram no es la mejor app para hablar con nuestro entorno cercano. Piénsalo como una evolución de lo que prometía ser Twitter hace una década y media. Un lugar donde periodistas, empresas y partidos políticos pueden comunicarse directamente con su audiencia… sin Mediaset o Atresmedia de intermediarios. Ajá.

Pero por culpa de la desinformación y el pánico, hay quien cambia Telegram por algo peor, como WhatsApp, Messenger o Discord. Hay alternativas más seguras y también fáciles de usar y gratuitas. Element, Delta Chat, Signal y Briar, son buenas opciones, cada una con ventajas e inconvenientes. No está de más probarlas y entender sus diferencias. Niboe.info está haciendo muy buen trabajo con sus infografías.

comparativa de mensajería instantánea de NIBOE

Usar Telegram en países que lo bloquean

«Querer poner puertas al campo» parece haber sido la metáfora más recurrida para explicar la ineficacia del cerco a Telegram, además de fuente de inspiración de los inevitables memes. Efectivamente, las maneras de saltarse el bloqueo han corrido como la pólvora en el propio Telegram, pero cuidado con los enlaces que no conocemos. Puede haber delincuentes y espías que aprovechen la confusión general para introducir malware en tu dispositivo. Aquí van una serie de buenas y malas ideas. Advierto que esta es mi opinión y puede haber otra igual de válida o mejor. No soy Edward Snowden.

Buenas ideas: – Si instalaste Telegram en Google Play, desinstala y vuelve a instalarla desde F-Droid. Busca la versión 100% de código abierto llamada “Telegram FOSS”. – Cambia las DNS de tu ordenador y tu móvil. Entra en dns0.eu y sigue las instrucciones. – En caso de bloqueo, utiliza una VPN en la que confíes. Recomiendo Riseup VPN y Proton VPN. – Sigue al fundador y dueño de Telegram en su propio canal https://t.me/durov y contrasta su información con la de Atresmedia y Mediaset (las denunciantes). Sospecha de todos. «Cui prodest» (¿A quién beneficia?). Saca tus propias conclusiones. – Instala apps más seguras para tu mensajería instantánea. Si tu teléfono tiene capacidad, pruébalas, déjalas instaladas y ayuda a su difusión: Signal, Element, Delta Chat y Briar. – Con tus contactos más íntimos (Aa), conecta los teléfonos por Briar cuando estéis juntos físicamente. En caso de emergencia grave (terremoto, atentado, caída de red, saturación de llamadas…) puede ser la única manera de localizaros. Funciona con y sin internet. – Si sigues usando Telegram, usa la opción de “chat secreto” siempre que puedas. – Si sigues usando WhatsApp o mensajes de Instagram, Twitter, TikTok, etc, nunca reveles información importante y no hagas bromas que puedan llevarte ante un juez o alertar a la policía.

Malas ideas: – No pinches ni instales proxys o VPN que no conoces. – No cambies Telegram por WhatsApp. Es ir a peor. – No uses Telegram para comunicaciones privadas o mensajes internos de grupos activistas, solo para la difusión pública (trátalo como una red social, no como mensajería instantánea).

¿Pero entonces qué app usarías?

Pues depende del uso. – Para mensajes instantáneos > Element. – Para canales temáticos y activismo > Element. – Como emergencias (terremoto, atentado...) con contactos “Aa” > Briar. – Para contrastar fuentes, sin censura > Telegram. (Sustituye a Twitter) – Para organizar una manifestación legítima susceptible de ser espiada o represaliada: Briar. (Junto a otras medidas, como Tails y reuniones físicas sin móviles).

El canal de Permacultura Digital

En caso de bloqueo permanente de Telegram en España (improbable), seguiremos el proyecto de Permacultura Digital exclusivamente en el Fediverso con el hashtag # PermaculturaDigital. El Fediverso es muy resiliente a la censura, ya que puedes participar desde la red social que quieras (Mastodon, Akkoma, Pixelfed... ¡son todas compatibles entre sí!). Todo está federado y distribuido.

Si el uso de Element se extendiera lo suficiente (ojalá), moveríamos el canal, pero decidimos que sería un canal de Telegram para llegar al máximo de gente posible, (sin cruzar la línea roja de WhatsApp y Twitter), e invitarlas desde ahí a dar un paso más. Las últimas noticias parecen darnos la razón.

No preocupar-se de la privacitat per no tenir res a amagar és com no preocupar-se de la llibertat d'expressió per no tenir res a dir. Llibertat per a Assange!

Memetro


Enlaces de interés: (No necesariamente aprobación/endorsement)

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El Enero de los Años I

17 anys sense l'Alberto (1982-2007). L’amic, el germà, l’artista. Autor del poemari «Nubes de Kokura», manuscrit violentament inacabat a un remot bosc del sud de l’Índia. Poemes que mai no llegirà ningú. He trigat uns anys, però ja tinc forces i ganes de recordar-lo públicament, amb tota la seva llum. Transcriuré alguns dels versos que conservo al calaix per a posar-los a disposició de la Xarxa, i especialment del Fedivers Anartista, de la gent que sap escoltar i estimar. No hi deuen quedar gaires còpies, si és que en queda alguna més.

Fran. Cómo explicarte el «enero de los años». Es bonito. En serio, ya sabes que yo no miento sobre cuestiones estéticas. O sea tío: primaveras, en plural. Ahora viene otra sin ti. Dicen que no quedan muchas, ya te contaré. Por lo demás bien. ¿Aquella sobrina que querías que bautizasen Tifoidea? Tiene casi tu edad. Qué cosas. Con tu permiso hago públicas estas líneas de «Pasión Preventiva» (2002). No sabía qué poema escoger para empezar a publicarte, tienes demasiados inéditos dedicados a la muerte escritos en vida. O viceversa. Ya sabes, Vicente versa… Un abrazo, en ultimísima, ultimérrima disidencia. Nos vemos pronto (pero tarde).

MONOGRÁFICO (2002)

Sólo la Muerte sabe por qué se abrazan las personas después de mucho tiempo de no haberse visto y por qué después de mucho tiempo de verse ya no se abrazan sólo la Muerte sabe la hondura del corte limpio que divide eso que llamamos hoy y eso que la Muerte insiste en llamar mañana sólo la Muerte sabe en qué piensan los enfermos en el momento de vivir sólo la Muerte omite nuestros nombres cuando nos llama por nuestro nombre sólo la Muerte puede recomponer los collares de perlas rotos al borde de la cama

Y aunque todo es extraordinariamente más sencillo que eso me consuela pensar que si la Muerte no existiera todo estaría permitido.


Alberto. (2002). Pasión preventiva (p. 59). Para una posible antología, El Enero de los Años (2024 o 2025)


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