Huele a vaso limpio y cristalino
justo después de lavarlo
mientras husmeo con placer de niño
el fruto del trabajo.
Huele a bayeta recién lavada
después de haber limpiado,
huele a la espuma de la mar blanca
al disfrutarla mirando.
Todo limpio,
recién mimado.
De hospitales varios
un grande centro sanitario,
fue poco a poco
que se unieron todos
con aquel trabajo lento
que llenó años enteros.
Fue con el trabajo de todos
que construimos algo tan bien hecho.
De todos.
Aquí me curaron de mis heridas intestinas
pagando con su trabajo trabajadoras vidas
Vacía la calle.
Creo que es la tristeza del poder
que se cree que todo es de él,
quizás el tiempo le falte
y las ideas de otros apaña
porque las suyas ya en la nada
se derraman,
aromas de un agua estancada
en el estanque
perdida la pasión por escribir palabras
que hagan nueva savia de la sangre.
Borrachos.
Llueve.
Cerebros alcoholizados.
Bebe, bebe y bebe.
El cuerpo obligado.
¿No quiere?
Sufre tiritando
cual niño imberbe
por un vaso.
¿Vicio?
¡Adiccionado!
En la sangre casi un litro
mas las alcantarillas se siguen llenando,
ya no importa que el alcohol sea barato.
Bebió y bebió.
De urgencia
lo trajeron y no se acuerda.
¿Por qué? Ahora protesta.
Entonces no importó,
ya no sabía
lo que decía
ni lo que bebía.
Vomitó y vomitó.
En el hospital donostiarra
una espera sanitaria.
Fue llegar,
sin habernos sentado,
quietos,
mirando en el sitio
antes de esperar
vemos
en un pequeño lío,
esperando,
a otra gente que ya está.
La enfermera con su labia
confirma que son cuatro sitios,
cuatro puertas cerradas
que se abrirán un poquito
para llamar a todos con gracia.
No era una,
las salas eran cuatro
y cuatro eran las puertas,
todas para la anestésica consulta
que parecía tan bien programada
en anciana fecha.
Nosotros, que llegamos minutos antes
de la hora que nos toca
esperamos
atentos a inesperados avatares
escuchando las apalabradas bocas,
antenadas las orejas
a cualquier puerta recién abierta.
Una chica acabada de llegar es llamada,
se cuela hablan las lenguas
después de entrar sin pausa
ante el pecho de la enfermera.
Hay atraso entre la gente sentada
ya cansada.
Protestas.
Yo, que escribo, nada aburrido
mensajeo las palabras
calladito.
En la hora nuestra nos llamaron,
entré con mi madre,
respondimos las pertinentes
tal como eran nuestros deberes
y tan campantes
despacito nos marchamos.
Todo fue elegante.
No descansa el mar
cuando hay marejada
ni en calma,
siempre ha de hacerse notar
al azotar
como al besar.
El cielo
es su cónyuge eterno.
Una idea sin padre
aparece
como de ninguna parte.
¿De dónde viene?
Piensas
y ves que tiene madre,
siempre son las que crean.
Yo nací de tu vientre,
madre,
no sé por qué,
no sé,
pero se siente,
madre,
tu sangre en las venas.
En mí naciste
palabra que buscaba,
en cuanto viniste
comenzó la cábala,
con tan temprano alpiste
amaneció la idea temprana
y sonrisa en ristre
te hice vergel de palabras.
Esta es nueva,
nueva nota sin conexión
escrita en la tableta.
En Workflowy.
Letras un millón.
También las escribo en el móvil,
en la web, en el escritorio,
allá en donde escribiendo voy.
WorkFlowy es la aplicaión,
blanca, negra, limpia
para escribir con la ilusión
de las cosas buenas y sencillas.
La uso entre las elegidas
por tanta oportunidad que ofrece,
por la facilidad,
por la sencillez,
por la agilidad,
por la rapidez,
porque me gustó siempre
esta hermosa aplicación.
Workflowy y yo.
No llevo días
que ya son años,
WorkFlowy en cualquier sitio,
WorkFlowy en cualquier dispositivo,
en todos los aparatos
una maravilla.
Fácil, útil y sencillo
para escribir mis letras queridas.