Lo ya escrito

Lo que escribí en otros sitios.

Un viaje en tren, la miro, casi me mira. En el asiento de enfrente mientras se pinta escribo estas letras. Las pestañas también las arregla con cuidado de niña. Los ojos azules muy claros casi pardos, preciosos como toda ella. Estamos en Orio y todo ha terminado. Fue hermoso verla, mirarla, escribirla, cosas de la vida que quedan en las palabras.

Lo supiste. Aunque el cielo se cubría en blanco y gris tú que lo sabías a nadie lo dijiste. Las nubes se fueron tan rápido como llegaron, corriendo, volando. No llovería.

Bajo las estrellas, en la noche negra de luces tintada, ya no estaba. Desconocido, otro dueño nuevo lo habrá acogido para cuando llueva. Aunque no se lo digan.

Nos molestó todo el día el impertinente paraguas antes de que nos lo robaran. Antes de perderlo que no podemos saberlo. Tú que ya no estabas tampoco nos lo dijiste antes de irte.

Ahora las gotas empezaban y mojaban la noche ya triste. Quizás te lo llevaste sin decir nada. Ya no sé cuándo engañas.

La clase que tiene se burla a carcajadas y dice que ella no paga los impuestos que debe.

Pobre paria.

La clase que tiene ansiando expulsar al paria porque ya no trabaja por encima de todo se cree.

Paria, paria.

La clase que tiene con su pequeño regalo, del pobre el arduo trabajo, vive y más se enriquece.

Paria pobre.

La clase que tiene al pobre, a los pobres. la sangre bebe.

Queriendo o sin querer.

La clase que tiene al paria apartó en la acera, al que le queda la guerra si es que se atreve.

Paria, pobre, miedo.

Yo que tengo empleo apoyaría con mi ayuda mas no creo que ocurra, por si lo pierdo.

Excusa y burla.

Pobre y paria. Yo pobre. Paria y pobre. Yo paria.

Migas de vida. Por favor, sonría.

El dinero es perverso y por él se maldice incluso al infierno sin saber que él es su dueño. Te compré, ese es su poder.

Presidente, en equipo el trabajo el camino de seda. Presidente, personas en el trato líder la empresa. Presidente, juntos caminando primeros en la meta. Presidente, se pierde separados, en equipo se lidera.

Pide. Igual se mide el valor de las personas, una que dirige y otra que no manda. Exige. Todos sudan. Da. Compartida la empanada el equipo gana en las condiciones más duras, la responsabilidad sobra en esa gente valorada. Sin pedir mucho se dará todo. Pedir y dar, unidad, disfrutar y más. Un puño.

Todos uno. Todos tirando de igual modo aunque de todo no sepa ninguno y de nada ni uno solo, todos trabajan. Cada dedo tapa uno y tocan entre todos, los que soplan también valen, igual que la nariz que respira el aire. Así suena la flauta. Sin ser amigos, basta el buen trato y el trabajo compartido. Hermosos sonidos.

Lenguajes, tanta cultura, comunicación y sus infinitas formas, estructuras, todos los idiomas, todos para que hables, comunica, escucha. ¡Tanta vida!

Madrugada, la luna despierta pasiones con su memoria blanca. Bailes en la plaza, besos repetidos toda la noche, alegría en las sonrisas, entusiasmo en un amor de verano, no estar solo.

¡Qué curioso! Esos fuegos locos ya la memoria los ha olvidado, ya las retinas no los miran. Cara blanca que me habla.

¿Por qué me he acordado? El domingo, en el baile, pasos repetidos agarrados de la mano. Niñas y niños bailábamos de día o en la noche, cuando no había calabazas, conque repetía, y esperaba si hacía falta.

Resbala la saliva.

En el baile

El pasado y sus niños. Presente, niños y el escenario. Un futuro en la mano, más niños el mismo espacio.

Los pobres. Necesitan a los pobres los que disfrutan la riqueza de los hombres. A los pobres. Son las normas del sistema que usa monedas. Monedas. Más monedas. Siempre monedas. Unos trabajan como desean los que mandan, el sudor y la sangre solo vale retales de un traje. El sudor y la sangre de los pobres, sangre por trajes. ¡Hasta cuando!

En un día meditado sabrán que ellos mandan porque no siendo nada son el gran trozo del todo mientras el representado por el habano más puro camina solo con unos pocos. El día que lo sepan, y se atrevan, ese día serán amos del mundo.

Entonces pasarán de ser mandados a ser los dueños del prado, dueños todos o solo algunos nuevos toros. Si aprendieron pueden hacer el planeta más justo, si copian lo que vieron serán los revolucionarios que a golpe de renovados talonarios escurrirán la sangre a los nuevos miserables para esparcirla en la arena. Otros pobres, otra vez sin nombre. La misma moneda.

Así fue antes.

Los pobres

Rayo a rayo, regalados, no arrancados ni robados.

Amigos que duelen, hierve en las pieles el vinagre de la amistad que se tienen, ayuda de amistades. El fango se lame, el tiempo sucede y se evapora la sangre.

Las lenguas húmedas y calientes roen ásperas, aran, encallan, vuelven el vinagre en seda suave, el dolor leve se hace, la boca calmante se disfruta y al final desaparece la tortura y el daño se borra. Ni el recuerdo sobra, el recuerdo ahora place.

Boca amiga, dos sonrisas. Una sonrisa tuya y la mía. Y las palabras que saludan.

Orín negro, dinero, musgo verde que huele a basura. Usura. Cielo del que tiene, infierno de millones de pobres sin importar sus millones de nombres.

Luces reflejadas millones en una, vidas paralelas que se cruzan millones con una. Manos que sudan, millones que trabajan para la usura. Partículas enanas, millones, cargadas de miedo y de temores, cobardía de libertad pagada. Agonía de la raza humana.

Millones de erres que sobran hace cinco rayas.