Un viaje en tren,
la miro,
casi me mira.
En el asiento de enfrente
mientras se pinta
escribo estas letras.
Las pestañas también las arregla
con cuidado de niña.
Los ojos azules muy claros
casi pardos,
preciosos
como toda ella.
Estamos en Orio
y todo ha terminado.
Fue hermoso verla,
mirarla,
escribirla,
cosas de la vida
que quedan en las palabras.
Lo supiste.
Aunque el cielo se cubría
en blanco y gris
tú que lo sabías
a nadie lo dijiste.
Las nubes se fueron
tan rápido como llegaron,
corriendo,
volando.
No llovería.
Bajo las estrellas,
en la noche negra
de luces tintada,
ya no estaba.
Desconocido,
otro dueño nuevo
lo habrá acogido
para cuando llueva.
Aunque no se lo digan.
Nos molestó todo el día
el impertinente paraguas
antes de que nos lo robaran.
Antes de perderlo
que no podemos saberlo.
Tú que ya no estabas
tampoco nos lo dijiste
antes de irte.
Ahora las gotas empezaban
y mojaban la noche ya triste.
Quizás te lo llevaste sin decir nada.
Ya no sé cuándo engañas.
Presidente,
en equipo el trabajo
el camino de seda.
Presidente,
personas en el trato
líder la empresa.
Presidente,
juntos caminando
primeros en la meta.
Presidente,
se pierde separados,
en equipo se lidera.
Pide.
Igual se mide
el valor de las personas,
una que dirige
y otra que no manda.
Exige.
Todos sudan.
Da.
Compartida la empanada
el equipo gana
en las condiciones más duras,
la responsabilidad sobra
en esa gente valorada.
Sin pedir mucho
se dará todo.
Pedir y dar,
unidad, disfrutar y más.
Un puño.
Todos uno.
Todos tirando de igual modo
aunque de todo no sepa ninguno
y de nada ni uno solo,
todos trabajan.
Cada dedo tapa uno
y tocan entre todos,
los que soplan también valen,
igual que la nariz que respira el aire.
Así suena la flauta.
Sin ser amigos,
basta el buen trato
y el trabajo compartido.
Hermosos sonidos.
Madrugada,
la luna despierta pasiones
con su memoria blanca.
Bailes en la plaza,
besos repetidos toda la noche,
alegría en las sonrisas,
entusiasmo en un amor de verano,
no estar solo.
¡Qué curioso!
Esos fuegos locos
ya la memoria los ha olvidado,
ya las retinas no los miran.
Cara blanca que me habla.
¿Por qué me he acordado?
El domingo,
en el baile,
pasos repetidos agarrados de la mano.
Niñas y niños
bailábamos de día
o en la noche,
cuando no había calabazas,
conque
repetía,
y esperaba si hacía falta.
Resbala la saliva.
El pasado y sus niños.
Presente,
niños y el escenario.
Un futuro en la mano,
más niños
el mismo espacio.
Los pobres.
Necesitan a los pobres
los que disfrutan la riqueza de los hombres.
A los pobres.
Son las normas del sistema
que usa monedas.
Monedas.
Más monedas.
Siempre monedas.
Unos trabajan
como desean los que mandan,
el sudor y la sangre
solo vale retales de un traje.
El sudor y la sangre de los pobres,
sangre por trajes.
¡Hasta cuando!
En un día meditado
sabrán que ellos mandan
porque no siendo nada
son el gran trozo del todo
mientras el representado
por el habano más puro
camina solo con unos pocos.
El día que lo sepan,
y se atrevan,
ese día serán amos del mundo.
Entonces pasarán de ser mandados
a ser los dueños del prado,
dueños todos
o solo algunos nuevos toros.
Si aprendieron
pueden hacer el planeta más justo,
si copian lo que vieron
serán los revolucionarios
que a golpe de renovados talonarios
escurrirán la sangre
a los nuevos miserables
para esparcirla en la arena.
Otros pobres,
otra vez sin nombre.
La misma moneda.
Amigos que duelen,
hierve en las pieles el vinagre
de la amistad que se tienen,
ayuda de amistades.
El fango se lame,
el tiempo sucede
y se evapora la sangre.
Las lenguas húmedas y calientes
roen ásperas,
aran, encallan,
vuelven el vinagre en seda suave,
el dolor leve se hace,
la boca calmante se disfruta
y al final desaparece la tortura
y el daño se borra.
Ni el recuerdo sobra,
el recuerdo ahora place.
Boca amiga,
dos sonrisas.
Una sonrisa tuya
y la mía.
Y las palabras que saludan.
Orín negro,
dinero,
musgo verde
que huele a basura.
Usura.
Cielo
del que tiene,
infierno
de millones de pobres
sin importar sus millones de nombres.
Luces reflejadas
millones en una,
vidas paralelas
que se cruzan
millones con una.
Manos que sudan,
millones que trabajan para la usura.
Partículas enanas,
millones,
cargadas de miedo y de temores,
cobardía
de libertad pagada.
Agonía
de la raza humana.