Lo ya escrito

Lo que escribí en otros sitios.

La historia de una hoja nace en la nada, se transforma en semilla y después de la savia acaba regalando vida haciéndose comida para más plantas. Historia siempre viva.

El espacio de la hoja empieza en la rama en un peciolo que brota y como lanza se lanza hacia la lámina, la atraviesa cuan larga para acabar en la punta. El contorno se dibuja con formas curvas siempre llenas de gracia.

La forma de la hoja siempre es hermosa. Un hilo extenso, un corazón precioso, un contorno sinuoso o en diente de sierra. Mil otros. Mil diseños. Una idea, la vida que se realimenta.

Preciosa música que me gusta, de esa que hierve dentro de los sesos, como siempre siento correr el tiempo pleno en placeres. Como muchas veces en las que me gusta, y gusta, y gusta... como eternamente, siento, siento, y siento...

La sangre por las venas corre en torbellinos alegres de colores rojos que enervan el corazón que late con fuerza. El cuerpo entero la siente. Es la música que me quiere.


Preciosa música que me gusta, de esa que hierve dentro de los sesos, como siempre siento correr el tiempo pleno en placeres. Como muchas veces en las que me gusta, y gusta, y gusta... como eternamente, siento, siento, siento...

La sangre por las venas corre en torbellinos alegres en colores rojos que enervan el corazón que late con fuerza. El cuerpo entero la siente. Es la música que me quiere.

No saber. Un trozo de ignorancia por no saber; humanidad que aprende con ganas porque no sabe, porque no sé.

No saber. O saber en innata arrogancia, con soberbia, siendo dueño a ciencia cierta de una verdad equivocada; pobre inteligencia que siembras problemas resueltos en tu ausencia para que vuelvas con la boca abierta a hacer vibrar la lengua.

Te sé tan vacuo que regalo mi no presencia a tu saber innato.

Fue sencillo, lo hicimos. Querer y hacer, el trabajo escaso, más que las palabras importaban las ganas. Se asustaron por enanos y nosotros contentos, no es para menos, parecía el trabajo de un dios y fue entre tú y yo. Cosa de dos y la intención.

Ya está la comida esperando a ser repartida, la repartimos para ti y para el banco y el cuento se ha acabado. Siempre es así. Tú eres algo pulpo, el banco lo es demasiado. ¡Para qué engañarnos! Los dos lo sois mucho. La comida ni cocinada, toda para vosotros, toda congelada y desaprovechada. Podríais dejar que comamos todos pero eso del compartir no es para el banco ni para ti.

A mí no me pongas como escusa que son cosas tuyas y de la usura.

El pasado fue hace mucho tiempo y se me olvida. No recuerdo nunca ninguna rima. Quizás si lo pienso me hablen las palabras y, aunque distintas, vuelva a escribirlas. Siento las letras que me hablan, casi las vivo sin saber muy bien cómo las escribo. Cual madre que pare disfruto en el parto y descanso en el tiempo mientras se llenan las frases.

Como padre me retiro y descanso que mañana batallo. Padre rima con desastre y con más vago. Ya se olvida la vida, déjame que te escriba que no me canso. Como madre.

Ayer dolía todo el cuerpo, tos, afónica la voz, el cuello se retorcía de dolor si lo movía, la cabeza un estruendo aún peor que no paraba de doler, la espalda solo pensarla era gritar, los ojos cerrados sin mirar, ni pensar en mover un dedo de la mano.

Exagero un poco en tercera persona, le dolía a otro esa vida toda.


Ayer dolía todo el cuerpo, tos, afónica la voz, el cuello se retorcía de dolor si lo movía, la cabeza un estruendo aún peor que no paraba de doler, la espalda, solo pensarla, era gritar, los ojos cerrados sin mirar, ni pensar en mover un dedo de la mano o del pie, locura el caminar.

Exagero un poco en tercera persona, le dolía a otro esa vida tan rota.

Hermosa y bella, un cuadro de realidad en donde se dibuja, cambiante, la naturaleza o se pinta siempre la misma escena de la ciudad. La ventana. En ella, mirando, se piensan todas las palabras.

En la ventana ves los carros que corren detrás de los bueyes por los campos o los que en la cornisa de un palacio descansan esculpidos. En la ventana se relajan los estudios aburridos, entonces da igual en donde esté la casa. En la ventana quizás puedas ver, hasta la horizontal, el mar; si no se ve lo puedes pensar como yo ayer, imaginé espumas de las que saltaban gotas de sal.

Si te asomas a la ventana, rural o urbana, entonces el mundo ya cambia con cada mirada. El cuadro te transforma en Alicia mezclando lo que miras con lo que imaginas.

Por la mañana, por la tarde, por la noche, un sitio en el que exclamar conque. Infinitos horizontes. Sustantivo nombre. La ventana.

Siempre corre el cariño como aire que vuela en toda la gente que lee, pasión de libros, amor de letras, preciosas veredas que ver, cariño mío al pasear las sendas que escribieron en papel los constructores de nidos que letra a letra fabricaron páginas ayer.

Ocho letras que se mezclan. Clave templaria en ocho posiciones que cambian con cada puesta en escena de la diaria llave que abre la cuenta corriente. Puede cambiar la clave, puede cambiar la cuenta, no cambia el dueño que la maneja, no cambia el vampiro que bebe en las venas, no cambia el jefe contable.

Hasta el día del sable en el que se hace balance. Guillotina que cuelga o que cae. Se deshoja una cuenta corriente en palabras de vida o de muerte, solo una de dos posibilidades. Si no aciertas no vale y el señor de la sangre en decisión lapidaria decide qué destino darle a tu savia encarnada.

Ahora que ya sabes que la fortuna que te juegas es una cita ciega en la que lo que se apuesta es de tu vida la muerte ante la guadaña célebre que en la barca espera, y que no vuelve, te arrepientes. Fue el sino de muchos reyes arrepentirse más tarde.

La historia está llena de cobardes que fueron presa del miedo cuando perdieron las libertades de sentirse señores y dueños de las muertes de sus iguales. Entonces quisieron pagar con monedas los gritos salvajes en la calle pero ya su dinero era propiedad de otro usurero.

Yo te ofrezco mi esfuerzo que no me cuesta trabajo porque lo doy con agrado porque quiero, porque puedo, porque disfruto dando y porque me divierto. Gente de pueblo.

Tú aún no lo sabes mas pedirás luego. Siempre habrá alguien para darte que no te cobrará en dinero. Banquero. Usurero no vale porque roba menos. Una clave, ocho letras y mi cuenta corriente se abre. Un día cambiarán al contable.