La historia de una hoja
nace en la nada,
se transforma en semilla
y después de la savia
acaba regalando vida
haciéndose comida
para más plantas.
Historia siempre viva.
El espacio de la hoja
empieza en la rama
en un peciolo que brota
y como lanza se lanza
hacia la lámina,
la atraviesa cuan larga
para acabar en la punta.
El contorno se dibuja
con formas curvas
siempre llenas de gracia.
La forma de la hoja
siempre es hermosa.
Un hilo extenso,
un corazón precioso,
un contorno sinuoso
o en diente de sierra.
Mil otros.
Mil diseños.
Una idea,
la vida que se realimenta.
Preciosa música que me gusta,
de esa que hierve
dentro de los sesos,
como siempre
siento correr el tiempo
pleno en placeres.
Como muchas veces
en las que me gusta, y gusta,
y gusta... como eternamente,
siento, siento, y siento...
La sangre por las venas
corre en torbellinos alegres
de colores rojos que enervan
el corazón que late con fuerza.
El cuerpo entero la siente.
Es la música que me quiere.
Preciosa música que me gusta,
de esa que hierve dentro de los sesos,
como siempre siento correr el tiempo
pleno en placeres.
Como muchas veces
en las que me gusta, y gusta,
y gusta... como eternamente,
siento, siento, siento...
La sangre por las venas
corre en torbellinos alegres
en colores rojos que enervan
el corazón que late con fuerza.
El cuerpo entero la siente.
Es la música que me quiere.
No saber.
Un trozo de ignorancia
por no saber;
humanidad que aprende con ganas
porque no sabe, porque no sé.
No saber.
O saber en innata arrogancia,
con soberbia,
siendo dueño a ciencia cierta
de una verdad equivocada;
pobre inteligencia
que siembras problemas
resueltos en tu ausencia
para que vuelvas con la boca abierta
a hacer vibrar la lengua.
Te sé tan vacuo
que regalo mi no presencia
a tu saber innato.
Fue sencillo,
lo hicimos.
Querer y hacer,
el trabajo escaso,
más que las palabras
importaban las ganas.
Se asustaron por enanos
y nosotros contentos,
no es para menos,
parecía el trabajo de un dios
y fue entre tú y yo.
Cosa de dos
y la intención.
Ya está la comida
esperando a ser repartida,
la repartimos para ti
y para el banco
y el cuento se ha acabado.
Siempre es así.
Tú eres algo pulpo,
el banco lo es demasiado.
¡Para qué engañarnos!
Los dos lo sois mucho.
La comida ni cocinada,
toda para vosotros,
toda congelada
y desaprovechada.
Podríais dejar que comamos todos
pero eso del compartir
no es para el banco ni para ti.
A mí no me pongas como escusa
que son cosas tuyas y de la usura.
El pasado fue hace mucho tiempo
y se me olvida.
No recuerdo nunca ninguna rima.
Quizás si lo pienso
me hablen las palabras
y, aunque distintas,
vuelva a escribirlas.
Siento las letras que me hablan,
casi las vivo
sin saber muy bien cómo las escribo.
Cual madre que pare
disfruto en el parto
y descanso en el tiempo
mientras se llenan las frases.
Como padre me retiro y descanso
que mañana batallo.
Padre rima con desastre
y con más vago.
Ya se olvida la vida,
déjame que te escriba
que no me canso.
Como madre.
Ayer dolía
todo el cuerpo,
tos,
afónica la voz,
el cuello se retorcía de dolor
si lo movía,
la cabeza un estruendo
aún peor
que no paraba de doler,
la espalda
solo pensarla
era gritar,
los ojos cerrados
sin mirar,
ni pensar en mover
un dedo de la mano.
Exagero un poco
en tercera persona,
le dolía a otro
esa vida toda.
Ayer dolía
todo el cuerpo,
tos,
afónica la voz,
el cuello se retorcía de dolor
si lo movía,
la cabeza un estruendo aún peor
que no paraba de doler,
la espalda, solo pensarla, era gritar,
los ojos cerrados sin mirar,
ni pensar en mover un dedo de la mano
o del pie,
locura el caminar.
Exagero un poco
en tercera persona,
le dolía a otro
esa vida tan rota.
Hermosa y bella,
un cuadro de realidad
en donde se dibuja, cambiante, la naturaleza
o se pinta siempre la misma escena de la ciudad.
La ventana.
En ella, mirando,
se piensan todas las palabras.
En la ventana ves los carros
que corren detrás de los bueyes por los campos
o los que en la cornisa de un palacio
descansan esculpidos.
En la ventana se relajan
los estudios aburridos,
entonces da igual en donde esté la casa.
En la ventana quizás puedas ver,
hasta la horizontal, el mar;
si no se ve lo puedes pensar
como yo ayer,
imaginé espumas de las que saltaban gotas de sal.
Si te asomas a la ventana,
rural o urbana,
entonces el mundo ya cambia
con cada mirada.
El cuadro te transforma en Alicia
mezclando lo que miras con lo que imaginas.
Por la mañana, por la tarde, por la noche,
un sitio en el que exclamar conque.
Infinitos horizontes.
Sustantivo nombre.
La ventana.
Siempre corre el cariño
como aire que vuela
en toda la gente que lee,
pasión de libros,
amor de letras,
preciosas veredas que ver,
cariño mío
al pasear las sendas
que escribieron en papel
los constructores de nidos
que letra a letra
fabricaron páginas ayer.
Ocho letras que se mezclan.
Clave templaria
en ocho posiciones que cambian
con cada puesta en escena
de la diaria llave
que abre la cuenta corriente.
Puede cambiar la clave,
puede cambiar la cuenta,
no cambia el dueño que la maneja,
no cambia el vampiro que bebe en las venas,
no cambia el jefe contable.
Hasta el día del sable
en el que se hace balance.
Guillotina que cuelga o que cae.
Se deshoja una cuenta corriente
en palabras de vida o de muerte,
solo una de dos posibilidades.
Si no aciertas no vale
y el señor de la sangre
en decisión lapidaria
decide qué destino darle
a tu savia encarnada.
Ahora que ya sabes
que la fortuna que te juegas
es una cita ciega
en la que lo que se apuesta
es de tu vida la muerte
ante la guadaña célebre
que en la barca espera,
y que no vuelve,
te arrepientes.
Fue el sino de muchos reyes
arrepentirse más tarde.
La historia está llena de cobardes
que fueron presa del miedo
cuando perdieron las libertades
de sentirse señores y dueños
de las muertes de sus iguales.
Entonces quisieron pagar con monedas
los gritos salvajes en la calle
pero ya su dinero
era propiedad de otro usurero.
Yo te ofrezco mi esfuerzo
que no me cuesta trabajo
porque lo doy con agrado
porque quiero,
porque puedo,
porque disfruto dando
y porque me divierto.
Gente de pueblo.
Tú aún no lo sabes
mas pedirás luego.
Siempre habrá alguien para darte
que no te cobrará en dinero.
Banquero.
Usurero no vale
porque roba menos.
Una clave,
ocho letras y mi cuenta corriente se abre.
Un día cambiarán al contable.