Lo ya escrito

Lo que escribí en otros sitios.

Manida frase “No todos son iguales”, porque es cierto que no todos somos iguales hemos de pedirnos a los no iguales que nos levantemos y clavemos por delante a todos los iguales la espina en la cárcel.

Todos los otros ¡Tan numerosos! Los iguales ¡Pocos! Si no eres culpable eres nosotros. Hacienda somos todos.

Es el poder el culpable, enciérresele con siete llaves. ¡Da igual que sean de oro! Está claro que soy distinto porque te quiero con cariño, no por los caudales. Lo justo, pero que pagues.

Vale.

Los no iguales


El sol también es amarillo hermoso cáliz, oro gratis, mío, tuyo y mío.

Sabios porque han aprendido, por la vida enseñados, por lo estudiado, por lo vivido, porque unas neuronas largas trabajaron, porque, equivocados, acertaron a buscar la solución adecuada, porque en cualquier caso saber tanto tampoco hace falta para ser sabio. Porque basta aprender rato a rato y cavando en la ignorancia enseñarlo.

Escrito con be y sin falta.

Savios


Luz de día que amanece en un sol casi presente, luz de la noche que aguanta en electrones que viajan. Color siempre.

Los mismos ingredientes el beso siempre diferente.

Besos 1

Ardieron ayer, hoy arden, mañana también arderé cuando los labios bailen.

Besos 2

Casi iguales los dos besos que arden encarnados en el Hades. Dios, tú, yo, el aire, en tu pecho dos humanidades.

Besos 3

Bésame otra vez. ¡Que nunca se acabe!

Besos 4


Letras parecidas en el viento cambian todos los días, hace meses, ayer, hoy y el mes que viene, distintas palabras aunque san parecidas contarán las mismas ideas diferentes cada vez que se escriban, diferentes cada vez que se lean.


Flor que reina, que no flor cualquiera, la flor de tu presencia.

Flor de esencia.


Fuego en tu pecho, rojo que arde en el sexo colmando el cerebro.

Savia que bulle dentro en las venas.

Tú quemas infierno dulce lengua salvaje.

Tu soplo. Tu sexo solo. Tu cuerpo todo.

Volcán de labios rojos. ¡Tanto placer! ¡Aire! ¡Aire! ¡Aire!

Todo fuego. Tú y nadie más que carne.


Arde tu pecho, arte tu sexo, dos cerebros que arden,

hierve tu sangre dentro de mi sangre quemándome.

Quemas con labios de infierno y lengua salvaje.

Aliento. Sexo. Tu cuerpo.

Dos cuerpos, dos cuerpos que laten placer de titanes.

Todo fuego. Tú vales inmortalidades.

Rojo en tu pecho fuego ardiendo en dos cerebros y en el sexo.

La sangre bulle toda de tanto pensamiento en todas mis neuronas.

Tú también ardes fiera loba sexualmente salvaje.

Tu aliento. Tu sexo. Tu cuerpo.

¡Tanto placer siento! En todas las neuronas del sexo y del cerebro.

Todo fuego. Tú toda. Más que carne.

Tu pecho


Fuego en tu pecho, rojo que arde en el sexo colmando el cerebro.

Savia que bulle dentro en las venas.

Tú quemas infierno dulce lengua salvaje.

Tu soplo. Tu sexo solo. Tu cuerpo todo.

Volcán de labios rojos. ¡Tanto placer! ¡Aire! ¡Aire! ¡Aire!

Todo fuego. Tú y nadie más que carne.

Usar a la gente para ganar el dinero o usar el dinero para trabajar con la gente. El empleo, dueños y esclavos o personas que sienten.

El empleo


En la oscuridad de la noche dos luces tienen vida, sudan corazones sus labores repartidas sin importar mujeres o hombres, pobres o gente rica. dueños de empresa o trabajadores, son las vidas mejores si son compartidas coque... ¡Escoge!

Batallas por debajo del estiércol los hombres contra los hombres, las espadas oxidadas de hierro en la miseria de cerebros pobres. Así es este cielo elegido por un dios mediocre con estruendos de cuerno en el Jericó viejo y tintineos de oro noble en las catedrales del nuevo orbe.

Si dios ideó un Edén del cielo se escapó de él corriendo después de equivocarse. Sigo camino en este valle en el que el oro llena las catedrales y un filo rasga las gargantas si el hijo de Dios se enfada. En eso fue la alquimia de la Palabra aunque hermoso es su verbo.

Incongruencias


Luz de la tierra, luz del cielo, incongruencias de un Reino en negro.

Sobre la mesa el ansia de las letras almacenadas en las estanterías sin baldas que encierra el hueso de la calavera. Sin bolígrafo, sin lápiz, sin estilográfica, continúa siendo el tacto de las yemas, al deslizarse por encima de la pantalla, el que traduce el placer de pensarlas, las frases llenas de palabras, en placer de escribirlas para poder leerlas, las pantallas llenas de letras.

El placer de las palabras


Sobre la mesa el ansia de las letras almacenadas en las estanterías sin baldas que encierra el hueso de la calavera. Sin bolígrafo, sin lápiz, sin estilográfica, continúa siendo el tacto de las yemas, al deslizarse por encima de la pantalla, el que traduce el placer de pensar las frases llenas de palabras en placer de escribirlas para poder leer las pantallas llenas de letras.

Siempre importante el pensar. Siempre importante el leer. Siempre el escribir un placer, y repetido, placer otra vez.

Una sonrisa es aliento de vida; tu sonrisa vida pura.

Felicidad tuya, vida mía.

Tu sonrisa


Mira, puede llenar la vida y rimar cuando el horizonte sonría.

Querer saber o el inicio de una aventura galáctica. Un lápiz, un trozo de papel, algunas sumas, ecuaciones matemáticas, y construyen el viaje de estelar corcel en números de magia. ¿Por qué? Trocitos de ciencia que deletrean cerebros que piensan. Por placer.

Viaje espacial


Instrumentos, luz sin luna, vacío tiempo con fondo de noche oscura.

Quizás fueron estas las palabras. Jesús lo miró con amor y le dijo “Te queda una cosa por hacer: anda, vende todo lo que tienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme llevando la cruz”. A estas palabras, aquel hombre frunció el ceño y se marchó entristecido pues tenía muchos bienes.

Hasta aquí estaba dicho y dicho otra vez. Marcos lo dejó escrito recordando el verbo del rey Jesús. ¿Hay lección que aprender? Hoy es muy repetida la tristeza del bien, dar uno es lágrima viva, parte la vida dar diez.

En la iglesia el comercio. Grandes catedrales vacías de pobres, llenas de aire. Una iglesia blanca y donostiarra me duele en el alma, cercana en el espacio y en el tiempo para poco feligrés demasiado templo. En el siglo veintiuno enorme santuario. ¡Tanto espacio! ¡Vacío espacio! Vacío espacio encima del comercio.

Vacío espacio encima del comercio


En azul enmarcado un logotipo del purificado mercado.