El placer de las palabras

Sobre la mesa el ansia de las letras almacenadas en las estanterías sin baldas que encierra el hueso de la calavera. Sin bolígrafo, sin lápiz, sin estilográfica, continúa siendo el tacto de las yemas, al deslizarse por encima de la pantalla, el que traduce el placer de pensarlas, las frases llenas de palabras, en placer de escribirlas para poder leerlas, las pantallas llenas de letras.

El placer de las palabras


Sobre la mesa el ansia de las letras almacenadas en las estanterías sin baldas que encierra el hueso de la calavera. Sin bolígrafo, sin lápiz, sin estilográfica, continúa siendo el tacto de las yemas, al deslizarse por encima de la pantalla, el que traduce el placer de pensar las frases llenas de palabras en placer de escribirlas para poder leer las pantallas llenas de letras.

Siempre importante el pensar. Siempre importante el leer. Siempre el escribir un placer, y repetido, placer otra vez.