Lo ya escrito

Lo que escribí en otros sitios.

Sábana roja para que los cuernos se enciendan, neuronas pocas, se nota la ausencia.

Encarnado toro que brama en la plaza pidiendo a todos misericordia humana y no la encuentra, no sabe que va de razas y la que lo mira es asesina.

En su mirada roja de lágrimas llora y no engaña aunque el que disfruta con su muerte jure, diga, escriba y firme con tinta que el toro no sufre.

La fuente en la cruz, roja, como la sangre en el costado de Jesús, se agota.

Infierno en rojo


Un incendio de invisible fuego grabado en el cerebro con la palabra repetida reconvenido en acatada sonrisa, un repetido mensaje del infierno con la orden de quien pisa la suela por encima en el tiempo en que se anula el pensamiento, basta con que se repita la orden grabada que las neuronas se reordenan sin crear nada.

Se me escapó la hora en un montón de letras, líneas de palabras, frases,

se me escapó una hora sin darme cuenta como tecleando en el aire, como siempre que me quedo a solas, por un lado el universo y del otro mis neuronas, como escribiendo.

Se me escapó otra hora hasta que un ruido en un infierno me descoloca, que tenía tiempo cuando aún sonando en el teclado jugaban mis dedos y sus yemas con placer meridiano.

Fue una hora. Parecía que no me daba cuenta mientras las neuronas se incendiaban de fiesta.

Una hora


Camino del tiempo vueltas siempre a destiempo que aunque no sea invierno quizá llueva.

Je... Sonrío porque soy uno entre siete mil millones que vivimos. Entre tanto gentío camino repartiendo amores igual que los recibo.

Respiro y disfruto si puedo el doble, siempre intento que sea más que lo justo y casi siempre lo consigo aunque sé que pido mucho.

Pido querer al mundo y que el mundo quiera conmigo.

Siete mil millones


Una fotografía al alba de la playa o una luz blanca proyectada para acompañar a las palabras.

Seguir escribiendo cartas aunque sea en la pantalla, la vida que camina en la palabra tecleada, escrita, dibujada, en cualquier manera inmaculada, es sonrisa allá a donde vaya.

Vamos a la guerra si quieres que gane el que ordena porque todos los demás siempre pierden.

Si alguien gana y eres de los que ganan ganará el que ya tiene.

Si los tuyos pierden ni la vida te queda, esclavitud y condena y pena,

con mucha “y” que todo es suma, y en todos los bandos mucha pena. Mucha.

Vamos a la guerra


Desde el cielo lloverá sin importar qué has de pensar ni qué pensaste ya, mientras tanto peleamos para imponer la verdad.

Hola pais de los niños que ríen, hola niños de un país libre, la Cultura con mayúscula o minúscula, kultura, que no depende ella de la falta de tilde ni del tamaño de las letras ni de la forma de la escritura ni de...; habréis de descubrirla al vivir desde los paseos por la cuna hasta el eterno caminar sin fin sin dejaros engañar nunca, reflexionando en el decidir.

Sabed que muchos lo intentarán al venderos unos cuantos libros con la sabida receta del mazapán mientras enseñan arquitecturas vestidas en piel de arte moderno, museos con el brillo de Satanás, en las que nadan quietas esculturas y las ahorcadas pinturas son dinero.

Aprended, escribid, pensad, vivid sin que una compañía de seguros venda de vuestra muerte el ataúd o el Banco del parque exprima con negativo interés el pulcro baúl que las manos trabajan día a día.

Disfrutad del mundo.

Que no os convenzan para vivir pensando en cómo comprar, por ejemplo, el morir.

Kultura


Que lo disfrutes no porque te lo dicen sino porque te guste, porque lo vives.

Decidir te hará libre aunque no tengas líder ni seas tú el que empuje.

Saber ganar. Te ayudo y lo disfruto. Te vendo mi esfuerzo y lo disfruto menos. Te uso y me aprovecho. No te siento y no me preocupo. Te olvido. Te quiero y te deseo para mí mismo. Te quiero y sonrío porque sonríes conmigo. Te quiero. Ser y ganar.

Ganar


Sentimientos, las riquezas del pensamiento o las desdechas, las lágrimas de los deseos o las alegrías, vivir siendo.

No deseo copa con bebida ni aquella cena prometida sino el perfume de tu sonrisa cuando te encuentre al alba, sobre la arena iré a buscarla pisando en el vacío de la playa hasta verte, conocerte será el placer de mi visita. ¿Me invitas? Será una mirada de gala en tu sonrisa imaginada.

Virtualizada


Las letras, una detrás de otra la comunicación del poeta, del que escribe en prosa, letra a letra dando vida a las ideas se llena la historia con sus notas, se deletrean, de las canciones, sus corcheas, se escribe la memoria.

Cambio, así como quieres los ojos del gato miran mientras atardece, mientras tanto habló segundero con la luna que crece rápido,

rápido dejó de hablar al sol esfumado, niebla, anochece, anocheció, cambió, aunque sabía nadar la noche oscureció diferente como siempre.

Otra vez la mar, tragado, sin cambio todo fue igual que mudar es difícil, más difícil aún mejorar en la eternidad de vivir.

Al amanecer el mismo sol, el mismo ser, el mismo sí. No cambió.

Otra vez el mismo sí sin responder al no vivir. No cambiar, siempre igual. El no ser.

Sin cambiar


Caminó. En el suelo pisan de diseño las suelas blancas viejas y manchadas nunca cansadas de un abuelo que disfruta viviendo lo que aprendió.

En el extremo de una rama pende de una hoja la transparencia de una gota de agua, la luz refractada y verde dibuja la forma cuasi esférica antes de decidir caerse en el aire que la espera.

Pesa


Se escapa la electricidad fuera de la batería casi gastada mientras corro escribiendo en la pantalla con velocidad. ¡Como si así no se gastara! Electrones que se escapan y corren de una pantalla que emite fotones.

Aún puedo terminar y firmar con tranquilidad.

Faltó tu presencia, que faltabas en el saber de la ciencia aún teniéndote en la conciencia;

seguía tu falta, que no te encontraban aún buscándote incluso donde no había nada;

no estás, faltas, te buscan en una verdad;

Oscura sigues en el horizonte, materia, energía, sin nombre, ignorancia ruda.

Llenarás de belleza las palabras y las ideas cuando al final te sepan o seas simplemente La Nada,

que nadie sabe nada más que ignorancia, al final quizás no seas o seas la no existencia.

Ya no sé si eres contradicción o redundancia, quizás en verdad resultes, solo, nada. ¿Qué nada? La nada pura.

Oscura


Una bala perdida necesita un cañón de fuego y un gatillo en el que recae el esfuerzo de quitar la vida.