Sin cambiar
Cambio, así como quieres los ojos del gato miran mientras atardece, mientras tanto habló segundero con la luna que crece rápido,
rápido dejó de hablar al sol esfumado, niebla, anochece, anocheció, cambió, aunque sabía nadar la noche oscureció diferente como siempre.
Otra vez la mar, tragado, sin cambio todo fue igual que mudar es difícil, más difícil aún mejorar en la eternidad de vivir.
Al amanecer el mismo sol, el mismo ser, el mismo sí. No cambió.
Otra vez el mismo sí sin responder al no vivir. No cambiar, siempre igual. El no ser.
Caminó. En el suelo pisan de diseño las suelas blancas viejas y manchadas nunca cansadas de un abuelo que disfruta viviendo lo que aprendió.