Navidad.
De ella leía
que es fiesta del consumo
y no siendo mentira
no es su culpa
sino tuya,
como mía.
Fácil escudo,
vil excusa
que buscas y que uso,
mas no compres
lo que no usas,
no te atiborres
en la basura
de una sociedad viciada en humo.
Busca y no huyas con palabras absurdas.
Saluda.
Celebra la fiesta,
besa a una persona,
abraza a otra,
abrázalas a todas,
besa al mundo
y déjalo sentir en ti.
También flota en la Navidad la felicidad.
A mí me gusta terminar,
y la paz.
Te ofrezco un abrazo muy grande.
Felicidades.
Tiempo de letras,
de escribirlas para leerlas.
Todos los días.
Las escribo en cualquier segundo que se despista.
Se juntan en palabras y hacen magia
entre las neuronas que se comunican
para decidirlas,
para cambiarlas,
para ordenarlas,
para leerlas otra vez antes de dejarlas quietas,
todo para que alguien las lea.
Yo siempre soy el primero que disfruta de ellas,
antes de nacer,
también las saborearé después de que las leas,
otra vez,
más veces,
en los labios una sonrisa,
siempre,
todos los días
al escribirlas para leerlas.
Tiempo de letras.
Ayuda,
hermosa palabra que significa
el sorbo de agua
de unos ojos que miran
cerca o en la distancia
en la sed que embriaga
de una sepultura,
la mía,
la tuya,
la suya.
Con ternura.
Hay tantas manos,
con callos de azada
y lágrimas de agua pura
regando sus almas,
destapando tumbas,
y solo miramos lo que destaca,
el diablo de la usura
o el ángel de la venganza.
El tren.
Ideas que viven
en vagones de letras
y cuentan lo que tú quieras.
Tus palabras.
Largo como escribas,
basta un trozo de una línea.
Kilómetros de tinta férrea
o sencillamente esencia
de una rima.
No me importa que se repita,
me importa que se lea.
Vale con una idea.
Tuya.
Aunque no rime.
Se lee.
Los bichos se remueven por todos los sitios,
todo tipo de criaturas me molestan
aunque el único problema
sea que existen y merodean conmigo
entre las hierbas del jardín.
¡Ya la aplasté! Exclamé.
La vi
y una plancha grande de madera encima de ella lancé.
La mariposa murió aplastada entre el suelo y la tabla
mientras yo vociferaba en voz alta la matanza.
Tanta palabra no es redundancia, sino heroicidad humana.
Violencia innata.
No,
solo es imaginación
que no maté nada.
¿Y si el mosquito fuese de mi tamaño,
inteligente y despiadado,
y solo hubiese un metro de aire
entre él y yo?
No tendría derecho a matarme
porque es menos hijo de Dios.
¡Animales!
¿Seguro que somos la joya de la Creación?
Un kilómetro andando,
y respirando,
no es difícil recorrerlo en diez minutos,
sobre todo si el terreno es llano.
Un kilómetro en auto,
subimos,
nos colocamos,
arrancamos,
desaparcamos,
circulamos,
llegamos al sitio,
buscamos aparcamiento,
nos detenemos,
aparcamos,
nos bajamos.
No es fácil hacerlo
teniendo menos
de seiscientos segundos
aunque sea cuesta abajo.
Mal negocio si además
con malos humos y suciedad
polucionamos
el aire que respiramos.
Gaita que suenas repleta
mientras vacías tu pulmón de aire
y el beso de la música te llena
en el mismo y justo instante.
Gaita que tocas en el aire tus notas,
haces que sueñen todas mis neuronas.
Es una amiga mía quien te sopla
con un beso que envidia mi boca.
Tú eres gaita gallega,
mi amiga mas que bonita es bella.
Entiéndelo como quieras
que siempre seréis hermosas.
La muerte no me da miedo
ahora que estoy vivo.
Muerto,
si es necesario vuelvo
y os lo cuento.
Eso digo,
lo pienso,
lo deseo,
eso quiero.
El placer de vivir.
Aunque no me importa el silencio
morir no quiero,
aunque ya viví
vivir una eternidad deseo
y de arrepentirme tener tiempo.
Aunque no muera
la muerte no me da miedo.
Lo último en tecnología
es coger dos células
y darles vida.
Solo bailando en mi cabeza
esta idea
se me llenan de letras
los dedos encima de las teclas
escribiendo felicidades.
Las mujeres,
hermosas todas,
llevan haciéndolo montones de siglos,
milenios creando niñas y niños.
De todos los animales
todas las hembras.
Todas las plantas verdes,
que si no tienen machos se autoengendran.
Siempre ellas.
Una maravilla
en un universo de vida.
Los hombres hacemos esperma,
millones de millones de espermatozoides
de una tacada y a la brava
para ver si al final uno llega.
No puede ser que seamos tan pobres,
algo se me escapa
pero pienso y pienso
y no se me ocurre nada.
Ni una palabra.
No quiero pensar
que solo somos violencia,
de espada,
de género,
dinero y guerras.
Tan solo miseria.
¡Va a ser que es verdad!
¿Será?
A veces también sabemos besar.
Borroso está el horizonte,
también lo que toca la mano del hombre.