El fundador es el primero,
a veces es cierto,
otras casi;
aunque no sea fácil
puede haber otro
con igual idea
sin llevarla a término;
de igual manera
quizás fueron varios
y no uno solo
los que comenzaron;
mas lo importante
suele ser el desenlace
sin desmerecer el valor
de aquel fundador.
El fundador es el primero,
a veces es así de cierto,
otras casi;
aunque no sea fácil
puede haber otro
que con idéntica idea
no la llevara a término;
de igual manera
quizás fueron varios,
y no uno solo,
los que comenzaron;
mas lo importante
suele ser el desenlace,
sin desmerecer el valor
de nadie que sea fundador.
Coincidencias.
En el mismo tiempo
yo y ella,
un solo beso,
cuatro labios encarnados
en el mismo sitio,
en el mismo espacio,
vivo,
hervor de sangre,
dos tigres,
los ojos se abren,
ella que vive
yo soy nadie.
El cielo se trajea de azul,
el río suena en espumas que saltan
y que reflejan la luz
de un sol que empalaga.
Un beso.
Dos tigres.
Se funde el hielo.
Ya somos raíces.
Un beso.
Dos tigres.
Cuatro labios encarnados.
Un solo beso.
Sentimos dos tigres.
La flor de sangre,
espinas,
el tallo de la rosa
rasga el aire.
Poesía.
Un río de tinta,
roja,
no hay herida,
una rosa roja
se pinta.
No lo recuerdas.
La memoria.
Una canción vieja.
¡Tan vieja!
No se lee la letra
en las palabras que se cantan,
no recuerdas,
están rasgadas.
Un trozo de vida.
Una flor que pincha,
los pétalos son flechas que asesinan.
La memoria.
Palabras no conocidas,
la memoria,
las ausencias,
se recuerda la rosa.
Santander,
Cantábrica señora
en el norte ibérico,
delgado litoral estético
vestido de anciana moda;
descanso del placer.
Principales residencias,
hoteles, casinos,
ilustres palacios,
iglesias, barcos,
suelos de verdes tapizados
en un borde de arena estrecho y fino,
domicilios regios de opulencia.
Mirando al norte,
después de las olas de espumas blancas,
más allá,
azul, la mar;
del cielo apartada
por la redonda línea del horizonte.
Agradeciendo,
que es una palabra bonita
de las que despiertan la sonrisa
en el más triste de los inviernos,
como regalo de cielo,
como sonido del viento
al acariciar las ramas de los árboles
en músicas de aire,
letras de respeto,
gerundio de un hermoso verbo.
Lo no sabido
refuerza a los ignorantes
al mostrar con berridos
que es verdad que no saben.
Si conociste alguno
sobra el resto de mi discurso.
Un saludo.