Yo tampoco
Urbano, el guardia, cerca de mi casa sorprendió al paria buscando con las manos en la basura acumulada.
Urbano, buen guardia, amenazó al paria y empujándolo con arte lo echó ufano manteniendo el orden en mi calle.
A Urbano, el guardia, como él a mí lo vi. Con tristeza hizo lo que le mandaban, pero fue así.
Urbano, el buen guardia, y yo, no hicimos nada para quitarle a aquella persona el hambre.
Ni yo.