Un verso
Un verso es lo que tú quieras. Unas letras que hablan: al escribirlas, fiesta; al leerlas, el placer de las palabras.
Lo que escribí en otros sitios.
Un verso es lo que tú quieras. Unas letras que hablan: al escribirlas, fiesta; al leerlas, el placer de las palabras.
Acostumbrados a homenajear a gente que muere te saludo a ti que naces a este mundo que quiere venderte y que has de ganarte. Te saludo, egoísta, para que nos salves.
Pruebas con el teclado. De nombre tiene algo como trazado, si no, se le parece. Así escribo teléfono en mano. Cual serpiente, arrancando en una letra con el dedo que quiera lo arrastro a la siguiente y a la otra, y a la otra sin levantarlo de la pantalla hasta finalizar la palabra. Parece no tener más historia. Poco a poco se aprenden estas cosas nuevas como si fueran de siempre.
El móvil. No llamo a casi nadie pero si esto funciona hoy escribiré en los viajes tantas letras como gotas saltan salpicando los mares de la tierra redonda.
Vuelvo a escribir. Ya llevo días, semanas y meses dibujando en la pantalla sierpes, miles de palabras que escribí. Maravilla, disfruta la mente mientras viaja, muchas veces sobre las vías conjuga las palabras, otras en el auto, también sentado que no pilotando. Al entrar en casa, viajado, el cerebro llega descansado, disfrutado.
No es que yo sea hábil, es que es fácil. Hace una generación de aparatos difícil imaginarlo.
Anteayer vi el sol y dijo que ayer volvería a salir mas ayer vi que no vino. Un rayo que llegó a mí desde la nube blanca me dijo venir de él y que la luz vertida por las gotas evaporadas era luz suya clavada en el agua y de ella reflejada.
Es fácil de creer en una vida repetida. Algunas veces no se ve así pero el sol siempre pasa aunque no lo vea salir. Hoy ya sé que luce también mientras giro en torno a él, nadie ha descubierto distinta evidencia así que sigo creyendo en el dinero como ciencia.
No es cierto aunque lo practique a conciencia que su importancia, la de Don dinero, sea tanta como la que leo en la sonrisa de un paria. Poco hecho y mucha palabra, verborrea barata pero así lo veo. Son cosa de la ignorancia los hechos, de mi cómoda aristocracia, mas ya empiezo.
En mi gimnasia diaria, aún existiendo, ya no manda. Si no es la órbita la que cambia quizás miraba con gafas ancianas. No me resulta fácil entenderlo después de tanto tiempo creyendo.
Desciende por el tobogán verde, gota de lluvia y brizna de hierba se funden en única mirada tierna y bella. Gozaste? En mí ardió tanto placer en un instante que sobre el tapiz verde tuve que llorarte.
Amigo, te quiero. Te quiero amigo, eterno. Te quiero siempre. Amigos, amigo de siempre. Fuimos. Seremos. Amigos eternamente.
Las coloco en pilas, letras en pequeñas líneas así de diminutas, cortitas, chicas, como niñas, para que pases por encima pupila a pupila mientras disfrutan esas tus retinas y el cerebro se engalana de vida. Fue para tus ojos, es para todos.
Mañana es la pasión de la vida; después, si mejor lo prefieres porque no es tan lejos; luego, que está ahí; ya, que es tan cerca como aquí.
En realidad, sin algún futuro seríamos nada más que un vacío que fue. La flor que fuiste ayer la recuerdan mis ojos aunque no te ven.
Hoy que me quedé solo cojo unas letras y vuelvo a leer, leyéndote vivo en ti para escribir que fuiste ayer. Te perdí. Si no es mañana el año que viene otra vez. Te miro. Sonrío. Son tus palabras una almohada para el alma.
Escribiendo dibujo, sin ti y contigo, un futuro.
A la inteligencia la temo en el mundo de las riquezas. A la belleza la quiero, pureza de la esencia sentida en el cerebro.
Cierto, así lo siento.
Una duda. Tantas dudas, meditada una dudas todas. Resuelta una trae con ella otras, más dudas.
Quizás dando menos vueltas a tantas cosas, quizás dejando que las neuronas expulsen las ideas más tiernas, quizás si las dejas y vuelan, quizás, quizás, quizás entonces ganemos en decisión al tiempo que la precisión de todo lo que pienso y de todo lo que piensas se vuelve acierto y paz, la que da la tranquilidad.
Quizás, quizás, quizás..., si te dejas ir y te vas...