Lo ya escrito

Lo que escribí en otros sitios.

Traficando con la mitad de las armas del mundo los europeos recibimos un Premio Nobel de la Paz, antes también se lo dieron al imberbe jefe Obama que tenía que vender en su mandato la otra mitad.

Europeos todos ¡Que sea por rimar! Un premio muy justo, justo, justo... Ya no importa nada, nada, nada...

Engullendo el valor de las palabras sagradas compradas, los valores de nada.

China campeona de las libertades proletarias. ¿Tú tampoco entiendes nada? Pues no pueden ser más claras las falacias.

Me lo insinuó un amigo entre sonrisas pero no lo entendí, cerebro lento y pequeño, esto va de economía.

Deberían dárnoslo también por tanta arma vendida mientras regalamos sin desmesura migajas de ayuda que cobramos acompañándola de mercancía mortífera. Para la Europa Unida el Premio Nobel de Economía.

Mentiras planetarias

Hachas, navajas, lanzas y alabardas, dagas, espadas y katanas, gas mostaza, Ántrax, granadas, fragata, arma nuclear, arma de caza, armas blancas, armas largas, La Armada, nada.

Alhaja para la Navidad. Que ningún arma sea necesaria, que entre todas las cosas que matan no usemos ni una bala de plata. Tampoco la uña que araña ni la arana.

Con a de Paz.

Navidad 2012

En la noche vieja y siempre joven cuando el mar refleja las lumbres del paseo con movimiento pobre, liso, casi quieto, melodioso silencio en eterno bucle, miro y pienso.

Disfruto la noche y el malecón con sus luces sin neones; los reflejos que en el mar se hunden amarillos, destellos largos y finos clavados en las olas mudas de cresta oscura; los brillos de luna en la negra espuma que las nubes con toda su altura anulan.

Veo el perfil en el horizonte, pequeña cumbre que desciende y bebe, cantábrica, con los dientes de Mollarri en las aguas que aparcan en la infinita playa.

Me siento naciente niño placentero y fácil, el corazón se detiene casi. En la noche huele mi Zarautz de siempre.

Con cariño para mi madre porque la quiero, la quiero hoy, la quise antes, la querré mañana y todo el tiempo, con cariño para mi madre dos besos.

Tiempo, aún escribiendo, sin publicar, aunque todo sigue igual. Unos luchando por eliminar trocitos de libertad mientras otros pelean por perderla; en medio el miedo, el miedo al euro, el miedo de una cabeza que está llena de miseria, el miedo a que nos quiten el dinero como si fuera todo lo que tenemos, o somos.

Nosotros no, óbolos todo. Todo. Todo óbolos, solo óbolos. O. O. ¡Oh! Cojo.

Presente de indicativo del verbo para mí tendida la palma mirando al cielo, así, así, así... De la misma manera que se te está ocurriendo a ti en este mismo momento, al leerlo, como se me ocurre a mí que te escribo. A ti mismo.

O redonda, moneda toda. ¿Y el cielo? Misterios. Como que arriba de ti, pobre de mí.

Tiempo, aún escribiendo, sin publicar unas letras para que si quieres las leas, para compartirlas, y si cuadra para que te diviertas con ellas. Para compartirlas. Sí, para compartirlas. Sí, sí, sí...

Auricular en la nariz, anteojos en la boca, megáfono en los ojos, no pega con cola en cerebro de piojo rueda de caucho sobre un ferrocarril. Algo no funciona en un país en el que paga el ciudadano los desfalcos de los bancos. Desahuciados. Pobres ciudadanos. Políticos engominados. El chocolate blanco no tiene pasta de cacao. Todos locos. ¿Cómo como? ¡Como como como!

Es azul, como cuando decimos buen tiempo en el cielo. Color tabú si hablamos de fuego encendido al rojo. Tiene gracia. Es una palabra y tiene tiempo. Mi anagrama. Contigo, con valor de trabajo hecho con cariño porque yo lo hago. Siempre amigo.

Hirekin, es el amigo de tu tiempo. También tu tiempo amigo. Marketing.

Hirekin

¿Te gusta? Es azul. Tiene gracia. Y tiene tiempo. Para que hagas más cosas. Para que descanses. Para que te diviertas. Hirekin, tu tiempo amigo. O el amigo de tu tiempo.

Un mundo diferente el que quiero, el que deseo para siempre, el de la buena gente. Un anhelo.

En cambio...

Sin embargo Vive otro mundo, el de la tele y engaños varios, prensa, radio, ridículas vidas como de saldo que quieren ser reales, falsedades, banalidades de pago, realidades virtuales e ideas calzadas en el cerebro después de cientos de baños en la misma noticia de pandereta, incierta. El seso lavado.

Un mundo político en ese mismo saco pletórico de bilis. Las mentiras repetidas por todos los ministros, por todas las ministras de los gobiernos y las iglesias que la realidad ciegan. Elegido por un vendido pueblo este mundo de escatológica risa orina en la pila. Letal Harakiri, no hay cerebro.

En la Ese barrada, en la E por dos barras atravesada reside la importancia de estos mundos de realidad fatua, iglesias de falacia y políticas que resbalan en quien manda, catedrales construidas para nada, vehículos de gama alta que no arrancan. Dinero, siempre igual menú. Más cerebro que se lava.

Sobre el apocalipsis. ¿No habló de ello Jesús? Caminamos por la crisis con un Ferrari sin puertas y montones de deudas porque lo recomienda, en la feria, el mismo Belcebú.

En cambio...

Sin embargo por qué no ir en bici aunque sea de la hermana, no cansa ni las deudas desangran. Ser humano que no se gasta, que no gasta ni vende. Buena gente, un mundo diferente.

Un mundo diferente

Un mundo torcido y desenfocado quiere caminar patinando y nadar en la piscina de palacio.

La codicia, característica exquisita de los cerebros podridos de amigos y enemigos, aliento de vida.

La codicia reina en un planeta de personas que no piensan pero sí pesan, tanto como la cuenta bancaria o su libreta.

La codicia, o el trabajo de mañana a devolver en montaña de usura y fatiga. El trabajo del que trabaja. Codicia que arruina.

La codicia; esa es mía, aquella es mía, la de mi amiga también es mía. Son mías.

La codicia. La quieres y la buscas porque no es tuya, no la necesitas pero te gusta. Una no, muchas.

La codicia, infinita.

En el horizonte alumbrará el sol. Así las estrellas se esconden, la luna, que hoy sí vino, se va; otro día en el que hay bien y mal.

Pasean los dedos encima del piano.

Aunque la bondad siempre sobre que no se avergüence de ser sol que sus rayos nunca deslumbrarán; en cielo azul cantarán, entre la bruma anunciarán que está.

Seda en los oídos el roce de las manos.

Camine la luna o brille escondido un infinito lleno de velas de paz las buenas acciones siempre estarán. Como la música sonríe en el piano en el horizonte alumbrará la bondad.

Brillo del Sol por las yemas acariciado, solo es necesario tocar y escucharlo. Y repetirlo. No más.