La última entrada en Blogger,
la anterior.
¿Fue el final, entonces?
Sí. Al menos hasta hoy;
que “nunca jamás” no es ley
lo aprendí antes de ayer.
Mucho antes que ayer.
En los últimos años ya escribí, allí, muy poco,
conviviendo muchas veces las entradas
con las de otros bastantes sitios,
no los recuerdo todos, así a bote pronto.
Sitios que nacieron,
algunos continuaron mientras muchos murieron
o se quedaron en el tintero del olvido,
veremos cómo los recordamos
en este nuevo sitio.
Almacén de los escritos recordados.
Por ahora, sin detenernos, continuamos.
Con Blogger compartieron el tiempo de escribir
efímeras aplicaciones como Buzz,
enseguida la defenestró Google.
Con Wave, me encantó, fue un corto frenesí
que enseguida engulleron las fauces del “me fui”.
También.
Lo de Google y sus apps llegó a ser como un bucle.
El Plus duró un poco más, pero al final fue igual,
después de mucho tiempo por mucha gente invertido
se cerró como si el interés no hubiera existido.
Aquí no hay impunidad.
Creo que sí hay, hacia el usuario, poco interés.
Hubo más, con el caminar irán saliendo,
pero el caso que causó en mí más tristeza
fue el de la adorable “Picotea”.
“Picotea” era un Twitter vitaminado
en el que unos cuantos,
como en familia, íbamos escribiendo.
Divertido,
entrañable,
ameno,
enseñante,
se escribía con el cariño
de las ardillas que comen entre los árboles;
las letras, bellotas del picoteo;
las líneas dejaban el tiesto del placer lleno.
Medium, Collabora, algo en Ghost,
un poco en Word Press.
Y muchos caminos que tecleé
alrededor.
A ver.