Necrocorrupión

Kena. Bridge of Spirits

por Manuel Monroy Correa

El gran villano (esa figura masculinizada) que corrompe un mundo para usarlo es un tema heroico en los videojuegos. Desde los más populares como Sonic the Hedgehog, donde el Dr. Eggman transforma lo que parece natural en algo mecánico, hasta Kena, una chamana que conduce a los muertos a un reposo en el inframundo (una psicopompo). El Dr. Eggman hace cyborgs, pone en acción el temor de los usos perversos de la tecnología: el sometimiento de las voluntades al mandato funcional de lo mecánico, que parece no tener más que circuitos y piezas de metal. La trasformación se da en el cuerpo, por supuesto. La fijeza, la cuadratura de la fluidez, la iteración, la fría ingeniería maquinal que en nuestra historia humana al servicio de un interés de explotación, el mercado.

Producción de objetos a nivel masivo, cuyo sustrato en el cuerpo de quien opera la máquina queda la huella de lo atrofiado en un movimiento repetitivo y duro. La gran parodia de esto se halla en el obrero de Tiempos modernos que Charles Chaplin interpretara. Es, al parecer, un cuerpo que se opone a lo inteligente; es obtuso, es obsceno. En el mejor de los casos desproporciona la moral burguesa en lo público cuando tal descompostura debía mantenerse en lo privado del interior de la fábrica: la obscenidad de la explotación del obrero sale a las calles escandalizando, mientras cobra factura al deterioro del cuerpo finito.

Este cambio de apariencia natural o de expectativa de los cuerpos dentro de lo posible de las actividades que no le llevan a la muerte, tiene la consigna de volverse mero instrumento. No es un cuerpo libre y su transformación está en virtud de su sujeción. De ahí la figura emancipadora. La emancipación puede no tener un discurso explícito detrás (¿qué interés tiene Sonic en liberar a las especies mecanizadas?).

Kena1

El caso de Kena: Bridge of Spirits el discurso va alrededor de la muerte y los cuerpos de los muertos están «corrompidos» por las pasiones. Éstas transforman los cuerpos de manera contagiosa y generan tumores en plantas, árboles, cuevas, recintos de paz. El contagio inicial se da en la cima de una montaña y de ahí se esparce, mediante una explosión, a todo el bosque y los pueblos. El propósito de Kena, la chamana-guía de espíritus hacia su «bien morir», es «limpiar» la corrupción con la ayuda de ciertas entidades que usan el agua para tales propósitos, llamadas rot (ya, en inglés, se sugiere el prefijo de rotten, «podrido»).

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