Bibliotecas en videojuegos o El recurso de llenado de fondo, 2

God of War

por Manuel Monroy Correa

Los libros son importantes, sólo para quienes los leen. Esta extraña consigna y tan común está implícita en la forma en que se representan los libros y las bibliotecas en muchos videojuegos, muchos (si es que hay libros ahí). Ya había señalado esta aparente obviedad, que deja ver ciertas sorpresas.

God of War tiene un conjunto de bibliotecas que permanecen en el misterio -aunque se les encuentre- y donde se encuentran es en los lugares más inesperados por ser difíciles de llegar. Están escondidos y son un elemento «sorpresa» (para mí lo fue... ¿Una biblioteca aquí, en medio de la nada, al final de una sofisticada arquitectura antigua, abandonada? Merecería la pena leer esos libros, ¿a poco no?).

Biblioteca de rollos antiguos en God of War

Claro, esa no es la función del juego, ¿cierto?, leer y luego, libros... (paciencia, suspiro). Por eso digo que la obviedad es aparente, pues se trata de un problema (tomemos el reto de que así sea) de representación. Cae en el carácter simbólico de la biblioteca como valor cultural y su uso meramente ornamental no hace más que reiterar (y por lo tanto, afirmar) el carácter de este símbolo. Los libros, muy valiosos -aunque para todos, en la práctica, para algunos) existen entre las costumbres y los lugares sociales que tienen dichos objetos Bueno, no se va a negar que la cosa es muy compleja (atañe al mundo editorial, al copyright y al copyleft, a la autoría, a la noción de «preservación del conocimiento» y, por lo tanto, al «mal de archivo» tal como J. Derrida lo señala).

Rollos antiguos en una biblioteca God of War

Así que apenas comenzamos... (de ahí que este sea el texto no. 2 del asunto, pian pianito).

En God of War las bibliotecas son accesibles pero sus libros no. La imagen de una antigua biblioteca nórdica (aquí debería haber una interrogación enorme) con estantes para rollos implica la importancia de almacenar los documentos... Pero están abandonados y aparentemente muy bien preservados por el clima (la verdad, uno se pregunta por qué no están destruidos o con hongo...). Ese «mal de archivo» tan inevitable de citar se resuelve con el modelo de una biblioteca de ambientación que está olvidada, es perenne pero inaccesible...

godofwar biblio

Derrida: «Ciertamente no habría deseo de archivo sin la finitud radical, sin la posibilidad de un olvido que no se limita a la represión. Sobre todo, y he aquí lo más grave, más allá o más acá de ese simple límite que se llama finidad o finitud, no habría mal de archivo sin la amenaza de esa pulsión de muerte, de agresión y de destrucción» (Mal de archivo, 27). Y con ello, está también la obsesión por el archivo, provocada por ese mismo mal, «arder de pasión» (98) por el archivo, «lanzarse hacia él con un deseo compulsivo, repetitivo y nostálgico, un deseo irreprimible de retorno al origen, una morriña, una nostalgia de retorno al lugar más arcaico del comienzo absoluto» (98).

Tal vez por eso sea tan especial la indiferencia del mismo Kratos frente a los libros y su flagrante analfabetismo. En cambio, su hijo, está muy interesado por las runas y por leer. El saber leer del hijo es un requisito para avanzar en la historia. Continuamente Kratos le manda «Qué dice, niño» frente a leyendas inscritas en piedra o mitos nórdicos dibujados en madera. La reacción de Kratos frente a todo ello es de cierto hartazgo, hartazgo cercano al que tiene respecto de los dioses y su naturaleza caprichosa. ¿Qué misterio es tan grandioso que merezca la pena gastar el tiempo aprendiendo signos? Resuena la observación platónica en Sócrates respecto de aquello escrito como lo que no vale la pena discutir y nada aporta, como lo hace la oralidad.

Quien juega está tan ciego como Kratos y accede a las narraciones mediante el niño, quien comienza a padecer esta pasión por los orígenes (este mal de archivo) que se halla en el alfabeto rúnico por el cual Odín dio uno de sus ojos...

Kratos y su hijo frente al relato mitico

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