viewINFATUADA DE AMOR
Llena de amor, solo veo amor.
Levanto la cabeza y siempre las he odiado pero hoy me encantan las gaviotas.
No he tardado mucho en darme cuenta de que no son las gaviotas, es la vida.
El agua turbia y verde, esa rama caída, el sol cuando me ciega y la sombra cuando me hiela. Me encantan.
No se trata tanto del mundo como de mis ojos al vert- contemplar.
En este momento todo lo que me rodea es lo más hermoso que jamás hayan encontrado mis ojos. En este momento estás conmigo y no tenemos prisa.
Tu belleza y tu paz son tan grandes que se proyectan en el entorno y contagian cada elemento que defino desenfocando el fondo.
He visto tierra y mar lejos de tí pero me sigue apasionando el parque de la estación porque solo lo piso de tu mano. Solo lo pido de tu mano.
Lucia Palomo
viewLOS VENCEJOS NO MARCHAN PARA SIEMPRE
Ha empezado a salir el sol y las cosas no están bien. No me preocupa, sé que nada es permanente, los vencejos no marchan para siempre.
Quizás la vida solo sea vivir los altibajos hasta que los llames por su nombre. Ser, estar, existir suficiente para reconocer que vivimos este momento con la condición de que pronto llegará otro.
Mi frenesí adolescente enfrentado por el mundo real. He trabajado tanto en deshacerme de mis problemas que olvidé los de los demás. Ahora trabajo por evitar la consecuencia.
Estoy tan lejos de todo lo que quiero y me quiere. Es una sensación tan extraña tener la certeza de que sí soy querida, pero no puedo verlo ni tocarlo; solo sentirlo. Los árboles no me dejan ver el bosque.
Este pueblo cría pusilánimes. ¿Qué pasa cuando sales y cambias? Soy cualquiera de las piedras que recojo por el camino intentando buscar mi lugar en un puzzle de juguetería.
Empecé a escribir atrapada y sola en esta habitación. Una luz muy ténue me reveló un agujerito en una esquina de la jaula. Volqué todos mis esfuerzos en mermarlo a mi favor. Un día chorreando sangre, sudor y lágrimas, el agujero se convirtió en un hueco lo suficientemente grande para escurrirme a través. Y salí. Y dejé de escribir.
¿Escapé en algún momento si me encierran una vez más las mismas paredes? Cubiertas de problemas escritos en caligrafías ininteligibles. Vuelvo a escribir porque todo es diferente, tengo cosas nuevas que decir.
La habitación sigue igual. Ahora tengo el poder de cambiarla, pero no lo haré. Aquella yo luchó con uñas y dientes para plasmarse en las paredes (y el techo, y el armario, y toda superficie disponible; maximalista yo). Juro solemnemente respetar su visión como nadie nunca antes.
Ha empezado a salir el sol pero aún predominan las nubes. No pasa nada, la brisa se las llevará y podremos quejarnos del viento.
Lucia Palomo
viewCUCO DE INVIERNO
Érase una vez, un cuco que no quiso marcharse a la llegada del otoño. Todos sus amigos persiguieron el verano atravesando continentes pero él decidió quedarse.
Al principio le fue muy bien, todos los insectos eran para él y campaba a sus anchas por los jardines. Pero llegaron las heladas y las noches frías y largas, los insectos desaparecieron y las flores marchitaron.
Sin comida ni refugio suficientes, el cuco quedó débil y desprotegido. Desesperado, se refugió en el alféizar de una casita de la zona. En ella vivía el relojero del pueblo, quien al ver al pobre animal rezagado en su ventana, decidió darle una oportunidad.
Trabajó un día y una noche para construir una pequeña casita para el ave. Se trataba de un reloj de pared donde el cuco podría vivir, con una condición:
-Al llegar las agujas a su punto más alto, deberás salir y piar para mí- Ordenó el relojero al presentar su obra al cuco.
Todo empezó bien, el pájaro tenía un lugar caliente donde vivir y no tenía que encontrar su propia comida. Salía a cantar 24 veces al día sin falta. Mas únicamente podía hacer eso, el relojero no le permitía salir de su pequeño reloj.
Al volver la primavera, volvieron también sus compañeros y el cuco debía tomar una decisión. Acabó ideando un plan desde su casita. Cada vez que salía a cantar llamaba a uno de sus amigos. Tras unas pocas noches, el cuco consiguió escapar de su reloj para encontrarse con sus amigos en el alféizar.
Abrió la ventana y les contó lo que había vivido con el hombre de la casa. Que vivía encerrado; con las alas entumecidas, solo y añorando el sol. Que no le permitía salir más que para dar las horas mientras él trabajaba. Tras el reencuentro, era el momento de poner en marcha la siguiente fase del plan. Todos los pájaros reunidos vengarían el invierno del cuco con el relojero.
Entraron todos sigilosamente por aquella misma ventana, moviéndose en fila hasta llegar a la habitación donde dormía el relojero. Le encontraron, tumbado pacíficamente en su cama, el plan se reafirmó. En un segundo, todas las aves alzaron el vuelo y se lanzaron en picado contra el relojero.
Sus restos destripados sirvieron de alimento para los animales salvajes de la zona durante varios días. La casa fue tomada como refugio por los pájaros. La gente del pueblo no se opuso ya que el relojero no era especialmente querido entre los humanos tampoco.
A día de hoy, la casa del relojero sigue siendo el hogar pacífico de la fauna salvaje del pequeño pueblo.
Fin
Lucia Palomo
viewDEBÍ IMAGINARLO
He salido a vivir el sol, me he quedado a ver el atardecer.
Nos basamos en nuestra experiencia para guiarnos por experiencias nuevas.
Abrí la ventana para sentir el olor a tormenta, cuando volví con mi café encontré el suelo goteado.
No creo en el destino porque lo he visto cambiar ante mis ojos decenas de veces.
He visto la puesta de sol, me fastidia hacer el camino a casa de noche.
No soy lo que esperaban de mí, pero yo siempre lo supe.
He alargado todos tus abrazos el triple esta tarde, se me han hecho las tantas en el tren.
Hay historias en todos los asientos para quien quiera fijarse.
He elegido la música por encima de la realidad, me he saltado mi parada.
Me despido de tí, te veré pronto. Mañana me va a doler, por costumbre.
Lucia Palomo
viewEL AMOR EQUITATIVO
El antes:
Llegas 15 minutos tarde, pero no pasa nada porque me he puesto nerviosa cocinando y he tenido que reinventar el plato. Está bien, tengo mil ideas, apunté todo lo que te gusta en un bloc de notas.
La última vez dijiste que estos macarrones eran los mejores que habías probado así que he intentado replicarlos al milímetro, no recuerdas haber dicho eso pero yo sí.
Para cuando finalmente timbres mi puerta tendré la mesa puesta como si te hubieran ascendido en la NASA. Se me ha quemado un poco de un lado así que lo he puesto en mi plato, total, a mí me gusta el socarraet.
Pondremos tu serie favorita, no es mi estilo pero estoy intentando ver qué es lo que te cautiva tanto en ella. Te he comprado el collar de la protagonista, no era muy caro, está de camino.
Dejaremos los platos en el fregadero y recogeremos moderadamente antes de salir. Te acompaño a hacer recados. Te quiero.
El después:
Aún no he acabado de peinarme y ya estás en mi puerta, con un zumo que has comprado de camino por si no he desayunado hoy. En teoría íbamos directos al super pero se ha alargado tanto el abrazo que no sé cómo hemos acabado en mi sofá. Un desayuno, un porro y varias conversaciones después parece que conseguimos salir por la puerta.
Parecemos estúpidos riendo por los pasillos... No, parecemos enamorados. No tengo ni idea de qué vamos a comer pero te persigo entre tacos de bacon y quesos que no conozco (pero intentas enseñarme). Pagamos a medias.
Apenas sé cocinar y te has tomado cambiarlo como meta personal. Pasta, tu especialidad; con nata, mi cruz. Saldré de esta cocina sabiendo cuándo deja de estar cruda y cuándo dejo de estar sola. Lo hemos manchado todo sin darnos cuenta, no estaba prestando atención. También hemos limpiado, sin prestar atención.
Hemos puesto una peli, creo, pero no la hemos visto. Me ayudas a poner el lavavajillas. Unos macarrones, un porro y varias conversaciones después ¿siesta? Te quiero, me amas.
15/02/2025
Lucia Palomo
viewSitges, 2023
El amor me ha tratado muy bien y ahora quiere la revancha.
Momentos inimaginables que ahora solo alimentarán una nostalgia voraz. Pretende cubrir todo con un tul blanquecino, y se lo estoy permitiendo.
Tuve amor un verano, el amor me tendrá para siempre. He escrito una carta de despedida, dos en realidad. Ambas encabezadas por la idea de que no se puede amar tanto, por lo menos no sin consecuencias aterradoras. Ambas declarando (que no prometiendo) que jamás querré a nadie como te he querido a tí.
Primero, no podría. Casi me destroza la primera vez, no me veo capaz de pasar por esto de nuevo. Es demasiado, esto no puede ser bueno. Me devora mientras lo devoro hasta que de ambos solo quedan migajas.
Segundo, no querría. Una vez te expliqué mi creencia de que cada persona florece el amor de una manera distinta. Te dije que el amor no es un interruptor que se apaga y enciende sino una flor que crece y florece según su entorno, según la semilla. Nadie me hará querer como te he querido a ti de la misma manera que nadie me reñirá como mi profesor de griego. Los sentimientos son irreplicables.
Por suerte o por desgracia, he perdido mis lentes rosadas. Lejos de ser algo negativo, esto me ha permitido verte fuera de mis percepciones y eternos perdones. Y es precisamente la razón por la que puedo escribir esto no como otra oda de ficción sino como una memoria a quienes fuimos.
El amor me dio la vida y luego me la arrancó.
Sitges, 2024
El amor lo es todo. Es la energía que se mueve por el mundo y enzarza a los seres vivos y su entorno.
El amor es cuando veo el atardecer y pienso en enviarte una foto para que también lo aprecies.
El amor somos todos nosotros porque “Tu existencia es prueba de que generaciones anteriores de tu rostro han sido amadas”
El amor son las personas que te acogen por el camino.
El amor es la tercera vez que me llamas hoy, aunque claramente no tengamos nada nuevo que decir.
El amor es pensar en tu antiguo yo con piedad, nostalgia y perdón.
El amor es la reconciliación después de cada conflicto, aunque empiece en conflicto
El amor es toda la música que escucho hoy pero me mostraron personas de ayer; sigue siendo amor.
El amor es cuando hacemos malabares temporales para vernos un rato.
El amor es esa vibración que te recorre al crear arte.
Tenía razón, he visto al amor brotar como flores de todos los colores y con todos los olores; en todas las personas, los libros, las plazas, las palabras.
Sobretodo en mí.
Lucia Palomo
viewPALABRAS PROHIBIDAS
Veo el pútrido futuro de cada flor, tus rosas marchitaron mis ilusiones.
Temo por la esperanza y la ilusión de quién me habla de su nueva flor. Esa emoción, irrefrenada por el futuro y todas sus posibilidades, me resulta peligrosa e impredecible. No puedo evitar rememorar el espíritu de mis viejas plantas. Las recuerdo desvaneciéndose, tras ver lo que parecía perfecta salud transformándose en tonos de otoño y pétalos caídos.
Nadie me enseñó a cuidar de mis flores como es debido. Les mostré las mejores vistas a la luna y las protegí del sol abrasador de verano. Desconfié de todo aquel que discrepó de mis buenas intenciones. Tomé tus consejos ciega y sorda al mundo.
Vi los jardines festivos de otros y seguí creyendo que el nuestro crecería lento y fuerte algún día. Un espacio frondoso y lleno de color que mostrara los frutos de tanto trabajo. Pero las semillas no brotaron, los tallos no crecieron, los capullos no se abrieron y los colores no inundaron mi casa. Después de todo, quedé sola en un jardín triste y vacío.
Tus lirios vivieron el tiempo justo para que todo el mundo viera cómo radiaban vida. Justo antes de decaer y tornarse estatuas secas de lo que antes guardaba vida y color. Les crecieron espinas y arrastraron tierra por mis suelos. Tus flores trajeron muerte y miseria a mi casa. Yo solo puedo observar y temer el próximo clavel en mi puerta.
01/2023
Lucia Palomo
viewLUNA DE OTOÑO
Creí que los mensajes que no mandaba
acabarían saliendo a la luz, en una silla de jardín
una conversación ebria que lo desvelaría todo
a corazón abierto.
El tiempo me hizo ver que aguardar
no trae soluciones, las aleja.
Para cuando nos dignemos a hablar,
las palabras habrán perdido su rumbo.
[Inspirado en Estrellas en invierno de Ben Clark]
19/02/2023
Lucia Palomo
viewPOLVO
Recuerdo la primera vez que te vi, fue instantáneo. La coincidencia jugó a mi favor y me permitió conocerte. ¿Qué iba a saber yo de tu futuro impacto en mi alma? Si yo era joven y enamorada más allá de la lógica y la consciencia.
Recuerdo aquella casa donde todo pasó. La he visitado innumerables veces, nunca físicas. El polvo se amontona y no tengo fuerzas para limpiarlo.
Pasé mucho tiempo despidiéndote. Miré por cada ventana buscando tu reflejo en cristales y lagos. Interpreté cada hoja caída como un signo del destino. Cada árbol vacío como un reflejo a temer. Mentí a amigos y familiares sobre nosotras, esperando guardar algo de intimidad. Leí y volví a leer cada mensaje buscando algo oculto que hubiera obviado en su momento. Te busqué en otras personas, pero me quedé sola. Soñé con reencuentros y despedidas diferentes a los que tuvimos. Invadiste mi vida y mi muerte. Me di cuenta por primera vez de la esencialidad del bajo y la batería en mis canciones favoritas. Lo vi todo con una lupa de profundidad. Caminé las mismas rutas hasta reconocer a los viandantes. Escribí párrafos y párrafos que perdí pero no quise encontrar. Evolucioné y pensé en si te gustaría mi nuevo yo con mis nuevos gustos y mi nuevo andar, pero no te pregunté. Asocié poemas y canciones contigo “Pero empiezo a entender que la distancia / es demasiado grande, / que todo llegará, de eso no hay duda, / pero será muy tarde cuando llegue.” y palabras de Ben Clark con tu ausencia. Acepté la sentencia de no volver a verte y lloré cuando no se cumplió.
Quieren vender la casa, no quieren escucharme. No saben que hay en sus cimientos y no quieren que se lo diga. Tirarán sus preciosas e históricas paredes abajo para convertirlo en un terreno más. No lo entienden y no se lo explicarás.
Sigo siendo joven pero no enamorada. Sigo en guerra con la lógica y la consciencia. ¿Qué iba a saber yo del impacto que continúas teniendo? La coincidencia me ha puesto a prueba, me la ha jugado y he perdido. Recuerdo la última vez que te vi, fue demoledor.
18/02/2023
Lucia Palomo