PALABRAS PROHIBIDAS

Veo el pútrido futuro de cada flor, tus rosas marchitaron mis ilusiones. Temo por la esperanza y la ilusión de quién me habla de su nueva flor. Esa emoción, irrefrenada por el futuro y todas sus posibilidades, me resulta peligrosa e impredecible. No puedo evitar rememorar el espíritu de mis viejas plantas. Las recuerdo desvaneciéndose, tras ver lo que parecía perfecta salud transformándose en tonos de otoño y pétalos caídos. Nadie me enseñó a cuidar de mis flores como es debido. Les mostré las mejores vistas a la luna y las protegí del sol abrasador de verano. Desconfié de todo aquel que discrepó de mis buenas intenciones. Tomé tus consejos ciega y sorda al mundo. Vi los jardines festivos de otros y seguí creyendo que el nuestro crecería lento y fuerte algún día. Un espacio frondoso y lleno de color que mostrara los frutos de tanto trabajo. Pero las semillas no brotaron, los tallos no crecieron, los capullos no se abrieron y los colores no inundaron mi casa. Después de todo, quedé sola en un jardín triste y vacío. Tus lirios vivieron el tiempo justo para que todo el mundo viera cómo radiaban vida. Justo antes de decaer y tornarse estatuas secas de lo que antes guardaba vida y color. Les crecieron espinas y arrastraron tierra por mis suelos. Tus flores trajeron muerte y miseria a mi casa. Yo solo puedo observar y temer el próximo clavel en mi puerta.

01/2023

Lucia Palomo