Intro: quién, por qué ¿cómo?
(así, a ojo)
Historia I: Ser joven en este sistema-mundo apesta y duele, pero si sigues el camino marcado tendrás una vida buena: prometen.
Historia II: Te subes a la expectativa, trabajas en exceso pero en algo que tiene sentido para lo común y, a todas luces, tienes una carrera de éxito.
Historia III: Algo te trae a la realidad de la profundidad de las crisis interconectadas de nuestro tiempo (Ecosocial, energética, climática, extinción masiva…). DUELO… URGENCIA…
DUELO… RABIA ¡ACCIÓN! URGENCIA
DUELO… (Bis…bis… vamos que dan vueltas en espiral las etapas…)
Ups, 💥 catacrá 💥: BURNOUT (muy a la ligera se habla… cuando te incapacita real…)
Historia IV: Me alejo de esa inercia a pasitos en lo que llamo un “salto de fe”. Llevo en esta historia un puñadico de años.
Historia en gerundio: cómo vivo (que sirva de autobiografía en presente)
Me ha dicho la gente que habita mi era que soy demasiado tantas cosas que, de creérmelas y no, me volví pila de compost: indeterminada. Ya no tengo certezas, pero cauces, veo tantos. Sigo alumbrando con mi vela de mecha silvestre allá donde está oscuro. Me muevo así. No puedo evitarme. No traigo luz pues, sino lo que vea por allá por si le sirve a alguien; por si llega a inspirar. Porque a donde necesitamos ir no hemos estado todavía. Porque la inercia paradigma nos tienen encajaditas en cajitas y damos vueltas en cuadrángulos rectos que gritan es imposible cambiar esto. Ah. Algo en mí no se los cree ni por un momento.
Refunfuño a cada ratico de lo que perturba la posibilidad de vida libre y plena a criaturas humanas y no humanas del planeta. No la perturba. La asesina con violencia; La amenaza con violencia, la hace sentir forzada a someterse. Si refunfuño será porque veo lo potencial y a veces incluso veo cachos de caminos que podrían llevarnos hasta allá. Quizás esto último no es cierto, solo que a mi imaginación le gusta salir a jugar. No diré que sostengo una verdad.
Esto es un modo de estar en el mundo ahora. Otro se llama duelo. Cuando duelo por el duelo, la inmensidad se siente realmente titánica. El cuerpo reacciona ante el peso, encorvando la espalda, llevando la barbilla al pecho, y dejando las rodillas ligeramente flexionadas, como si la rectitud ante el dolor amenazara con a partirte los huesos. Desesperación. Paraliza. Llanto desde lo profundo. Intensidad.
También habito la gratitud. De lo bello que sí encuentro y habito y me llevo y llena. La belleza. No tendría por qué perdurar la belleza tras y ante tanta violencia sistémica asumida y, sin embargo, perdura y brilla: la belleza.
Rabia me acompaña a menudo. Ira, enfado. Y si les reprimo, me hago daño. Escribo para escucharlo y entenderlo, en parte, y la bella gente que me rodea y yo nos acompañamos a escucharnos esto. Todo lo anterior. Y me gusta llamar a eso honrar. Honrar es nombrar y dejar invadir el cuerpo de lo que necesite en su totalidad. Dejarse poseer y moverse, a veces en lo que llaman locura, tal vez.
Miedo. Creo que nos da miedo que si honramos el dolor nos va a poseer para siempre, como los espíritus de las pelis de terror esas perturbadoras. Y entonces lo bloqueamos y no nos dejamos poseer en general por nada. Ni por el torrente de energía vital de estar vivas. Ilusión de todo bajo control, todo ok.
Quizás por eso también queremos bloquear el apocalipsis. Me pregunto si olvidamos que duelo y disfrute vienen juntos; que amor y miedo también. Que conectar desde ahí es lo que nos permite desbloquear y conectar con lo que consideramos “bueno” también. Me pregunto si lo olvidamos pero creo haber visto que se ha olvidado y el miedo es fuerte.
Aceptar la incertidumbre es contraintuitivo en nuestro tiempo y, aun así, lo siento esencial. Todo me lleva hacia la fe. Otra vez fe. A veces entro en estados de “Flow”, como trance, en pintura y escritura y movimiento. En esos momentos honro que me dejo llevar y ser canal y quiero aceptar que sirve a un bien superior cuando es así.
Decimos que sabemos que necesitamos transformación de paradigma pero ¿qué significa eso? ¿Se puede siquiera hacer suceder? ¿Qué significa apocalipsis? ¿Se siente en el cuerpo la extinción masiva de especies? ¿Se siente la apertura a cielo abierto de la enésima mina de cobalto, litio, boro? ¿Podríamos acompañarnos y co-liberarnos hacia una realidad distinta y que necesitamos? ¿Desde dónde actuar?
Vengo a comprometerme a escribir de todos los temas que nos llaman a contarnos las cicatrices, mostrarnos las heridas abiertas y que creo juegan entre las puertas de catarsis, co-liberación, honrar y fe. No traigo certezas ¿vale?, pero cauces. Cauces por los que invitarnos a desparramarnos. Aah… cauces en los que ser más hondamente salvajes, libres, juntes.
Porque dijo a través de mí la vida un día: “Si todo puede estar perdido, seamos voces sin miedo.” Y a veces creo que sé que quiere decir.
Virginia Victoria, el 25 de Abril 2023