Y yo

Leí, pero fue hace mucho tiempo sin entender que dependía de ti.

Es cierto, leí de ti en mí. Sin sentir.

No te miento, ahora lo siento, ya no es tiempo. Leí

sin entender, no decidí, no te vi, no te pedí,

no te di, no te sentí, no te vi, no te vi...

No entendí hace mucho tiempo antes de perderte tu sentir.

Si entendiera ahora. ¡Tarde! ¡Si estuviera seguro ahora de no fracasarte! ¡Hace tanto tiempo que no leo sobre ti!

¿Por qué te perdí? ¿Te perdería ahora? ¿No te entendí? ¿Te entiendo ahora?

Creo que fue otra cosa, más que leerte creo que debí entenderte, y sentirte, y decirte que te sentía.

Mas ¿Te sentía? ¡Por qué no te decía que te quería! ¡Sentirte!

Te leí, leí mil veces en mí y allí no decía nada,

Sin darme tiempo a sentirme te fuiste, ya no estabas, sin sentirte,

ya no estabas, a mí me sentí sin sentirte, de pronto te vi

casi poco, poco, nada. Ya no estabas.

Volví a leer tu nombre, lo escribí, te escribí, nada.

Tu nombre, no tú, tu nombre me importaba,

nombrarte era tan común sin escucharte, sin hablarte, sin escribir.

Te tenía, te nombraba, te poseía, te adornaba,

te lucía, te usaba, te presumía, te trataba,

Y te perdí, y cuando te perdí sintiéndote dentro de mí me faltabas

y vi como si fuera dios que era sin ti y yo.

Sentí dolor, me dolió, fue dolor, con dolor a mí me dolió.

Mis vidas vacías que yo no entendía. ¡Si yo era el mejor!

Incluso te regalaba flores, y relojes, y honores de ser tu campeón.

Conque quizás ahora lo entiendo no siendo “y yo”.

¿Por qué te perdí? El que respondió, allí arriba, creo que fue el quinto verso.

Y yo


El canto del ruiseñor, en el cielo hay más cosas que el sol.