Xares, de Silvia.

Xares, hermoso lar de paz, bebe en su río y mira cómo se va el agua de cristal escurrida entre verdes de hierba y txapelas de pizarra negra. Por encima una eterna Trevinca que siempre fue testigo de su estar, la más alta cima de Galicia descansa en sus piedras. Xares, recuerdo celta. En Xares nacieron mis padres.

Antes, un siglo antes que el templario, encima del castro se hincó la primera piedra de un octógono de iglesia. Un siglo y varios años antes. Diez siglos antes que mis padres. Precioso Xares ancestral lugar de piedras con mensajes por desvelar su verdad.

Xares de tierras que se labran en laderas, que se labraban sangrando las venas. Xares de fiestas, Xares de gente que vuelve a verla. A la tierra. Xares de vida, encuentro de besos escondidos en cada esquina. No olvido. No se olvida la sangre vivida. Xares. Antes que iglesia ya tenía heridas en piedras con señales. Xares. Tus huellas surcan mi infancia niña.

Estas letras arrancaron pensando en Silvia, quizás el corazón que más siente la vida del pueblo de mis padres. Xares. Saludos, prima.