Venganza

Para participar de la venganza habéis de ser pobres e infelices. No hablo de monedas baratas, no os hablo de sentiros tristes, sí hablo de lo mal que se vive si el mal nos roe las entrañas. En celdas del infierno resides, habitaciones de sufrimiento en las que se atrapa el cerebro enlodado en bilis fea y amarga. Pasan los tiempos y se repiten una vez y otra, y otra, arcadas que causa la que nunca acaba. Náuseas, vómitos de venganza.