Una niña en África
África. Todos los días una niña, tres horas son pocas de camino en polvo y roca hasta la fuente desde casa. Ida y vuelta. Ni se lo piensa selva adelante o a través de cualquier meseta seca y árida. Muertos de sed y hambre.
En casa, en donde sobra el agua, a veces la gente se emborracha cual deporte de la patria, así acaba la sobremesa en España. Hay prisa, las horas sobran para ir a la peluquería, es hora de la siesta.
Podría sentir por ello vergüenza mas no la siento, sí la siento por no hacer más intentos para evitar que suceda.
Me comí letras y palabras. También ideas enteras reducidas a una que habla de sed y de que no se ve. Emborrachado de tanto tiempo para no hacer nada a poco que pienso me pierdo. Como si pensara escribo pensar.
Pensar piensa la niña en cómo acarrear el agua otro día sin que se la coma la alimaña mientras suda las cántaras en la espalda.
Esa barandilla no existe entre los leones, si te miran y te cogen te comen.