Una mirada
De espinas adornada se sostiene en columna tierna y verde, los colores rojos acarician la mirada en infernales tonos, infinitos, toda ella desgarra los sentidos; huele; al tocarla, cual pétalo de seda, la pasión se desparrama en tinta encarnada en las yemas, acariciadas; escarlata y amarga; calla.
La mente estalla. El cerebro protesta ante tanta belleza. Burbujea la sangre desde el corazón a las extremidades. La piel, como al sol, se viste de rubores. Las piernas tiemblan. Y los labios, de amores, hablan callados.
El mirar ciega, una canción de vida suena, ausencias plenas, todos los vacíos se llenan, mis ojos admiran, adivinan, inmensa luz, pasiones conocidas que regresan, flor en seda fina esculpida, tú, contorno de líneas perfectas, asesina de retinas, tan hermosa, niña mía.
Es que en ti veo una rosa.