Trozos de ciencia
El lenguaje matemático se entiende mal, lo entienden unos cuantos que no saben explicar a los demás por qué son ocho cuatro más cuatro sin ininteligibles garabatos y algún que otro signo igual.
Los físicos descubren la felicidad describiendo a gritos el universo con leyes que explican el cuatro por ciento más o menos, imaginando la materia del Saurón Oscuro de cada cien en veinticuatro con el setenta y dos por ciento de oscuridad en la energía sideral para contar hasta hoy desde el Big Bang.
Escribe un libro sabio un arqueólogo desmintiendo lo que escribió otro que ya remienda en Internet al que corrigió las letras sabias y sin poderme detener ya leo el genoma del Neandertal sin poder dar las gracias al biólogo Nobel y sin igual por contarme de mis genes más.
Miran a los enanos y dicen que son unos cuantos.
¿Está claro? Todo en brillantina fugaz cual religión que acierta porque sí. También la evolución, porque sí, me hace feliz.
La pasta de dientes limpia los dientes y el hilo dental no hay quien lo maneje, lo mires como lo mires, en mi caso, es evidente. Un torpe de cuidado que se limpia los dientes con cepillo pero que no usa hilo incapaz de meter en la boca las manos.