Titulares

El Rey de la selva hunde la pierna y se avería la cadera. En cazar piensa la real calavera.

Tiro a tiro mata. Sangre derramada, vidas que no valen nada, placer antiguo.

La caza, una niña y el hambre. Tanto esfuerzo para caminar tan lejos a tantas niñas darían carne que la caza hoy no la entiende el cerebro.

El Rey extraño dibujado por no saber de hambre, de niñas que acarrean agua a sus padres. Solo sangre.

Rupestre es la cueva en donde duele la masa que piensa en la caza y no en verde.

Valores que sin entenderse el placer lo anteponen a mantener el nombre de la niña que muere.

El precio de una bala llenaría la selva de magia con hogazas, sonrisas y miradas alegres de niños y de niñas.

Fin de reinado, fin de la confianza, fin de una casa que en lo privado ya no reina nada.

Entre la maleza o a la altura del barro como se habla en mi barrio, así se ha dibujado la realeza.

Ella sola y con brocha gorda.