Templarios

Templarios, leyendas de un pasado sin olvidar, depende de la novela que los dibuja leerlos buenos o malos, guerreros o monjes sin más.

Templario, ilustre figura y caballero quemado liberado ya del crimen equivocado por un papa cristiano.

Templarios. Otro papa los condenó a subir al cadalso. ¿Culpables de inocencia? ¡Por qué no! Siete siglos después de la condena son perdonados los entonces muertos y robados.

Templarios. Después de que su Iglesia los arrastró por el suelo Cristo los habrá encariñado en el calor de su pecho todos estos cientos de años como a tantos otros perjudicados por la Roma que predica con las manos llenas de cruces que brillan.

Templarios. Los anillos eran de plata fina y de oro con quilates. Hoy se siguen construyendo catedrales de tamaño gigante. Eran, y siguen siendo, muy grandes. Anillos bestiales.

No resulta tan todopoderoso un Dios que sigue necesitando tamaños homenajes. Sin tener iglesia, ni grande ni pequeña, ni anillos, ni pulseras, por mí murió. Él fue un templario del amor.