Sangre y frío
Corazones.
En las rótulas de los huesos encajado en el cartílago el frío desmenuza los músculos todos juntos, y los tendones,
las uñas de los pies laceran clavadas en la piel de unos dedos de cristal que sin sentir el tocar cortan el respirar al rozar, lo qué da igual,
choca la superficie de la mano al lado, rozando, la corteza del árbol que, emperador del silencio, ha quemado las yemas de los dedos; el dorso agrietado rasga las células que se encogen cuando la palma, acartonada, atrapa las uñas de los dedos insensibles,
la sangre oscura e incansable hierve roja escuchando las razones de un corazón que late indomable, pacífica bomba que me hace libre,
también cuando el frío no perdona.
Colores y luces fotografiados en muchas veces, muchos amaneceres con el sol dibujando las nubes.