Retraso
En la sala de espera privada el tiempo, esperando, pasa. En la sala de espera de Osakidetza, un minuto, y tu tiempo es el que pasa, sencillamente, te adelantan. Así funciona lo que mal funciona y así funciona lo que bien rueda, en uno no eres lo que más importa, en el otro, comparando, como la seda.
Está pasando en esta ocasión como pasó en otra anterior, y en otra. También pasó más veces, casi siempre. Aún recuerdo aquellos médicos, como aquellos trenes, de cuando era pequeño, entonces todo se retrasaba y si era privado no importaba, también lo público mal caminaba.
Aunque las comparaciones sean odiosas lo escribo mientras espero después de terminar otras letras también relatadas como en verso, lo dejaré escrito para siempre tal y como quede aunque ya es esto relleno esperando la hora en ausencia de veneno.
Porque escribir me divierte no se eterniza mi tiempo. Un autobús ya se pierde, ya no llego, veinticinco minutos tarde mientras escribo en la tableta están siendo los culpables. Releeré corrigiendo desmanes y pequeñas o grandes faltas. Espero no escribir nuevas palabras.
El tiempo, desde ahora hasta luego, después vendrá más tiempo.