Percepciones
Nuestros montes y valles sordos auriculares en los que resuena el viento, la lluvia, los rayos, los truenos.
Auriculares del cielo o del infierno, campana que tañe o trinitrotolueno,
quizás dependa del dolor de muelas, del aroma de la brisa, de tu sonrisa o del Ministerio de Hacienda.
O de una autopista que los descalabre.
Sonar música de mares o tempestades, no es el mismo gozar.