Niños con hambre

Hoy, más bien ayer, en un rato tenía prisa como si de la vida se me escapara un pedazo si tardaba. Corrí que se me partía el alma mientras casi no vivía. Llegaron tarde y no pasó nada excepto el hambre. No tuve ganas de comer pero tuve tiempo de pensar mientras tardaban los que no llegaron, los que se disculparon cuando llamaron desde un despacho. Tuve que volver, ahora despacio. El hambre. Hoy que yo tuve prisa durante una hora, en todo el día se han muerto setenta mil personas. De hambre. Unas treinta mil eran niños y niñas muertos de hambre. No fue desagradable mientras pensaba en tanta desgracia. Pero cerrados los ojos, a oscuras lloraba en el silencio de la calle. Solo vomité dos lágrimas de agonía triste. Agonizante. Mi prisa resultaba un simple y estúpido chiste cuando ya sabía que mañana otras setenta mil personas iban a tener prisa porque se morían de hambre. Eso sí es prisa. Lo escribo sentado, sin correr, con la ventana a un lado y el ratón descansando mientras tecleo lo que has de leer. No veo la luna pero la sé. También sé que van a morir. Te acabo de hacer culpable también a ti.


Hoy, más bien ayer, en un rato tenía prisa como si de la vida se me escapara un pedazo si tardaba en preparar para comer. Corrí que se me partía el alma mientras casi no vivía por no hacer esperar el bocado. Como que llegaban tarde y no pasaba nada excepto el hambre. No tuve ganas de comer pero tuve tiempo de pensar mientras tardaban los que no llegaron, los que se disculparon cuando llamaron desde un despacho. Tuve que volver, ahora despacio. El hambre. Hoy que yo tuve prisa durante una hora, en todo el día se han muerto setenta mil personas. De hambre. Unas treinta mil eran niños y niñas muertos de hambre. No fue desagradable mientras pensaba en tanta desgracia, pero cerrados los ojos a oscuras lloraba en el silencio de la calle, cuando ya no vino nadie. Solo vomité dos lágrimas de agonía triste. Agonizante. Mi prisa resultaba un simple y estúpido chiste cuando ya sabía que mañana otras setenta mil personas iban a tener prisa porque se morían de hambre. Eso sí es prisa. Lo escribo sentado, sin correr, con la ventana a un lado y el ratón descansando mientras tecleo lo que has de leer. No veo la luna pero la sé. También sé que van a morir. Te acabo de hacer culpable también a ti.