Modificando entradas
Probando en persona para ver cómo funciona. Escrita la entrada vendrá Hirekin a comentarla en pocas palabras, entonces agarraré la goma que borra y arrancaré el segundo párrafo de cabo a rabo. Pensando y pensando, osadía verbal esta del pensar, me pregunto. ¿Para qué quitarlo? El párrafo. Si lo edito borrando un espacio, elegante, los junto, dos párrafos, los dos trozos hechos uno. Y aparte. La idea es que si después de unirlos se conserva el comentario que otro ya ha escrito podré corregir una entrada sin eliminar lo que los lectores han aportado en sus anotaciones. Téngolo en cuenta, si el comentario de Hirekin no aparece y tampoco se ve un punto y aparte los comentarios desaparecen al modificar una entrada escrita antes. Se me ocurrió al ver en lindo sitio la falta de una vocal en un indeterminado artículo, pero ya había comentarios varios y deseo saber qué pasa si acentúo una palabra en la que la tilde fue olvidada y me lo comentan sin más. Punto final.
De cuando uno no sabe y busca saber, probé y corregí hace tantos ayer que la memoria había decidido escaquearse sin recordar ni el escribir, pero sí, lo escribí; y así, aprendí.
Empezaba en aquello de hacer pruebas sin haber entendido, aún hoy, el lugar en el que estoy. Es lo que soy, no sé nada, aprendiendo tampoco sabré nada mañana, solo sabré algo.
Poco, que sabré poco y algo parece como que no se entiende con la palabra que de nada habla tecleada disparo a disparo después de lo que antecede, antes de lo que viene, revuélvolo todo. Disfrútalo si puedes.
¡Es la memoria tan vana!