Manifestantes y mangantes
Cócteles de nombre ruso, fuego, en la guerra callejera no temblaba el pulso, carreras delante de las balas, de goma, reales, costillas rotas, sangre, porras que rompen, pedradas, en el medio de la calle se queman dos contenedores, rotos y atravesados, antifaces, caucho incendiado, binomios de policías a montones, todos en fila, conduce el motorista, sentado a su espalda el que apunta las balas al pueblo revolucionado, al pobre, tanquetas que disparan agua y más balas, policías nacionales de droga emborrachados, también guardias civiles por la calle. Gritos al cielo, el cóctel por los aires. Autobuses llenos de temerosas autoridades con tricornios en el cerebro, con porras entre las piernas a pares.
Todo revuelto lo aquí escrito y lo que entonces se hizo. Fueron guerras, mucha sangre, todo fuego. El poder contra el pueblo. Atrocidades. Personas luchando libertades. Fue hace años y yo era casi nadie.
Algo ha cambiado. La parte que piensa, la vanguardia que siempre va delante. El pueblo y su conciencia.
Las manos alzadas de palmas blancas, gente sentada, no se grita, se habla, la palabra, la protesta no callada ya imposible silenciarla, respetuosa, gente honrada y generosa, la paz por delante, y la verdad, gente responsable, manifestantes. En paz. Esto es real. En el otro lado los herederos del Caudillo, la vergüenza del pueblo, subversivas tácticas de fascistas sabuesos estudiadas en viejas lápidas, engañando, con sus infiltrados, con sus mentiras, socialistas, políticos incultos, populares, el analfabeto de turno, jugando a batallitas. Borregos pagados del dinero. No saben lo que fue la guerra estos mierda.
Hoy no hay nada revuelto, todo está muy claro, la paz a un lado, buscando, al otro los herederos de Franco, guerreando. Es así de fácil, nunca nada fue gratis.
Madrid, Barcelona, Valencia, poco a poco España entera.