Leyendo un poema
El placer de leer en un pequeño poema.
Memoria, déjame que las recuerde; neuronas, dejadme.
Dejadme recordar las palabras hasta el final del poema, dejadme recordarlas hasta haber leído en todas sus entrañas, y después el olvido para que al volver a leer disfrute otra vez de las mismas letras que llenan el cerebro de infinito,
para que disfrute otra vez de placer tan grande que describir no se puede porque no sé, porque es finito el papel y el tiempo en el que vivo.
En el principio no había nada escrito, se escribirá todo mientras vivo.