Lejía y sal
Líquido que limpias dejas limpio lo sucio.
Después el agua fría y la lejía hacen lo suyo.
Hipoclorito.
Lejía que limpias desinfectando bichos. ¿Y tus residuos?
Sal. Nada más, lejía.
Solo dejas sal.
Recitan, me leen una poesía. ¿Qué entiendo? Casi nada, tan sólo la belleza de las palabras, si cuadra, poco más.
Leo una poesía. ¿Qué entiendo? Casi nada, tan solo la belleza de las palabras, si cuadra, poco más.
Leo otra vez la poesía y entiendo un poco más. Leo la tercera vez y ¿Qué entiendo? Entiendo un poco más, entiendo lo mismo, o entiendo diferente quizás. Leo más otra vez y entiendo otra vez un poco más.
¿Por fin la comprensión total? Nunca jamás, es poesía y cambia con la vida.
El escritor ya la vivió, el lector puede vivirla cada día. Riqueza viva que como ayer hoy también nació en cada una de las líneas releídas.