La bayeta
Ávida de agua, sedienta, ansiosa por beber y llenar cada poro de su ser en segundos hasta sentirse llena cual frase antes del punto con todas sus palabras, a gusto. La bayeta seca.
Trampa de microbios poro a poro, entre los pliegues cárcel por un momento corto de una suciedad que atrapa y al mundo de lo sucio vierte para volver a la carga con la ayuda del agua.