Inteligencio, ese gran desconocido
Millones de fieros Amos del asfalto nacidos tan solo para ser vendidos, ansiados, devorados y consumidos como ídolos al poder consagrados.
¡Quietos y dormidos tanto tiempo!
Millones de automóviles producidos, eslabones de cadena argollados nacidos solo para ser comprados sin que importe su oneroso destino.
¡Cuánto cuánto importa el dinero!
Millones de vehículos detenidos trescientos días de tiempo por año, quietos, solos, glotones de espacio en tristes aparcamientos aburridos.
¡Solo importó el dinero al venderlos!
Millones de coches ávidos escupidores que barren con sus ruedas las vías fagocitadoras de manantiales de vida, brea que quema de la muerte el nombre.
¡Tanta clorofila, tanto vegetal muerto!
Millones de altivos carros parados muestra de la ingente inteligencia que los crea para ser joya quieta que descansa cual móvil aparcado.
¡Detenidos en caro estacionamiento!
Millones de esfuerzos malgastados para dejarlos oxidados en el tiempo, otro uso tendrá míster inteligencio que buscar para el fruto del trabajo.
¡Ese gran desconocido, Inteligencio!
Tiempo muerto, va a llover el cielo encima del silencio.