Ayuda el necesitado

Dos punto cero, compartiendo, es la moda al principio del tercer milenio aunque ya anunciada antes de los evangelios, antes incluso de lo que aquí escribo. Lo dijo Jesucristo en el primer siglo, ayuda al compañero que lo necesite, pero hubo mucho listo desde siempre al que le gustó demasiado el dinero y, disfrazado, ejerció de cacique. Fueron los dueños de esa avaricia los que a Jesús dieron muerte y negaron el valor de su vida. Hermoso fue el mensajero como el mensaje es bueno, no así los herederos. Aquellos. ¿Tú? ¿Yo? Y estos.

Está escrito muy claro. “Ayuda al necesitado”.

Ayuda al necesitado

Camino del Calvario, dos palos que aún seguimos atormentando de encarnado ajeno ensangrentados empuñando el látigo.