Un hueco donde la tierra respira y las ideas florecen

Originalmente había propuesto una ponencia en formato académico, pero en el último momento decidí compartir un relato personal sobre mi aventura al aplicar algunas herramientas (cultivadas colectivamente en un hackerspace) en mi reciente práctica docente en DyGI. DyGI son las siglas de una muy singular licenciatura que florece en un espacio universitario centenario (la FFyL de la UNAM).

En el pequeño auditorio donde participaría estaban varixs de ellxs, estudiantes del pasado (apenas de 2022) y del presente. Para variar, yo estaba muy emocionado, mi lectura del relato fue atropellada, tenía que hacer pausas para intentar que mi voz no se quebrara, al final logré contarlo y vi en sus rostros que la emoción era compartida.

Ese fue el primer momento de una serie de sorpresas que el congreso tendría para mi. Al día siguiente presencié un ejercicio de memoria donde las y los mayores que fundaron el Colegio relataron el singular proceso de preparar el terreno en un entorno político y burocrático complicado. Aún así, arqueólogas, antropólogxs y filósofos lograron hacer un huequito en medio de las pesadas losas de concreto de la facultad para dejar que respirara la tierra en la que sembraron una licenciatura nueva.

Pienso que lo que floreció en ese pequeño espacio es muy hermoso. En 15 años, una mezcla de epistemologías, teorías, metodologías, sentires y pensares diversos han orientado el hacer de múltiples personas críticas, creativas y sensibles que trabajan con todo tipo de comunidades en pueblos, periferias, barrios y centralidades.

Conocí y reconocí personas y proyectos inspiradores, pero también me reconocí a mi mismo al reconocerles. De repente, en medio del congreso se me aparecieron mis muertos, mi abuelo materno (profesor), mi abuelo paterno (mediador y gestor), mi padre (periodista y defensor de derechos indígenas), pero también las imágenes de las mujeres que cuidan de mi vida, mi abuela materna (profesora maya), mi madre (periodista-profesora disidente-investigadora) y mi compañera (diseñadora).

En medio del congreso, en ese hueco donde la tierra respira y las ideas florecen, entendí por qué la vida me había llevado allí. Y en medio de esa celebración colectiva, una enorme alegría abrazó mi corazón, ahora lo escribo para recordar ese momento.


Boox

(Hacker audiovisual y académico crítico)