Pantalón pirata

Un niño jugaba en el parque cuando al caerse se rozó contra el suelo y se desgarró el pantalón. Lloros inmediatos de la criatura por el susto y el golpe, lloros a la noche del pantalón por el desgarro en la tela.

—Tengo un agujero tremendo en la pernera derecha. Eso… eso no hay quien lo cosa. Ya no volverán a vestirme. Además apenas tenía un par de usos, era nuevo… ¡Buaaaaah!

El pantalón se lamentaba sin consuelo. Se sentía triste, inútil y feo. Nadie lo iba a apreciar en ese estado. Oyéndolo, un pantalón más viejo se arrastró desde el fondo del armario y se le acercó. Lo enrolló entre sus largas perneras y lo abrazó.

—Tú necesitas un parche para ese desgarrón —le dijo en voz baja y cariñosa—. Así serás un pantalón… ¡pirata!

El pantalón nuevo sonrió al imaginarse. Se sentía mejor.

—¿Y dónde consigo el parche?

—Yo podría aportar parte de mi tela. Hace mucho tiempo que me retiraron y no me usan. Me gustaría ayudarte.

—Eres muy generoso, pantalón veterano.

—Quiero seguir aportando aun en el retiro. Tijeras, ¿haces los honores?

—Yo soy unas tijeras escolares, no puedo con tu tela vaquera. Habrá que decirle como mínimo a las tijeras de cocina.

Después de convocarlas, las tijeras de cocina se presentaron en la habitación sigilosas. Unos libros se encargaron de tensar la pernera del pantalón veterano. El pantalón nuevo se mantuvo al lado de su compañero para que no se sintiera solo. Rato después el pantalón veterano quedaba asimétrico de las perneras.

Los libros le entregaron el retal al pantalón nuevo.

—Tenlo cerca para que puedan usarlo. Yo regreso a mi rincón en el armario. Espero que próximamente me cuentes tus aventuras piratas.

Al día siguiente en la casa se extrañaron de encontrar un retal vaquero junto al pantalón desgarrado. Sin embargo, prefirieron no hacer preguntas y lo usaron para remendar. El pantalón nuevo tuvo que soportar el dolor de la aguja de la máquina de coser. Pensó entonces en el pantalón veterano y aguantó con valentía.

Días después volvía a salir a la calle vistiendo al niño. Incluso lo enseñaban con orgullo, como un hecho original y singular. El pantalón nuevo no se olvidó de contar su nueva vida a su compañero veterano y con el tiempo hicieron una gran amistad.


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