06/02/2025
♪ Purpurina – Antonio Gambino ♪
Estoy en un edificio todo lleno de mármol y escaleras. Muy luminoso. Son unos juzgados.
Voy corriendo de un lado para otro con 4 o 5 personas más. Estamos buscando un despacho concreto, y llegamos tarde a la hora que tenemos para casarnos (sí, el grupo en conjunto nos vamos a casar, aunque no queda claro si todo el mundo entre sí, o con alguien en concreto).
2 me llama por teléfono y me dice dónde está el despacho, y pienso “Mira!, no es malo del todo”.
Cuando llegamos, el señor que nos atiende nos hace pasar a lo que parece un aula en la que está dando algún tipo de asignatura, y nos dice que vayamos rellenando “lo del fondo”, mientras él termina con la clase.
Entre las cosas a rellenar, hay que conseguir tocar un trozo de una canción de los KISS en un teclado Casiotone, mientras se van retroiluminando las teclas (un poco a lo Guitar Hero).
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Estamos de casa rural, haciendo tiempo antes de irnos a una fiesta de Drum&Bass que tenemos luego, pasadas las 12 de la noche.
3 está perezoso, y ha conseguido liar a más gente para que se venga a la casa a hacer la previa, porque él pasa de moverse.
Cuando llega todo el mundo, intento enganchar un reproductor de música por HDMI a una vieja tele de tubo, pero el cabezal del cable se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar, se rompe, lo vuelvo a colocar...
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Estamos en Roma, dando un paseo por la ciudad, y no encontramos al resto. Cuando nos conseguimos que nos cojan el teléfono, nos dicen que nos esperan comiendo una hamburguesa con curri, en Londres.
Me río, diciendo que joder, que anda que avisan, y que ya vamos para allá.
Por el camino vemos a 4 andando por la acera de enfrente, va con unos casos orejeros negros, bailando y cantando, muy feliz.
No nos escucha cuando le gritamos que estamos al lado. Ni nos ve. Está haciendo cucamonas mirándose en un espejo, mientras se sigue partiendo el ojete.
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Estamos en un yate amarrado en el puerto de Cabo de Palos, en lo que parece ser una merienda pija.
5 y yo empezamos a comernos unos panes fritos de restaurante chino. Los 2 estamos de acuerdo en que les falta “crunchie”, rebozados en azúcar están mucho mejor.
Ambos asentimos.